Por un momento seguí sintiendo el ardor en mi piel, mientras respiraba el aire fresco. Pero mientras pasaban los segundos, pude sentir como el aire fresco golpeaba mi cuerpo.
Estaba mareada, atónita ante lo sucedido, sin entender muy bien que había ocurrido.
—Ya está todo bien. —Dijo Mateo acariciando mi rostro.
Miré a mi alrededor y recién me di cuenta que estaba acostada de nuevo en el pasto, con mi cabeza en las piernas de Mateo.
Cerré los ojos asustada al recordar todo lo que había visto allí, todas esas risas resonaban en mi cabeza. Esos rostros espantosas.
Tapé mi rostro con mis manos y comencé a sollozar.
—Sht.. ya está todo bien.. —Seguía escuchando a Mateo hablar.
Me levanté de sus piernas y lo miré molesta.
—¡Te odio! —Grité sintiendo las lágrimas correr.
—Sabés que no. —Sonrió.
—Fue horrible. —Dije llorando.
Mateo suspiró antes de abrir sus brazos y atraparme entre ellos para estrecharme a él, necesitaba la frialdad de su cuerpo, quería borrar todo rastro de lo que sea que haya vivido.
—Mi piel ardía mucho, y esas manos tocaban todo mi cuerpo.. —Dije sollozando en su pecho.
—Pero lo superaste. —Dijo acariciando mi cabello.
Me alejé de su pecho para mirarlo a los ojos.
—¿Qué fue eso? —Pregunté frunciendo el ceño. —¡Se que me lanzaron al infierno!
Mateo ladeó la cabeza y asintió.
—Por eso caíste en mis brazos. —Dijo Mateo.
Mi cuerpo se estremeció.
Quizá era así, quizá él era el infierno disfrazado por esa cara hermosa.
—No volvás a llevarme allá, por favor. —Dije con temor.
—Eso depende de ti. —Dijo Mateo y su sonrisa desapareció. —Te lo buscaste.
—¡Yo solo busqué respuestas!
—¡Las cuáles yo te prohibí! —Dijo molesto.
—¡Porque no querías que me diera cuenta que me querías matar! —Grité.
Mateo rió. —¿Y por qué no lo he hecho aún?
—Porque querés mi alma, para revivir a tu "amor". —Dije y pasé saliva amargamente.
—Te dije que por ti la iba a dejar ir, y no estoy mintiendo, y no quería que lo supieras porque entonces no me creerías a mi. —Dijo Mateo. —Ella ya no me importa.
—¿Y entonces yo si te importo? ¡Me acabas de mandar al infierno! —Grité y temblé de pánico con tan solo recordarlo. —Alejate de mi.
Él frunció el ceño mirándome molesto.
—¡Escuchame bien, Amelia! —Gritó Mateo agarrando mi rostro entre sus manos. —Somos el uno para el otro, yo nunca voy a alejarme de vos. Dije que me quedaría con vos, si te quedabas conmigo aunque me vieras con el infierno encima..
—Y eso signifique que me queme con vos. —Terminé lo que me dijo algún día.
—Pasaste por mi infierno, y aunque te mueres del susto, aún me amas. —Dijo Mateo y su sonrisa se ensanchó. —Por eso no dudaré nunca en elegirte a vos, porque ella no me amaría luego de esto.
—¿Por qué estás seguro de que te amo? —Pregunté.
—Decime ahora que no lo hacés. —Dijo Mateo.
Me quedé en silencio.
—Me amas. —Sonrió. —Porque amas mi fuego, amas arder conmigo.
—¿Y eso vale algo? —Pregunté.
—Vale todo.. —Dijo seguro.
No tenía palabras, no sabía que creer.
—¿Seguís dudando? —Preguntó Mateo.
—No es fácil confiar en alguien que quería o quiere usarte para revivir a otra persona. —Dije.
—Te voy a decir una cosa Amelia, y más vale que prestés atención, porque al menos no pienso repetirla por hoy. —Dijo serio.
Me tensé al sentir sus fríos labios encima de los míos. No los movió, solo dejó que hicieran contacto por un momento.
Se alejó de mi y me miró serio.
—Yo te amo.
BROOO. Primera vez bro.
Ya me voy a dormir, les amo<3