Me quedé estática ante su propuesta. Por supuesto que nunca me habría imaginado algo así, porque las citas son algo "humano" y Mateo detesta todo lo que es humano.
Excepto a mi, o bueno, excepto a mi en parte.
—¿Cita? —Pregunté desconcertada. —¿Romántica?
Él asintió con la cabeza mirándome.
—Pensé en que.. siendo novios, nunca habíamos tenido una. —Dijo Mateo.
Asentí con la cabeza.
—Y bueno.. no es que no me haya dado cuenta, es solo que.. no me van esas cosas humanas pero.. —Carraspeó su garganta. —En fin, ¿querés ir?
Relamí mis labios, me sería imposible.
—Voy a ir.. pero no significa que te perdono. —Dije.
Mateo asintió con la cabeza y una sonrisa pequeña apareció en su rostro.
—Está bien. —Dijo y de pronto lució un lindo traje.
Mordí mi labio ligeramente, tratando de no sonreír al verlo tan lindo.
—Te amo. —Dijo Mateo.
Bajé mi mirada. Yo también lo amaba, pero no se lo iba a decir.
Sentí cuando sostuvo mi mano, y sin más, volvimos a desaparecer, para ésta vez aparecer en aquel lugar que él había descrito.
Había un extenso campo lleno de margaritas, y ligeras montañas a nuestro alrededor. Era de tarde y el cielo estaba más lindo que nunca, de un bonito azul mezclado con rosa y naranja, haciendo bañar el campo verde de estos mismos colores.
Miré el rostro de Mateo que también estaba bañado por la luz del sol que cada vez bajaba mas queriendo esconderse. Se veía tan perfecto ahí. Todo parecía ser perfecto aquí.
Mateo tomó mis manos y no las quité esta vez, no porque lo hubiera perdonado, sino porque era un bonito momento.
—La mesa está lista. —Dijo señalando con la cabeza detrás mío.
Miré hacia aquella dirección y no pude evitar sonreír al ver una linda mesa para dos en el centro del campo, estaba incluso decorada con un hermoso mantel beige, y las sillas eran un tanto elegante.
—No sabía que podía ser romántico.. —Dije sin mirarlo.
—Yo tampoco lo sabía.. —Dijo antes de tomar mi mano y encaminarse conmigo hasta la mesa.
Antes de tomara la silla para correrla y sentarme, Mateo lo hizo por mi, haciéndome largar una risa.
—Bueno, ahora sos un pelotudo. —Me burlé sentándome.
Él se sentó con cara de orto.
—Tras de que intento ser bonito con vos, me tratás así. —Dijo y reí.
—No debería ser algo que intentes. —Musité.
Mateo me miró a los ojos y asintió.
—Lo siento mucho.. tengo muchas cosas que explicarte que.. debí haberte dicho antes, pero creí que si lo hacía silenciosamente funcionaría, y ahora resulta que te necesito también para mis planes. —Dijo Mateo. —Creí que podía hacer todo eso, sin sentirme mal, porque, de hecho, es la primera vez que siento realmente culpa por mis actos..
Lo miré sin entender.
—Sabés que conmigo tenés que hablar más claro. —Dije.
Él asintió mientras aplastaba sus labios entre sí.
—¿Qué tal si primero comemos? —Propuso nervioso.
4/5.
¿Cómo van?
Si no han leído las novelas de billiethunder no se que están esperando.<3