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—¡Quiero pelear con él! — Gritó Inosuke mientras era detenido por Tanjirō.

—¡Que no! ¡Sigue herido y no puede hacer muchos esfuerzos! — Chilló este último  mientras regañaba al de máscara.

—¡No me importa, ya puede caminar bien! ¡Quiero demostrarle que soy más fuerte! — gritó retorciéndose mientras el burdeo intentaba que no se le escapara.

—¡Yaaaah! ¡Detente Inosuke! — en un pequeño descuido por parte del ojirubi, Insouke corrió directo hacia el patio en donde Akemi estaba entrenando, saltando para hacerle un ataque sorpresa, sin embargo el castaño lo esquivó algo sorprendido, parpadeando varias veces.

—¡Pelea conmigo! — El joven de máscara miraba al pecoso apuntándolo con el dedo.
—¡Prometiste que lo harías! — Volvió a gritar sin dejar de apuntarlo.

—oh, podemos entrenar juntos, no tengo problema.— Le sonrió suavemente mientras se acomodaba la venda que tenía en su rodilla, puesto que aún no se recuperaba del todo.

—¡Ya verás que soy mejor que tu! — Inosuke se puso a la defensiva esperando el primer ataque, no obstante, antes de poder moverse, una cabellera rubia cruzó por el medio de ambos, Parándose en frente de Inosuke, mirándolo amenazante.

—Lo lamento, pero me encargaron cuidar de él y aún no está bien, así que no van a pelear.

—¡¿Qué?! ¡Quítate del camino Monitsu!

—¡No seas bruto! ¡Aoi me golpeará si se entera que dejé a Akemi entrenar contigo! — Chilló Agatsuma mientras lo apuntaba acusador, antes de girarse a mirar al castaño, quien se tensó y desvió su mirada.
—Nos vamos, tienes que descansar o tu pierna no va a sanar. — Sentenció serio.

—P-Pero... ugh... bien... — murmuró sin atreverse a rechistar, para seguirlo lentamente hacia el interior de la finca, escuchando los reclamos de Inosuke.

Habían pasado dos meses desde la muerte de Rengoku-san, la supuesta enfermedad de Akemi había empeorado bastante a su parecer, pues, ahora no podía dejar de pensar en el rubio, se ponía nervioso con solo escuchar su nombre e incluso soñaba con él. Su relación con el trio dinámico se había vuelto más cercana y podía de decirse que tenían más confianza, sin embargo seguía esquivando el contacto con sus compañeros, el único a quien aceptaba que se acercara y lo abrazara era Zenitsu, lo cual sorprendió a varios de la finca, pues a ellos les tomó años poder hablar con Akemi sin ser ignorados o sin recibir una mirada de temor.

— ugh... — Sus labios se fruncieron en un puchero bastante notorio mientras se sentaba en la cama del rubio, este último se acercó a peinar suavemente su cabello, el cual estaba hecho un desastre, amarrándolo en su característica media cola.

—Eres un terco, te dije que no debías entrenar con Inosuke hasta que estuvieras completamente bien y apenas me descuido ya están casi agarrándose a golpes.

—Pero ya estoy bien...

—Que no, ahora quédate aquí mientras voy a buscar una venda nueva. — Habló mirándolo fijamente, Sin embargo se detuvo para luego  acercarse a tomar las  mejillas del más bajito, levantando su cabeza con cuidado de no ser brusco y mirándolo a los ojos.
—Y hazme caso o me enojaré.

El pobre pecoso estaba hecho un manojo de nervios a esa altura, por lo que solo se dedicó a asentir varias veces sintiendo su corazón latir rápidamente y sus manos temblar por los nervios, estos aumentaron a niveles estratosféricamente altos apenas se quedó solo. Cubrió su rostro sintiendo sus mejillas arder y su estómago cosquillear fuertemente.

—W....Waaah... — Sintió ganas de llorar por la vergüenza, de seguro se veía patético y débil en ese momento.
—cálmate cálmate... — Susurró tembloroso, recostándose en la cama, olvidando que no era suya, ocultando su rostro en la almohada y suspirando.

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora