Como no quería crear más problemas de los que ya había causado y sabiendo que su marido se estaba recuperando, por siguiente, podía prescindir de sus atenciones de las cuales en el mayor tiempo él estaba inconsciente, decidió regresar a casa.
Los chismes no disminuyeron. La salida de la casa de sus cuñados no fue desapercibida por los transeúntes, que sabían de su visita y de su prolongación de su estancia, tampoco de las miradas de reojo que la echaban durante el trayecto.
Estaba tan afectada que una mala mirada solo la hirió por encima y no quería sonar superficial por eso. Pero estaba tan adormecida porque en las últimas horas no había parado de pensar sobre lo que había acontecido. Aparte tenía frío. No se le había ido desde que les dijo a Florence y a James de que se iba, a su casa.
Cuando llegara, iba a recoger sus pertenencias e irse a Devonshire, allí podía estar hasta que los rumores la alcanzaran. Hasta que llegara ese momento, no pensaría en tomar otra decisión que la de alejarse de allí.
De James.
Mientras tanto, iniciaría los pasos para el proceso de separación. No iba a posponerlo más porque era alargar el sufrimiento de un matrimonio muerto. Aun así, no se sintió mejor.
Cuando llegó, Faith la estaba esperando. Su aspecto era tan mal porque la cara de su doncella, se tornó a preocupante.
- Señora...
- Necesito más que un baño, por favor - su tono apático cortó cualquier pregunta que pudiera surgir.
Lo comprendió, la sensación empeoró. Se dirigió hacia su dormitorio a la espera de tomar el baño y poder cambiarse con el fin de irse a la cama. Necesitaba descansar, reparar un poco de mimo su alma que estaba magullada.
El baño la calmó, pero no tanto para que James se fuera de su mente. Más que nunca estaba estaba impreso debajo de su piel. No se lo podía quitar con jabón o con agua caliente.
Lo último que había obtenido de él era ese beso que le había quitado el aliento, la razón y el sentido. Había sentido arder como leña al fuego. La había quemado junto con él cuando no había sido así con ella. Nunca la había besado así durante su matrimonio, mejor dicho no la había besado, eso era un recordatorio que él no la había amado o deseado como mujer.
¿Cómo podía haber cambiado de parecer? ¿Haberse enamorado de ella?
No, no.
Probablemente porque estaba tan falta de cariño que por mendigar un poco, le valía a ella. Era terriblemente penoso. Ella, por mendigar unas migajas todavía de él que no le había importado.
Después del baño, fue hacia la cama donde sus pensamientos no la permitieron descansar. Le era tan esquivo. Hacía dos días atrás, se había quedado dormida junto con su cuerpo, rodeándola con su calidez, con la paz de saber que estaba vivo, oyendo de fondo sus latidos como música ancestral.
Maldita fuera el momento de debilidad que tuvo porque lo echaba de menos.
Rodeada de la soledad de su cuarto, se durmió por puro cansancio. Cuando se despertó, se percató que era de noche. Faith no había entrado para despertarla. Se giró entre las sábanas. Se había desvelado y se preguntó si se volvería a dormir. Sus párpados lo hicieron por inercia.
A la mañana siguiente, les dijo a los sirvientes su decisión de irse de la ciudad al campo. Al menos, no les había pillado por sorpresa y tenía tiempo para organizar el viaje mejor.
Era verdad que lo hacía de nuevo, pero en otras circunstancias diferentes.
Solo esperaba en Devonshire comenzar una nueva etapa de su vida.
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Muy pronto más!
Lo he escrito sobre la marcha y en el móvil, luego corregiré si hay algún error!
Besitos
😘😘😘😘😘😘
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Entrégate #6 Saga Matrimonios
Historical FictionPróxima historia. Secuela de Ámame Fecha de publicación: desconocida Todos los derechos de autor a Aria Blanc