ARIAMe levante algo cansada pensando en el día que me quedaba por delante. Hoy iba a comer en nuestro restaurante el embajador de Inglaterra y tenía que salir todo bien, por ello iría al trabajo unas horas antes.
Este mes había contado con la ayuda de Belén para muchas cosas, realmente no sé qué hubiera hecho sin ella. Había intentado que entrara en razón para que yo le contara a Javi pero no veía el momento para hacerlo, aunque sabía que él merecía saberlo y no podía ocultarlo para siempre.
Me metí en la ducha dejando de lado mis pensamientos y me limite a arreglarme para desayunar y salir hacia el trabajo. Me puse una pequeña venda reductora en mi vientre para que no se notara tanto pero ya iban casi 5 meses.
Mi jefa no era tonta y ya se había dado cuenta semanas atrás pero no me puso ninguna excusa para que dejara el trabajo, solo me pidió que no hiciera sobreesfuerzos y que cuando quisiera pidiera una excedencia en el trabajo.
No me di cuenta que ya estaba en la Gran Vía justo frente al restaurante donde trabajaba. Salude a mis compañeras y procedí a ponerme el uniforme que me habían dejado preparado.
-Chicas -Lorena, la jefa, entró a los vestuarios- repasemos los puestos de hoy -sacó una pequeña hoja de papel plastificada- Julia estarás en la mesa 6.
- De acuerdo -dijo la chica-
- Malena y Juan servirán la mesa de la empresa de Urban Roosters.
-¿Que? -me arrepentí al hablar-
- ¿Algún problema Aria? -me miró Lorena-
- No -dije rápidamente- sólo que me sonaba el nombre de Urban Rooster -que mal mientes-
- Si bueno, son los freestylers que están dando tanto revuelo en España últimamente -asenti incomoda-¿Porque tenían que venir hoy? ¿No podían venir otro día? ¿Estaría él?. Mis pensamientos se vieron interrumpidos de nuevo al escuchar mi nombre.
-Aria -asenti- tú estarás en la mesa del embajador como dijimos junto a María -suspire y asentí de nuevo- estáis cualificadas y tenéis la imagen perfecta para mostrar ante ellos.
Siguió repartiendo los puestos mientras yo estaba mentalizándome de todo lo que tenía que hacer durante el día. Una vez estuvimos todos preparados salimos cada uno a nuestras mesas correspondientes.
Sentí miradas de distintos ángulos pero me limité a tranquilizarme y a caminar hacia la mesa que tenía a mi cargo. Hombres de chaqueta con relojes y bisutería bañada en oro estaban sentados hablando y riendo. Tome la orden de las bebidas en primer lugar y me retiré hacia la cocina.
En ese pequeño recorrido me di cuenta que algunos de los chicos entre los que se encontraban Alfonso y Sergio estaban sentados unas mesas más apartadas de la que me toco a mi.
Tan distraída que estaba buscando al chico de ojos marrones que choqué con otra persona. Sentí un escalofrío al mirar al desconocido que tenía delante, se veía nervioso y llevaba una maleta grande a su espalda a la cual se aferraba como si su vida fuera en ello.
-¿Estás bien? -pregunte-
- Todo bien -note un acento extranjero al escucharlo hablar-
- Bien -le regale una sonrisa torcida y seguí mi camino-Así pasó el mediodía, había visto al castaño cuando había salido a tomar la orden de comida en la mesa del embajador, habíamos cruzado miradas y me di cuenta de cuánto lo echaba de menos.
No se había dado cuenta de mi abultado vientre gracias a que el uniforme me cubría bastante esa zona pero sentía cada segundo su mirada sobre mi y me ponía nerviosa en cierto modo.
Suspire y salí de nuevo de la cocina para entregar la cuenta a la mesa que me había tocado. Al llegar la dejé con una sonrisa y los políticos que había en ella junto al embajador me agradecieron con una pequeña sonrisa.
Es una lástima que en un segundo la vida puede dar un cambio drástico sin saberlo, saber que esas sonrisas ya no iban a sonreír más y que la maldad seguía siendo partícipe en este pequeño y tan grande mundo.
Lo siguiente que escuche fueron gritos de la multitud que se encontraba en el restaurante junto a una infinidad de disparos que no cesaban.
Asustada busque con mi mirada a Javier el cual hizo lo mismo y me miraba preocupado desde el lugar donde se encontraba, unas dos o tres mesas a mi izquierda. Con una mirada que reflejaba miedo me señaló el suelo para que me tumbara y eso hice pero al hacerlo me quejé de dolor.
Mis lágrimas salían sin poder pararlas al ver a mi derecha a las personas que antes había atendido en el suelo sin vida. Las personas seguían gritando e intente moverme un poco hacia la parte trasera de la mesa pero los disparos seguían y un hombre empezó a decir que nadie se moviera.
Era el mismo con el que había chocado anteriormente y se había puesto algo en la cara para que no lo reconocieran, tenía un arma en su mano y quise llorar más al ver como actuaba y como seguía disparando.
Momentos más tarde las sirenas de policía se empezaron a escuchar fuera del restaurante. Seguía buscando con mi mirada a Javi pero no lo veía por ninguna parte y en este momento solo quería tenerlo cerca para decirle cuánto lo quería y cuán estúpida era.
Habíamos sido presos de un destino que no jugó a nuestro favor pero sólo nosotros podíamos cambiar eso y yo estaba decidida a hacerlo. Al fin y al cabo podríamos ser felices los tres ¿no?.
-ARIA -era el-
-JAVIER -sentí un sollozo que salió de mi garganta-Me desesperaba el no poder verlo por ninguna parte y me estaba encontrando mal, me sentía muy débil y no sabía porque.
-Callaos todos mierda -gritó el hombre y disparó esta vez al techo-
-Aria -escuche de nuevo su voz en un tono bajo y mire a mi izquierda-Javi estaba tumbado sin quitar su mirada de mí e intentaba llegar hasta a mi pero negué con mi cabeza, no quería que nada le pasara. Sentí como un líquido bajaba por mis piernas y como el padre de mi hijo cambiaba la expresión de su cara.
Me asuste al ver una gran cantidad de sangre salir de mi zona baja y también de mi vientre, me había rozado una bala o me había dado de pleno pero no estaba segura porque empecé a tener un ataque de ansiedad. El dolor no cesaba y busqué con la mirada de nuevo a Javi pero no lo veía por ninguna parte.
¿Donde estabas Javier?
La vida es un instante
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Fearless
RomanceTodo lo que vivieron y sintieron se encontraba únicamente guardado en su piel y alma. Valía la pena luchar por lo que valía la pena tener, pero ellos fallaron en el intento. Quizás no era la persona adecuada, o quizás no era el momento adecuado par...