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Los siguientes días siguieron así, Akemi evitando al rubio y juntándose más con Tanjirō o Inosuke, cosa que no pasó desapercibida por nadie en la finca, Hasta Shinobu se preocupó, sobre todo porque  el castaño se saturaba de trabajo, pidiendo salir a misiones lo más seguido posible para no estar cerca de Agatsuma, no obstante esto comenzó a jugarle en contra, sobre todo cuando se saltaba horas de sueño para entrenar o hacer cualquier otra cosa que silenciara sus tormentosos pensamientos.

Zenitsu también notó su comportamiento, no iba a mentir, estaba preocupado por su menor y con el pasar de los días ese sentimiento empeoraba, sin embargo su orgullo era más grande y no le permitía admitir su preocupación, por lo que solo se limitaba a fingir que nada malo ocurría e ignorar la existencia del pecoso.

—¿Akemi? Ya es tarde, ¿Por qué sigues aquí? — Tanjirō se había levantado a ver el estado de Nezuko y de paso beber un poco de agua, objetivo que fue descartado cuando sintió el característico aroma de su compañero, quien estaba en el jardín entrenando aún.

—lo mismo digo, ¿No deberías estar durmiendo ya? Es demasiado tarde. — Detuvo sus movimientos para fijar su vista en el ojirubi, quien solo se encogió de hombros y luego se acercó.

—¿No puedes dormir? ¿Quieres que me quede haciéndote compañía o que duerma contigo? — Tanjirō le sonrió de forma sincera sin ninguna doble intención.— cuando mis hermanos no podían dormir me quedaba con ellos y a veces les contaba historias.

—Pero... No soy un niño y... — se quedó en silencio recapacitando sus siguientes palabras y posteriormente suspiró. Tanjirō tenía un tono bastante nostálgico en su voz y se notaba algo triste. —Bien... Solo por hoy...pero... No le digas a nadie, Aoi-chan nos matará si se entera que no estamos descansado adecuadamente.

El ojirubi sonrió asintiendo antes de acercarse para quitarle la katana.

—Vamos a dejar esto descansar por hoy. — Habló mientras tomaba la mano ajena para guiarlo a su habitación, cabe destacar que  esperó pacientemente afuera de ésta a que el ojimiel se cambiara y estuviera listo para dormir.

Una vez dentro del cuarto, se sentó al lado de la cama perteneciente al castaño  y le sonrió antes de acariciar suavemente su cabello.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo...? — Akemi dudaba que Tanjirō fuera una mala persona o que tuviera malas intenciones, básicamente Kamado era un rayo de sol demasiado brillante que no merecía nada que lo que le había ocurrido antes de conocerse, sumando  que era capaz de ablandar hasta el corazón mas duro con su amabilidad.

—¿Hmm? Simplemente no me gusta ver a nadie triste, además me preocupo por  quienes aprecio y tu eres una de esas personas

—pero.... No soy tan importante... — volvió a murmurar apenado.

—claro que lo eres, eres importante para nosotros, a Inosuke le encanta entrenar contigo, Nezuko adora que pases tiempo con ella y que le hagas peinados, además Zenitsu te quiere mucho.

—No es cierto. — Habló rápidamente, arrepintiéndose de ser tan brusco. — Zenitsu-san solo me considera un compañero de trabajo.... — su rostro se contrajo en una pequeña mueca y sintió ganas de llorar.

—No lo creería así. — Tanjirō se acomodó mejor llevando una mano a su mentón. —¿ocurrió algo malo entre ustedes dos? Se nota que ya no pasan tiempo juntos.

—No, nada malo. — Jugó con las sábanas acomodándose otra vez, Tanjiro sabía que estaba mintiendo, sin embargo se abstuvo de insistir.

—Entiendo, mejor deberías dormir, tienes ojeras y te enfermarás  si no descansas adecuadamente, me quedaré hasta que te duermas. — Finalizó sin dejar de sonreír cálidamente, acariciando su cabello con delicadeza.

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora