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ARIA

- Ya puedes pasar Aria -la secretaria me dio paso a la sala-
- Gracias -mostré una pequeña sonrisa-

Entré a la sala a la que llevaba viniendo estos últimos meses y salude a la que todo este tiempo había sido mi psicóloga, Mar.

- Hola Aria -siempre tan sonriente- ¿cómo estas?
- Bien -dije tranquilamente y me senté regalándole una pequeña sonrisa-
- Me alegro -sacó su carpeta- ¿hiciste lo que te pedí? -asentí y le entregue la hoja-
- Bien hecho Aria, puedo ver que estás más tranquila hoy.
- Me siento poco a poco mejor gracias a ti Mar -suspire- pero...
- ¿Pero? -me animo a hablar-
- Esta semana lo he pasado mal por las noches, me he levantado llorando y gritando muchas veces y no he descansado mucho -mire mis manos- no quiero que Javi cargue más con mis pesadillas.
- Javier cargara con todo lo que venga de ti, al igual que tu harás con él -me miró determinante- por algo estáis juntos, os respetáis y os queréis. Pocas miradas como la que te da cada vez que viene a recogerte he visto a otros jóvenes con sus parejas -me sonroje- se que estamos trabajando en ello pero recuerda confiar en tu persona Aria. Nadie es más que tú ni menos que tú, eres Aria y eres especial por ser quien eres.

Asentí procesando sus palabras y sintiendo un agradable calor en el pecho.

-Bien -sacó unos papeles- vamos a hacer una diana con todos tus miedos, es una especie de juego.
- ¿Una diana? -dije confundida-
- Si -sonrió- en la cual pondremos cada uno de tus miedos y traumas. Iremos hablando de cada uno de ellos en las sesiones de manera profunda  y tacharemos el cuadrante con un dardo cuando asimiles lo que quiero conseguir con ello.
- ¿Qué quieres conseguir con ello? -pregunte confundida de nuevo-
- Nuestros miedos o traumas más profundos no pueden suprimirse Aria, no se pueden evitar, tenemos que aprender a convivir con ellos y a mantenerlos en un límite.
- No sé si pueda hacerlo -dije nerviosa- no quiero hablar de ellos...
- Tienes que hacerlo cielo, sólo así podremos avanzar y yo estaré contigo en todo momento ¿está bien? -suspire y asentí lentamente- ¿quieres empezar con tu primer trauma o miedo?
- ¿Me pasas la caja de pañuelos? -dije firmemente y sentí como asentía con su cabeza-

BNET

- Jajajajajajaja no seáis así cabrones -escuche decir a Gazir- voy bien para el concurso de outfits.
- Eso habrá que verlo en la jornada del sábado -respondió Errecé-
- ¿A qué hora tenemos que estar allí? -pregunte recogiendo mis cosas-
- A las 4 de la tarde para las pruebas de sonido Javier -respondió Eude-
- ¿Traerás a Aria? -preguntó mi amigo Ginés-
- Me gustaría que viniera -sonreí débilmente- depende de como esté, no la forzaré a nada.
-¿Cómo ha estado estas semanas? -me pregunto mi amigo algo alejado de los demás-
- Ha estado bien pero con algunos altibajos -lo mire- gracias por preguntar Ginés.

Aria iba mejorando poco a poco pero esta semana había estado muy mal y por las noches siempre se levantaba llorando o gritando. Me preocupaba por ella y por consecuencia yo tampoco había descansado mucho estos días.

No quería que pensara que era una carga para mí porque la conocía, simplemente quería que fuera a mejor y por ello hablé con su psicóloga para que tuviera hoy una cita extra con ella.

Estaba yendo una vez al mes a una psicóloga de pago que realmente era muy buena y estaba ayudándola mucho. Los primeros meses se quedó en casa pero después se fue a su pequeño apartamento y yo me fui con ella, prácticamente me la pasaba allí cuando no estaba con mis amigos o trabajando.

