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Dos semanas más tarde ya podía moverse mejor, no debía esforzarse mucho pues aún estaba débil, pero podía salir a dar pequeños paseos siempre y cuando alguien lo acompañara.

Su relación con Zenitsu era algo extraña, pues el rubio había vuelto a ser cariñoso con él y siempre que podía se aseguraba de permanecer a su lado. Era casi como si fuesen una pareja feliz a pesar de que el castaño aún no le daba una respuesta clara de que eran o si en algún momento comenzarían a salir oficialmente.
Akemi por su parte trataba de no ilusionarse mucho, pues temía que Agatsuma fuese a abandonarlo en algún momento sin explicación alguna.

—Akemi — La voz de Zenitsu lo sacó de su ensoñación y lo hizo alarmarse, no supo si tratar de correr,  fingir que era invisible o simplemente actuar como si no lo hubiese escuchado.

Vamos, no es tan difícil.

—¿S...Si?... — respondió nervioso desviando la mirada al suelo, no quería que su mayor pensara mal, pero lamentablemente sus acciones dejaban mucho que desear.

—Necesito hablar contigo, es algo serio por lo que-... ¿Estás temblando?

—¿E-Eh?....uhm....creo...que h-hace un poco de frío... — intentó disimular de forma bastante patética, sin embargo Zenitsu no se percató de su evidente mentira y solo lo miró con preocupación.

—Ten — fue lo único que salió de sus labios mientras se quitaba su haori y lo dejaba en los hombros ajenos con tanta delicadeza que el castaño solo pudo sonrojarse violentamente.
—¿Estás seguro de que quieres estar aquí? Podemos ir adentro, parece que lloverá en cualquier momento y no sería bueno si te enfermas o si tus vendajes se ensucian.

—Me gusta aquí... — respondió un poco más tranquilo. Tomó los bordes de la prenda ajena apretándolos suavemente antes de cerrar sus ojos casi acurrucándose entre los pliegues de la tela. 
—Es tranquilo....y... Silencioso — Sonrió algo apenado, temía no poder darle a Zenitsu el tipo de relación que deseaba y que al final el rubio terminara aburriéndose de esperarlo, Zenitsu era bueno con él  siempre y no era justo que tuviera que lidiar con los problemas que Akemi venía arrastrando hace tiempo.

Al principio se negó profundamente a darle una respuesta afirmativa al rubio, lo evitaba lo más posible y cambiaba siempre los temas de conversación para no discutir sobre la idea de intentar ser pareja, sin embargo llegó un punto en el que se rindió y terminó aceptando las intenciones de su mayor, quizás comenzar de cero con Agatsuma no le haría daño, principalmente porque el rubio mostraba una faceta distinta cuando estaba con él, era atento, cariñoso y cuidadoso.

Sintió una suave caricia en su mejilla y posteriormente como su cabello era acomodado detrás de su oreja, sus mejillas adoptaron un fuerte color rojo y un pequeño quejido de sorpresa escapó de sus labios.

—Eres precioso ¿Lo sabías? — Zenitsu sonrió viendo atentamente cada una de las reacciones del castaño.

—¿P-P-Por qué me atacas con algo así de repente? — murmuró nervioso alejándose unos cuantos centímetros antes de cubrirse el rostro con el haori ajeno para que su mayor no viera su sonrojo.

—¿No puedo?....pero si estoy diciendo la verdad — Sonrió acomodándose para mirarlo de frente, decir que no le gustaba ver al más bajo con su ropa sería mentir descaradamente. — Eres hermoso y no me cansaré de decirlo.

—Ese no es algo de lo cual debería sentirme orgulloso... — murmuró desviando la mirada. —Las personas hermosas son puras. 

El rubio se desconcertó al oírlo, sin embargo decidió no preguntar, su menor se veía incómodo y al mismo tiempo muy apenado.

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora