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Al siguiente día, lo primero que todos notaron fue que Zenitsu estaba más callado de lo normal, además de que se la pasó sentado al lado de la caja de Nezuko en completo silencio.

Akemi por su parte intentó distraerse entrenando, no obstante estaba demasiado perdido en sus pensamientos, lo que provocó que terminara empapado en medicina más de una vez.
Tanjirō e Inosuke notaron enseguida que algo andaba mal entre esos dos, sin embargo no quisieron intervenir, al menos no aún.

Cuando llegó la hora de cenar, luego de todo un día siendo ignorado el castaño prefirió comer en la soledad de su habitación, aunque sabía que no iba a probar bocado pues tenía un nudo en el estómago que persistía desde la noche anterior.

—ugh... — abrazó sus piernas sintiendo sus ojos picar otra vez, sabía que no debía llorar por algo así, había pasado cosas muchísimo peores y trataba de repetírselo para engañarse a si mismo, no obstante el dolor en su pecho se lo estaba dificultando, nunca se había enamorado, nunca creyó que iba a hacerlo tampoco y ahí estaba ahora, hipando suavemente mientras cubría su boca con sus manos para no alertar a cualquiera que pasara por fuera del cuarto y evitar interrogatorios.

Por otro lado, Zenitsu estaba comiendo en silencio, siendo observado atentamente por sus compañeros, quienes estaban más que preocupados, pues se acostumbraron a oírlo gritar al menos diez veces al día por distintos motivos.

—Zenitsu... — Tanjirō fue el primero en romper el incómodo silencio. —¿Ocurre algo? ¿Te sientes mal?— Preguntó suavemente mientras lo miraba.

—¿Mhh? No, estoy perfectamente bien, solo algo cansado — se limitó a responder y a seguir comiendo, era claro que mentía, el aroma que emitía lo delataba completamente y Kamado lo sabía.

—¿Pasó algo ayer con Akemi? — solo bastó ver como el rubio se atragantaba con la comida para confirmar sus sospechas. Frunció suavemente su ceño y decidió ya no insistir, quizás luego podría hablar con Akemi e intentar averiguar que ocurrió.

Mientras tanto la cabeza del rubio estaba hecha un lío enorme, no sabía que hacer o como resolver el "enorme problema" en el que, según él, estaba metido. No era normal que un hombre gustara de otro, mucho menos que su amigo gustara de él,  era imposible, nunca iban a pasar de eso, Zenitsu era completamente heterosexual y lo había comprobado muchísimas veces, además a él le gustaba Nezuko.

A ese punto, su mente estaba nublaba en malos pensamientos, terminando por estancarse en uno predominante, el nunca jamás iba a estar con un hombre, podía tenerle cariño a su menor, sin embargo era un cariño de amigos, nada más.

"Akemi solo está confundido, es solo eso" pensó mientras terminaba de comer, decidiendo que intentaría alejarse un poco de su menor para no confundirlo más.

Los siguientes días, volvió a ser el rubio chillón de siempre, la única diferencia era que actuaba como si el castaño no existiera, creyendo que así iba a lograr que se pasara la "confusión" de éste y así podrían volver a como era todo antes, no obstante, en ningún momento se le ocurrió que su gran idea estaba destruyendo lentamente al pobre pecoso, quien se llenaba cada vez de más de malos pensamientos e inseguridades, retrocediendo todo su progreso de los últimos meses.

—Zenitsu... — Cuando Akemi por fin se había armado de valor para enfrentar a su mayor, intentando resolver las cosas, éste lo ignoró completamente y se giró dispuesto a ir por Nezuko, quien estaba junto a su hermano sentados en el jardín.

—¡Zenitsu! — Volvió a llamarlo, esta vez más fuerte, tomando su mano para que le hiciera caso, sintiendo que lloraría en cualquier momento, le dolía demasiado el rechazo del rubio.
—Zenitsu yo.... — Se acobardó instantáneamente cuando su mayor le dirigió la mirada, todo el valor que pudo reunir en esos días se esfumó en apenas dos segundos, haciéndolo sentir patético.
—Necesito....hablar contigo

—No hay nada de que hablar — Interrumpió girándose a mirarlo, con una frialdad que provocó un escalofrío en el cuerpo del más bajo.

—S-Sí lo hay, no podemos seguir así... — Habló sin soltarlo, mirándolo a los ojos, aguantándose las ganas de llorar.
—Lo que ocurrió hace unos días...yo...yo l-...

—Dije que no, no hay nada de lo que yo deba hablar contigo, solo estás confundido porque estabas falto de cariño y como yo te lo di, creíste que yo quería algo más contigo, pero no, yo no te gusto y TÚ NO ME GUSTAS, así que intenta meditarlo mejor, eso nunca va a ocurrir. — Agatsuma no midió el daño que estaba haciendo al momento de hablar, su mente estaba nublada por el "que dirán", tampoco midió las consecuencias de sus actos cuando se soltó bruscamente del agarre de Akemi, como si este lo quemara o le asqueara, para posteriormente mirarlo molesto y alejarse, sin embargo se detuvo para mirarlo sobre su hombro.
—No te acerques a mi hasta que se te pase tu "confusión", sería raro si todos piensan que estamos juntos.

El pecoso se quedó unos segundos mirando el suelo mientras las palabras ajenas pasaban una y otra vez por su mente, sintió ganas de llorar como nunca antes, no obstante se contuvo para no crear una escena.

Se giró con lentitud y caminó a su cuarto, teniendo un caos en su interior, todas las inseguridades que alguna vez tuvo y que su mayor había ido destruyendo poco a poco volvieron con más fuerza.

"No te me acerques"
Esa frase se repetía constantemente, junto con otros pensamientos.
Volvió a sentirse como ese niño vulnerable que todos pasaban a llevar, ese pobre niño que todos quienes lo veían sentían asco y vergüenza ajena.

Cerró la puerta de su cuarto, quería llorar, gritar y romper todo lo que se encontrara, sin embargo se quedó ahí, apoyado sobre la puerta, mirando un punto perdido en el cuarto y aguantando los tormentosos pensamientos que atacaban su mente, creyendo que era su culpa, que era lo mejor, que solo era un idiota falto de cariño, que era un tonto por creer que merecía estar con alguien como su mayor.

—Eres un idiota.... — Murmuró dejando escapar pequeñas lágrimas por fin, era lo mejor, Zenitsu estaba mejor con alguien que estuviera a su altura, alguien con belleza inigualable, alguien que no provocara los murmullos de la gente chismosa...alguien como Nezuko, la joven era hermosa, de seguro cuando volviera a ser humana Zenitsu iba a poder hacer una vida junto a ella, iba a poder  casarse y tener hijos,  iba a poder tener una vida perfecta, una que nunca iba a conseguir con alguien como el ojimiel.

"Claro que nunca sería feliz contigo, solo mírate, das vergüenza"

"Zenitsu merece algo mucho mejor que tú, estás usado y sucio"

"Das asco"

Se deslizó hasta quedar hecho una pequeña bolita, siendo atacado por millones de pensamientos autodestructivos, riéndose de si mismo, era un tonto, su padre tenía toda la razón cuando dijo que era ingenuo, que no merecía ser amado por nadie, que nunca iba a merecer felicidad por arruinar su vida y la de su madre, que quien fuera la persona que estuviera con él sería porque no logró encontrar algo mejor. 

—Si desapareciera ¿Me extrañarías? — Murmuró abrazando más sus piernas.
—A quien engañas... Tonto... Claro que no va a extrañar a un perro callejero falto de cariño. — Se rio de si mismo mientras se levantaba, yendo directo a por su Nichirin, necesitaba salir de ahí. 

Solo digo, que creo que me pasé.

No me mires  (Agatsuma Zenitsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora