Me acerqué lentamente hasta él y me subí a la cama para luego, subirme sobre él.
Miré a Mateo fijamente antes de agarrar su miembro con mi mano y posicionarlo bien en mi entrada. Mordí mi labio mientras me dejaba caer en él, penentrándome.
Ambos soltamos un gemido y yo cerré los ojos antes de comenzar a mover mis caderas un poco.
—Amelia.. —Dijo Mateo excitado y yo cerré mis ojos antes de comenzar a dar pequeños brincos sobre él.
Semi abrí mi boca y dejé que los gemidos salieran de mi boca sin cohibirme a nada.
Mis paredes estrechaban gustosas el miembro de Mateo, recibiendo el placer que éste les proporcionaba.
—Me encanta. —Gemí tirando mi cabeza hacia atrás.
Jadeé cuando sentí como apretaba mis pezones suavemente. Abrí mis ojos y lo miré, su expresión denotaba lujuria por todas partes.
Aceleré mis movimientos cuando me sentí bastante excitada mientras llevaba mis manos al pecho de Mateo para poder hacerlo mejor.
—M-mateo ¡ah! —Gemí mientras sentía sus manos apretar con fuerza mi trasero.
Él estaba disfrutando de mi, tanto como yo de él.
Sus manos inquietas no paraban de toquetear mi cuerpo.
Me tensé cuando sentí su mano en mi clítoris.
—Teo.. ¡ngh! —Gemí muy excitada cuando sentí como masajeaba allí.
Divisé una sonrisa maliciosa en su rostro y grité cuando sentí como levantaba sus caderas, haciendo mas deliciosa la sensación al ser embestida por él.
Solté un gemido alto mientras él seguía estimulándome, y dejé de de dar saltos, para caer rendida sobre él.
Había llegado a mi orgasmo, aunque estaba segura de que él no.
Me bajé de encima de él y me dirigí hacia su miembro para hacerlo terminar con un oral, pero su brazo me detuvo tumbándome en la cama.
—¿Q-qué..
—¿Pensaste que ahí terminaba? —Dijo sonriente.
Podía ver su miembro aún duro.
—Quiero más, y más, de vos. —Dijo mientras se posicionaba entre mis piernas.
Comenzó a besar mi cuello mientras su mano volvía a mi feminidad oara estimularla, y segundos después pude volver a recuperarle el gusto, de nuevo excitada.
—Porque si yo quiero, vamos a hacerlo toda la noche. —Advirtió y pasé saliva.
¿Él sería capaz de hacer eso?
Mateo empezó a besar mis senos y jadeé al sentir como mordía y tiraba suavemente de mi pezón.
Me estaba volviendo loca.
—¿Quieres más, eh? —Preguntó alejándose un poco de mi.
Asentí excitada, el provocaba todo ese deseo en mi. Quería tenerlo nuevamente dentro de mi.
—Entonces, vamos a hacerlo.
Me tensé cuando vi como vendaba mis ojos.
Amigo, les gusta? Gg