En la universidad iba muy bien, algo que me fascinaba de Aria era la capacidad de sacar adelante sus metas personales por muchos problemas que tuviera encima. Se había refugiado mucho en estudiar y las matrículas de honor en su carrera eran la prueba de ello. Estaba orgulloso de ella y de todo lo que estaba logrando tanto física como personalmente.

-Bueno gente -levanté mi mano- nos vemos el sábado.
- Hasta luego Javier -dijeron todos al unísono- dale recuerdos a Aria -asentí con una sonrisa-

Fui a por mi coche y me puse en marcha para pasar a recogerla de la consulta de hoy. Habían pasado muchas cosas desde que Aria llegó a mi vida pero no me arrepiento de ninguna de ellas. ¿Qué si mi vida había cambiado? Si, y sentía que en cierto modo estaba creciendo como persona al estar a su lado, estaba feliz si la tenía cerca.

Paré el coche cuando vi la puerta de la consulta, era en la propia casa de la psicóloga, en uno de los barrios más destacados de Madrid.

Salí a esperarla fuera del coche y puse las luces de emergencia. Aria salió y al verme apoyado en el coche dejó escapar una pequeña sonrisa haciendo más rápidos sus pasos hacia mi. Lo siguiente que sentí fueron sus labios sobre los míos, los echaba de menos.

Pase mis manos acariciando su pequeña cintura lentamente y dejando paso a su lengua, recibiendola con amor y cariño, recibiendola dándole todo lo que tenía para ella. Se separó lentamente y se quedó así, sin decir nada apoyando su frente en mi barbilla. Alargue mi beso en su frente.

-Te quiero -dije suavemente-
- Te amo -me respondió y sonreí-
- ¿Cómo fue? -puse un mechón de cabello tras su oreja-
- Fue muy bien, esta semana no te haré despertarte -me respondió sonrojada-
- Me despertaré las veces que haga falta -susurre para que solo ella escuchara- así que no me tienes que pedir disculpas por ello.
- Está bien ... ¿qué te apetece hacer? -levantó una ceja y me miró-
- Me apetece lo que tu quieras -me limite a responder-
- No seas así Javi, siempre me respondes lo mismo -hizo un puchero demasiado tierno-
- Es que es verdad, ya sabes como soy -mientras estuviera con ella estaba disfrutando, lo demás me daba igual-
- Bueno... ¿te apetece comer un helado? -me dijo con una sonrisa-
- Me apetece comer otra cosa -vi como se sonrojo de nuevo al escuchar mi respuesta-
- Javiiiii -me pegó en el hombro-
- Ey -solté una carcajada- era una broma.
- Otro día te prometo que te dejare comer otra cosa -me sonrió tímidamente-
- No te sientas presionada, esperare lo que haga falta ¿está bien? -acaricié su mejilla-
- Gracias... ¿vamos?
- Vamos -afirme subiendo al coche-

Hace cinco meses que tuvo lugar el atentado en el centro de Madrid pero Aria tuvo traumas y empezó a tener miedo de las mismas personas que estaban con ella día a día, incluso de nosotros. Fue entonces cuando decidimos que era necesario que fuera a un psicólogo.

Desde entonces no tuvimos relaciones o apenas pude tocarla aunque cada vez iba a mejor. El aborto natural que tuvo por culpa de la bala también influyó negativamente porque tuvo que seguir yendo a revisiones al hospital pero ya estaba mucho mejor.

Deje el coche cerca del apartamento y fuimos con nuestras manos entrelazadas paseando hacia el centro de Madrid. Me encantaba cuando se ponía el sol, era precioso al igual que la compañía que tenía en este momento.

Y es entonces en estos momentos al verla sonreír y reír con un helado en la mano que me doy cuenta que no quería nada más que esto, nada más que su compañía en mi vida y verla bien, fuera conmigo o sin mi, pero verla feliz.

Creo que ahora podía entender perfectamente lo que significaba estar dispuesto a todo por una persona, incluso a dar tu vida por ella.

Ahora entendía lo que era estar enamorado.

































Me estoy encariñando con ellos como personajes, son demasiado

FearlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora