Capítulo 31

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*Narra Slenderman*

—Nina y Jane, estais castigadas. Vuestro castigo será barrer el patio y fregarlo. —Asigné los primeros castigos.

Jeff se dirigía a la puerta "sigilosamente" para librarse del castigo, pero al estar herido parecía más bien un mapache ebrio.

—Jeff... —Lo nombré antes de que pusiera su pálida mano en el pomo de la puerta.

Jeff se paró y se encogió de hombros.

—¿Si, Slender? —Se giró hacia mi, mirándome asustado.

—Tu no estarás castigado por que si no huviera sido por ti quizás _____ estaría muerta. Estarás en tu habitación recuperándote, estás muy malherido, en cuanto a _____, ella se encargará de cuidarte hasta que te recuperes.

—¿Por qué debe cuidarme mientras estoy herido? —Estaba confuso.

—Por que a mi parecer te lo debe. —El asintió. —Ya puedes retirarte. —No esperó ni un segundo más, y salió por la puerta cerrándola tras de si.

—¿Por qué Clockwork no está castigada? Ella también intentó matarla. —Jane se cruzó de brazos.

—Por que las principales fueron Nina y tu. No sé que es lo que os pasa con la nueva, si será algo personal o solo le tomasteis manía, pero parad o el castigo se hará más grande. —Ambas asintieron sin quejas. —Ya podéis iros, pronto empezareis el castigo.

Las dos se levantaron casi sincronizadas, abrieron la puerta y una vez fuera Jane la cerró bruscamente. Segundos después entró Toby.

—_____ ya está mejor. —Anunció. —¿Le digo que pase?

—Sí. —Toby salió, después entró la nueva.

—¿Qué sucede Slenderman? ¿Por qué me has llamado? —Preguntó un tanto nerviosa ante mi presencia y haberla mandado a llamar.

—Bueno, al parecer estás en deuda con Jeff, así que te encargarás de cuidarlo. —Le informé.

—Está bien, ¿Algo más? —Parecía más relajada.

—No, ya puedes retirarte.

*Narra Jeff*

Me dirigía a mi habitación, pero antes de entrar vi que Liu se dirigía a la suya. Si bien recuerdo el me ha salvado la vida al dejar inconsciente a Nina. Me acerqué a el, quería agradecérselo y ha pesar de estar en conflicto por una chica podríamos darnos una oportunidad fuera de ese tema.

—Hey, Liu. —Me acerqué hasta llegar a su lado.

—Hola Jeff. —Me saludó tan cortante como siempre.

—Gracias por lo de antes, eso significa que ya me has per... —Antes de terminar la frase me interrumpió.

—No me confudas Jeff, no te he salvado por que te haya perdonado, ni por que seas mi hermano, simplemente te he salvado por que eres amigo de _____ y le has salvado la vida, y lo que menos quiero es que ella sufra más. —Dijo un tanto seco.

—Eso significa que aún no me has perdonado, ¿No?

—Exacto, no te perdonaré ni ahora, ni nunca. —Tras esas palabras abrió la puerta de su habitación y seguidamente de entrar la cerró.

Me metí en mi habitación y me senté en el borde de la cama, aún tenía que vendarme las heridas. Pero antes de ello me quedé pensando en lo que me había dicho Liu.

Desde lo que pasó con mis padres, no me ha perdonado. Pero, ¿Qué mas da? ¿Quién coño le necesita? Nunca tuve que depender de el.

Salí de mis pensamientos cuando oí que daban ligeros golpes en la puerta.

—Pasa. —Dije sin saber quien era.

Era _____, cerró la puerta y llevaba un rollo de vendas en la mano, se dirigió hacía a mí, se sentó y me abrazó.

—Gracias Jeff. —Me quedé un tanto parelizado ante su repentino contacto, pero no tardé en corresponderle.

—No hay que darlas, y... ¿Para qué son esas vendas? —Pregunté cuando nos separamos.

—Para vendarte. —Respondió obvia. —Slender me dijo que yo te cuidaría. —Casi se me olvidaba.

—Yo puedo solo. —No quería que me tuvieran pena, y mucho menos las chica que me gustaba.

—No Jeff, me has salvado, cuidarte es lo mínimo que puedo hacer por ti, así que déjame vendarte. —Insintió.

—Está bien... —Me resingné.

Me quité la sudadera y la camiseta negra que tenía debajo de la sudadera quedándome solo en pantalones. Ella se sonrojó, haciéndome quedar satisfecho.

Ella empezó a vendarme el hombro y algunos cortes más que me había hecho Jane, también tenía algún que otro en la pierna, pero no iba a contárselo, si me quitase los pantalones le daría un ataque.

—Listo, ahora túmbate en la cama. —Casi me sonrojo, no pensé que ella fuera tan rápida y atrevida.

—¿Qu-que me tumbe? —Pregunté tartamudeando sintiendo un poco de calor en mis mejillas, o más bien en parte de ellas a excepción de mis cortes formando mi sonrisa.

—Sí, tienes que descansar. —Me sentí un poco idiota al mal pensar de tal forma.

—Ya solo falta que te pongas un traje de enfermera sexy. —Bromeé mientras me tumbaba y me arropaba.

Ella estaba como un tomate por mi comentario y me empecé a reir.

—¿De qué te ries? —Prefuntó aún roja.

—De nada, de nada... —Me hice el desinteresado.

—Voy a traerte el almuerzo. —Anunció saliendo de mi habitación.

Al parecer estaré a solas con ella hasta que me recupere, eso significa que es mi oportunidad, aún que no quiero darle lástima tendré que aprovechar esto.

Entró con una bandeja de comida y se sentó en el borde de la cama, yo me recosté.

—Aquí tienes. —Dijo poniendo la bandeja encima de mis piernas. Apreté un poco mis labios para no hacer ninguna mueca ni quejarme, ya que me dolía tener peso por las cortadas.

—Pensé que me darías tu de comer. —Hice un puchero.

—Tu puedes solito.

—No, cuando muevo el brazo me hago más daño en el hombro. —Dije como si estuviera a punto de morirme.

—Pues come con la otra mano. —Me sugirió.

—Es que soy diestro y no sé con la zurda. —Hice otro puchero.

—Está bien... —Suspiró resignada. Ensanché mi sonrisa, victorioso.

Amor de la infancia (Jeff, Liu y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora