Capítulo 14 (mini)

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No me hago responsable de lo que pueda surgir, dejaré que la cosa fluya hasta que vea...

Puede ser que se den situaciones muy surrealistas o no tanto 🙈🙈🙈🙈🙈, estáis invitados a seguir 

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— ¿Ha ocurrido alguna novedad durante mi indisposición? — preguntó tras colocarse la bata sobre su cuerpo.

Había dormido tanto que se avergonzó de haberse levantado tan tarde, justo para la cena. Lo bueno que podía decir fue que el dolor de cabeza había desaparecido, eso debía darle las gracias a la cocinera porque su bebida poca apetecible había surtido efecto.

— No, ¿por qué lo pregunta, mi señora? — Faith trató de que su voz no temblara por la mentira.

Respetaba a su señora, sin embargo, le causaba más respeto lord Lobrough. Era quién le proporcionaba el sueldo y podía ser que se lo cortaba si no cumplía con su última y única orden. Intento apagar sus remordimientos, cepillando el pelo de la dama, que era ajena a lo ocurrido de esa tarde.

— Quizás porque había pensado que una amiga me visitaría o estaría preocupada por mí. Es  una tontería, lo sé, ya que... ¿quién me echaría de menos por un día?

Faith mantuvo los labios cerrados.

— Seguramente, se habrá extrañado en no verla en una cafetería o en una tienda. ¿Quiere que le traiga la cena? — cambió de tema rápidamente.

— Sí, tengo mucha hambre. Me he perdido la comida del almuerzo.  

— En un minuto se la traigo.

Alana asintió y esperó a la bandeja de comida. Había dormido tan plácidamente que volvería otra vez a meterse debajo de las sábanas, pero no iba a ser tan perezosa. Cualquier opción de vuelta a la cama se esfumó en cuanto olió la comida que le traía amablemente su doncella. Se centró en llenar su estómago con el caldo de pollo que le había preparado más unas verduras asadas. Intentó no comer con premura, sin embargo, las ganas le superaron. Menos mal que estaba con Faith.

— ¿Nadie ha enviado una carta para mí? — hizo la pregunta con temor.

— Creo que... ¡Oh, no me acordaba! Le ha llegado esto — le tendió una carta —. Ha sido cuando estaba durmiendo. 

Tragó saliva como pudo y bebió un trago de agua. No le sonó el remitente, aunque no ponía nombre del posible emisor y le asombró de que fuera el sobre rosa. Miró a su doncella y esta negó con la cabeza.

— No la he leído, mi señora.

Iba a suspirar, su doncella era fiel a su promesa. Por unos segundos, su corazón se le paró al recordar un momento vivido. Sin embargo, James no era muy particular de usar cartas rosas. Le hizo gracia tal pensamiento. Además, tampoco, echaba perfume en ellas. Frunció el ceño.

— Está bien — abrió la carta, destrozándola.

Cuando la leyó, su rostro se puso colorado como el de una manzana.

— Ejem — carraspeó y cerró la carta con cuidado —, todo está en su perfecto orden.

— ¿De qué se trata?

— De un asunto personal. Mí tía me cuenta es cómo su día a día en el campo. La pobre está muy aburrida. 

— Mira como se acordado de usted.

— Sí... Mmmm, Faith, puede marcharse y descansar.

— Retiraré la bandeja. ¡Qué pase una buena noche!

Le deseó lo mismo y cuando la vio salir del dormitorio, se tapó el rostro ardiendo con las manos. ¿Había enviado una carta a madame Duvier, exponiéndole su deseo de tener un amante? 

¡¿Se había vuelto loca?!

No debía probar más una gota de alcohol. Parecía que hacía locuras mientras su mente estaba en el mundo de la enajenación. Si no fuera poco, esa carta le decía de acordar una fecha de encuentro en la casa de... ¿depravación? para que pudiera deleitarse de los exquisitos servicios que se ofrecían. 

Guardó la nota tan colorida para que nadie fuera testigo de su estupidez. Se mordió el labio con el corazón acelerado. No hacía poco había estado tentada de escribir precisamente esa carta. Aún no se le había borrado de la cabeza la conversación privada que pilló entre esas dos damas. Y una de ellas no estuvo descontenta con la experiencia, sino todo lo contrario. Estaba dichosa.

Dichosa.

Además, estuvo a punto de ir la otra noche si no fuera por la aparición de James en la casa de los Hammers. Esa carta era su oportunidad de sobrepasar la línea de la decencia. 

¿Finalmente daría ese paso?

¿Lo daría?

Entrégate #6 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora