🌻Capítulo 5🌻

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La mañana siguiente, me despertó el olor a café.
Salté de la cama y corrí a mirar el reloj. Las seis y media. ¿Por qué estaba cocinando JongIn? No me había dicho nada sobre la hora a la que tenía que prepararle el desayuno. No podía haberme metido en un lío por no saber que esa mañana quería desayunar más temprano, ¿verdad?

Me lancé a toda prisa a otro ritual matutino acelerado: hice la cama, me cepillé los dientes y me vestí. No sabía a qué hora me haría volver a mi casa. Quizá tuviera tiempo de ducharme un poco más tarde.
Bajé a la cocina justo a las siete. JongIn estaba sentado a la mesa y había servido dos platos.

—Buenos días, KyungSoo —dijo. En sus ojos y en su voz percibí una excitación que no había advertido antes—. ¿Has dormido bien?

Había dormido fatal. Ya había sido bastante horrible meterme en la cama caliente y necesitado, pero lo de dormir desnudo no había ayudado en absoluto. De repente, me vinieron a la cabeza los recuerdos de lo que me había hecho la noche anterior.

—No. —Me senté—. La verdad es que no.

—Venga. Come.

Había cocinado para un regimiento: en la mesa había tofu revuelto, sándwiches de berenjena con hummus y magdalenas de arándanos recién hechas. Lo miré arqueando una ceja y él sonrió.

—¿Usted duerme? —le pregunté.

—A veces.

Asentí como si lo que hubiera dicho tuviera sentido y me concentré en la comida. No me había dado cuenta del hambre que tenía.

Cuando JongIn volvió a hablar, yo ya me había comido la mitad de mi tofu.

—Debo decirte que ha sido un fin de semana muy agradable.

No entendía por qué utilizaba la palabra «agradable» para referirse a lo que habíamos hecho durante esos días y acabé suponiendo que sería alguna clase de chiste para dominantes.
Me atraganté con un trozo de magdalena.

—¿Ah sí?

—Estoy muy contento contigo. Tienes un comportamiento muy interesante y demuestras ganas de aprender.

A mí me sorprendió que pudiera emitir alguna clase de juicio con el poco tiempo que habíamos pasado juntos, pero respondí:

—Gracias, Señor.

—Hoy tienes que tomar una decisión muy importante. Podemos discutir los detalles cuando hayamos acabado de desayunar y te hayas duchado. Estoy seguro de que tendrás muchas preguntas que hacerme.

Aquella podría ser la única oportunidad que se me presentara, así que la aproveché.

—¿Puedo preguntarle una cosa, Señor?

—Claro. Esta es tu mesa.

Inspiré hondo.

—¿Cómo sabe que no me duché ayer por la mañana y que tampoco lo he hecho hoy? ¿Vive aquí o también tiene casa en la ciudad? ¿Cómo…?

—Una pregunta detrás de otra, KyungSoo —dijo, levantando una mano—. Soy un hombre muy observador. Ayer no parecía que te hubieras lavado el pelo. Y esta mañana he supuesto no te habías duchado porque has entrado en la cocina como alma que lleva el diablo. Vivo aquí los fines de semana y tengo otra casa en la ciudad.

—No me ha preguntado si esta noche he seguido sus instrucciones.

—¿Lo has hecho?

—Sí.

Bebió un sorbo de café.

—Te creo.

—¿Por qué?

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora