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—Me pregunto si Zenitsu de verdad está vivo — murmuró mientras miraba las enormes calles en busca de alguna anormalidad, no quería volver al prostíbulo, no soportaba la idea de pasar más tiempo dentro de un lugar así, le traía malos recuerdos. A simple vista cualquiera diría que estaba tranquilo y que no le afectaba, pero por dentro era un caos sin remedio, quería gritar y llorar hasta hartarse.
Negó dándose un golpe con ambas palmas en sus mejillas y se levantó tomando su katana, tenía que  moverse y buscar señales del demonio, pronto la oscuridad cubriría completamente el distrito y comenzaría el verdadero desafío.

Zenitsu está bien, es llorón y miedoso pero no morirá.

Es como una cucaracha, no importa cuanto lo intentes no va a morir, deja de preocuparte.

Asintió a sus propios pensamientos mientras recorría los tejados de los enormes edificios atento a cualquier mínimo ruido o movimiento sospechoso.

No pasaron más de cinco segundos cuando su cerebro mandó señales de peligro a cada célula de su sistema, había una fuerte presencia justo debajo de él, lo sabía por el inconfundible pánico que estaba sintiendo. Era exactamente igual a cuando los atacó la luna superior que terminó con la vida de Rengoku-san.
Un fuerte estruendo a su lado lo distrajo y lo horrorizó, Tanjirō estaba casi incrustado en el tejado del edificio que estaba al otro lado de la calle, el ojirubi tenía una expresión de sorpresa y a la vez terror puro ¿Tan fuerte era el demonio que había enfrentado?

—Estás vivo, no me lo esperaba — la voz de una mujer interrumpió sus pensamientos, era melodiosa y suave, cualquiera caería ante ella de no saber que le pertenecía a un demonio.
—Tienes bonitos ojos, te los sacaré y me los comeré

Aún no se da cuenta de que estoy aquí.

Pensó antes de ponerse a la defensiva sintiendo escalofríos en todo su cuerpo, de verdad le sorprendía que Tanjirō pudiera plantarle cara a un demonio tan intimidante, sobre todo si éste amenazaba con arrancarle los ojos para hacerlos su aperitivo.

Kamado se movió ágilmente para atacar a la luna demoníaca, la cual imitó su acción con una sonrisa arrogante en el rostro casi como si subestimara las habilidades del ojirubi, este último esquivó los ataques dirigidos a su persona y cortó la faja perteneciente a la arrogante fémina, sorprendiéndola.

—Nada mal niño, nada mal, eres lindo pero tosco. — Habló nuevamente sin abandonar su expresión. — No te sientas orgulloso, eres solo una rata que está a punto de morir. 

—Habla por ti misma mujer — Akemi salió de su sorpresa y se dejó caer del techo empuñando su arma, dispuesto a cortarle el cuello, no obstante la  aludida reaccionó rápido y se cubrió con la faja, evitando así recibir mayores daños.

—¿Otra rata asquerosa? ¿Acaso se multiplican o qué? — interrogó más enojada que antes. —¿Cuántos de ustedes han venido? ¿Cinco?

—No diré nada. — Tanjirō frunció su ceño a pesar de estar temblando débil e involuntariamente.

—Si me dices la verdad puedo dejar que vivas. — Habló con falsa amabilidad. —¿Qué hay de ti pecoso? ¿Quieres vivir?

—Mi mami me enseñó a no hablar con extraños, lo siento. — Respondió con el ceño fruncido apretando el mango su arma a causa de las emociones que estaban haciendo estragos en su sistema.

—Repugnante, de verdad me están poniendo de los nervios, solo mírate, recién estamos calentando y tu espada está astillada. — Apuntó al ojirubi. —El herrero que hizo eso debe ser demasiado incompetente.

—¡No es cierto! ¡El es una persona genial! ¡No lo insultes! — Respondió Kamado completamente molesto sin relajarse ni un poco, sus músculos estaban demasiado tensos.

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora