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Habían llegado hace unas horas al lugar donde sería su misión, todo iba bastante bien hasta que apareció el demonio que iban a enfrentar, una criatura realmente grotesca increíblemente rápida, fuerte y con una técnica de sangre  molesta, demasiado molesta.

Llevaba por lo menos media hora repitiendo el mismo círculo vicioso, el demonio que estaba enfrentando podía multiplicarse cuantas veces quisiera sin perder ni un poco de velocidad, Akemi se había deshecho de por lo menos 15 réplicas de su adversario y ya estaba cansándose, su pareja debía estar en las mismas circunstancias que él, pero al contrario del castaño, Zenitsu estaba protegiendo a las personas que habitaban el pueblo que hasta su llegada era atormentado por el demonio.

Limpió la sangre que caía desde su frente haciendo una pequeña mueca, ardía bastante y la sensación que daba el líquido tibio al caer por su rostro no era para nada agradable.

—Hijo de puta. — Murmuró con el ceño fruncido al notar que su haori estaba roto.

...

—¿de verdad hay otro regalo? — Preguntó apenas llegaron a la finca, tenía sus ojos hinchados por haber llorado tanto tiempo y sus mejillas estaban algo rojas aún. — Gracias... Pero n-no era necesario... No me gusta que gastes tanto en mí...

—Pues para mí si lo era así que no te preocupes por eso cariño. — lo guio al cuarto que compartía con Inosuke y Tanjirō dejando pequeñas caricias con su pulgar en la mano ajena para mantenerlo tranquilo, pues gracias a su buena audición sabía que el ojimiel aún estaba un poco ansioso por todo lo ocurrido antes.
Apenas llegaron, abrió la puerta dejando a su menor pasar primero y lo guio hacia la cama en donde había una especie de "paquete" de tela cuidadosamente envuelto.

Akemi miró confundido a su mayor, quien asintió  indicando que era suyo, parpadeó un par de veces sonrojándose ligeramente y tomó su regalo para poder abrirlo con cuidado.

Dentro había un haori de color azul oscuro que comenzaba a degradarse lentamente hasta llegar a un celeste claro, con detalles dorados y blancos en los bordes formando pequeñas estrellas.

—¿D-De verdad es para mi? es m-muy bonito — Abrazó la tela con una sonrisa de emoción en sus labios.

—Claro bebé, lo vi y pensé inmediatamente en ti. — sonrió enternecido acariciando el cabello de su pareja, le gustaba más verlo sonreír.

Akemi dejó el haori con cuidado a su lado y se levantó para poder lanzarse sobre su mayor y abrazarlo con fuerza.

—Gracias gracias gracias, Lo cuidaré mucho mucho. — Sonrió como si de un niño a quien acaban de regalarle un dulce se tratara y posteriormente dejó un beso en la mejilla del más alto.

...

—Mocoso de mierda — el demonio se acercó rápidamente a él aprovechando su momento de distracción causado por el reciente golpe que había recibido de parte de una de las tantas replicas y lo tomó con fuerza del cuello impidiéndole respirar.
—Eres realmente molesto, aunque debo admitir que tus ojos se ven bastante apetecibles. ¿Qué dices si te los arranco mientras aún sigues vivo? — Acercó su mano libre al rostro del ojimiel dispuesto a cumplir su amenaza, deleitándose al ver la desesperación reflejada en éstos.

Akemi apretó con fuerza el mango de su Nichirin dejando escapar un fuerte quejido  antes de cortar los brazos ajenos para liberarse, comenzando a toser casi al instante, su cuello tenía una marca roja por el agarre de su contrincante y su uniforme ya estaba todo manchado con sangre y tierra.

—¿Va a ser así?, bien, te haré llorar y suplicar clemencia niño. — Rio regenerándose casi al instante. — ¿Por donde quieres que empiece? ¿Los ojos? ¿Los dedos?

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora