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No me tenía contenta del todo volver a escuchar esa voz, así que me di vuelta para confirmar que era Lucas.

— ¿Qué haces aquí? - pregunté con molestia — Pensé que te quedó claro que no quería saber de ti.

— Lo sé, quiero pedirte perdón pero hago esto porque me preocupas y quiero que entiendas que él no es lo que parece. - dijo mientras se acercaba.

— Yo sé lo que pasa y es mi vida, decido a quiénes tener cerca y en definitiva a ti no te quiero ¿Crees que no sé que tiene trastorno de personalidad? - respondí mientras me alejaba.

— T-trast..

— Suficiente, lo haces parecer el villano de la historia cuando en realidad el quiere lo mejor para mí, así que permiso.. debo finalizar con mis pendientes del día. - interrumpí.

Lucas quedó helado después de escuchar mis palabras, salí del vestidor para ir directo a pagar y al fin retirarme del lugar antes de darle la oportunidad a Lucas de acercarse.

Narra Lucas:

Esto no me pintaba bien, ella no podía estar cegada por el amor que sentía por aquel. En realidad, sólo quería abrirle los ojos de que no era la misma persona que mostraba ser en internet pero terminó golpeándome con la realidad.
Más que nada, debo protegerla pues ese imbécil no es capaz de controlarse y puede hacerle daño.

Le di tiempo para que ella saliera de la tienda, no sabía si era legal lo que hacía pero en realidad estaba preocupado, la seguí en su trayectoria hasta llegar a casa, me estacioné de manera que ella no me viera y ahí estaba él esperándola en la puerta. Era sospechosa la situación pues noté la cara de asombro que tenía ella al verlo.

...

— ¿Qué haces acá? - pregunté sorprendida.

— Sorpresa, quería visitarte pero antes de que hagas más preguntas debes seguir mis indicaciones. - me miró fijamente colocando la palma de su mano en mi mejilla. — ¿Acaso se tiñó el cabello castaño? - pensé, era muy tonta en ese momento para reaccionar pues no procesaba el momento pero que hermoso se miraba.

Bryan procedió a cubrirme los ojos, el tacto de sus manos con mi cintura quemaba, como siempre.. me hacía sentir nerviosa. Escuchaba atentamente a sus indicaciones, era imposible concentrarme teniendo su melodiosa voz susurrándome al oído, cuidaba mi camino para no caerme mientras apretaba un poco mi cintura.

— Quitaré mis manos, y a la cuenta de tres quiero que abras los ojos. - susurró por última vez mientras retiraba sus manos lentamente de mi rostro. — Uno, dos, tres...

El latir de mi corazón iba demasiado rápido, había un pequeño picnic que al parecer preparó, había botanas, velas y flores... Con una pequeña carta en el centro ¿Cuál era la ocasión especial?

— Bry.. ¿Qué es esto? - pregunté nerviosa. — Pensé que estarías ocupado hoy, ¿A qué se debe?

— ¿No te gustó? - sonaba desanimado.

— Me encantó, pero de verdad me sorprendiste.

El chico castaño se acercó para abrazarme fuertemente, entre sollozos le dije lo mucho que lo quería. — ¿Estás llorando? Quiero que sepas que mereces mucho en este mundo. - dijo mientras acariciaba con delicadeza mi espalda.

Ambos nos sentamos en el patio, él se sonrojaba con los cumplidos que le hacía por su nuevo look. Había un hermoso atardecer, no podía quitar mi mirada en algo más hermoso que eso, y era él, con esa mirada profunda de ojos marrones; encontraba mi galaxia en ellos.

— Creo que llegó la hora indicada para esto. - dijo sacando unos pequeños lienzos y pinturas.

— Wow, de verdad que me estás sorprendiendo. - tomé el lienzo mientras le regalaba mi mejor sonrisa.

Ambos nos encontrábamos ahí tranquilos pintando el atardecer, la verdad era que Bryan no era muy bueno pintando pero hacía su mejor intento; Era un momento especial, pequeñas acciones que me dejaban claro que sí sentía algo real por mí.

Acerqué el pincel a su rostro dejándole una marca de pintura, comencé a reír pues era graciosos la cara de indignación que tenía. — Me vengaré. - dijo mientras tomó pintura con sus dedos para terminar manchando parte de mi rostro.
Hicimos una pequeña guerra, de alguna manera el terminó encima mío sólo viéndome fijamente a los ojos dejando una conexión que probablemente nunca había sentido con nadie.

— Vamos, hay que limpiarnos. — dijo quitándose rápidamente para tomar unos pañuelos. - ¿Acaso lo incomodé? me pregunté.

Una vez que nuestras caras ya no tenían rastro de pinturas, él me pidió que leyera la carta que se encontraba en el centro con las flores.

— ¿Te gustaron?

— Muchísimo, es la primera vez que me regalan flores. - contesté sonrojada.

Él sonrió cabizbajo para que no lo viera, después me entregó la carta.

"Ilumina una vida" decía la portada.

— Ábrelo, espero que también te guste.

"¡Hola! Esta es una carta de una pequeña organización, esta persona quiere regalarte un momento mágico, así que mandamos un farolillo para que pidan un deseo y se haga realidad, disfrútenlo".

Después de leer la carta miré con asombro a Bryan y él ya se encontraba armando el farolillo que nos habían mandado, se me hizo un detalle muy bonito y único así que me acerqué para ayudarle, al finalizar, fui a casa a buscar un encendedor para prenderlo.

Eres la chica de mis sueños, aquella que nunca creí tener pero llegó en el momento indicado, sacas lo mejor de mí y doy gracias a la vida por haber cruzado nuestros caminos, ahora te pregunto, ¿Quieres compartir una vida conmigo?

¿Acaso dijo eso o estoy soñando?  pensé, mis ojos se cristalizaron, di un gran suspiro antes de responder aquella pregunta tan importante que realmente no me esperaba en lo absoluto.

— Sí quiero, que el destino ilumine una vida bonita y sana para nosotros.. Que nos permita crecer y aprender uno del otro, que me permita estar siempre contigo. - respondí.

Ambos soltamos el farolillo al mismo tiempo mientras este subía lentamente, nos abrazábamos y al mismo tiempo no retirábamos la mirada del cielo, él tenía una gran sonrisa... Me pidió ser su novia, y no hay duda de que lo hizo de una manera mágica.

— Sé que este tiempo ha sido difícil, pero has permanecido a mi lado y eso me ha dejado la seguridad de que estoy con la chica indicada, con la única que quiero estar. - susurró.

Tomó mis manos mientras con las yemas de sus dedos las acariciaba lentamente. Se acercó haciendo que nuestros labios se unieran en un delicado y dulce beso.

P S Y C H O P A T H  [𝗕𝗿𝘆𝗮𝗻 𝗦𝗞𝗮𝗯𝗲𝗰𝗵𝗲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora