Había estado muy entretenida pensando en ese beso los últimos dos días, no podía sacármelo de la cabeza, aunque fuera un acto simple.
Osea, me besó un demonio. No es fácil de asimilar.
Tampoco había tenido reportes de él, en lo absoluto, mucho menos me atrevía a invocarlo.
Miré el mensaje en mi celular de Santino diciéndome que si necesitaba que pasara por mi. Lo ignoré y terminé de empacar todo para el colegio.
—Ma. —Toqué la puerta de su habitación.
—Hola. —Dijo ella.
Miré sus ojos cansados y las ojeras debajo de estos. Quise sentarla y volver a cuestionar que sucedía, pero no le dije nada porque probablemente solo haría que las cosas empeoraran.
Sin embargo, mi cabeza estaba hecha un nudo.
Bajé las escaleras y al abrir la puerta para salir me di cuenta de que estaba Santino afuera en el auto.
Él sacudió su mano, a lo que yo rodando los ojos cerré la puerta y me dirigí a éste. Abrí la puerta de copiloto y entré.
—Hola. —Saludé y planté un pequeño beso en sus labios.
—Hola, ¿por qué no contestabas? —Preguntó mientras comenzaba a avanzar.
—Ya hablamos de eso. —Dije bajando mi mochilla de mis hombros y poniéndola abajo, sobre mis pieas.
—¿Y qué esperas que haga? ¿Qué me conforme con eso y pierda de a poco a mi novia? —Preguntó.
—No espero nada de vos, la verdad. —Dije acomodando mi cabello.
—Seguís con esa actitud desde que fuiste a esa casa. —Dijo molesto.
—Es mi problema. —Me giré a hablarle molesta. —No sabés lo que me ha estado pasando, mucho menos la situación en la que se encuentra mi mamá.
—¿Tu mamá? —Cuestionó confundido.
—Solo cállate y deja de juzgarme, como si no supiera que lo único que querés es meterte entre mis piernas. —Bravé.
—No es cierto. —Dijo firme.
Yo resoplé y saqué un gloss de mi bolso par luego aplicar un poco en mis labios.
En cuanto finalicé esto, iba a bajar el retrovisor un segundo para verme pero me sobresalté cuando vi a Mateo sentado atrás con los ojos blancos.
Me giré enseguida y lo vi allí sentado, moviendo un poco la mano en señal de saludo.
—¿Qué pasa? No me jodás. —Dijo Santino.
—No pasa nada. —Dije guardando el gloss y mirando al frente.
De pronto me sonrojé al recordar el beso que me había dado Mateo, era inevitable no pensar en él. Aún no confiaba en que él no leyera mi mente sí que traté de despejarme y miré hacia la ventana esperando para llegar al aburrido colegio.
5/5
Lxs amo muchoo<3