🌻Capítulo 8.1🌻

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Lo había visto con vaqueros y lo había visto con traje, pero no había nada en la Tierra que se pudiera comparar a JongIn con esmoquin.

—Estás muy guapo —comentó.

—Gracias, Amo —conseguí decir, con la garganta cerrada.

Me ofreció un abrigo negro.

—¿Nos vamos?

Asentí y cuando me acerqué a él, tuve la sensación de estar flotando. No sabía cómo lo hacía, pero había conseguido hacerme sentir guapo de verdad.

Cuando me puso el abrigo sobre los hombros, me rozó la piel del cuello con las manos muy suavemente. De repente, me asaltó un desfile de imágenes de la pasada noche. Rememoré lo que aquellas manos le hicieron a mi cuerpo.

Cuando salíamos, pensé que no había otra forma de describirlo: estaba nervioso. Me alteraba saber que me iba a dejar ver en público con JongIn. Ya me había dicho que no le iba la humillación pública. Esperaba que eso significara que no me iba a pedir que se la chupara durante la cena. Y también me ponía nervioso saber que iba a conocer a su familia.

¿Qué pensarían de mí? Él acostumbraba a salir con chicos de la buena sociedad, no con bibliotecarios.

En enero en Seúl hace frío, y aquél era uno de los más gélidos que se recordaba.

Pero JongIn lo tenía todo controlado: cuando llegamos al coche, este ya estaba en marcha y dentro se estaba muy calentito. Incluso me abrió la puerta como un auténtico caballero y la cerró cuando hube entrado.

Condujo en silencio durante un buen rato. Al final puso la radio y sonaron las suaves notas de un concierto para piano.

—¿Qué clase de música te gusta? —preguntó.

Aquella delicada melodía tenía un efecto relajante sobre mí.

—Ésta me parece bien.

Y ésa fue toda la conversación que mantuvimos de camino a la fiesta.

Cuando llegamos, él le entregó las llaves a un aparcacoches y nos dirigimos a la entrada del edificio. Yo llevaba muchos años viviendo en Seúl y ya me había acostumbrado a los rascacielos y las multitudes, pero mientras aquella noche subía la escalera, consciente de que me iba a mezclar con gente a la que hasta la fecha solo había visto de lejos, me sentí abrumado. Por suerte, JongIn me puso la mano en la espalda e hizo que me sintiera extrañamente tranquilo al notar el contacto.

Inspiré hondo y esperé, mientras él le entregaba nuestros abrigos a la mujer encargada del guardarropa.

Al poco de haber entrado, LuHan se apresuró hacia nosotros, seguido de un hombre alto y muy atractivo.

—¡JongIn! ¡Kyung! ¡Ya están aquí!

—Buenas noches, LuHan —lo saludó él, inclinando levemente la cabeza—. Veo que ya conoces a Soo.

JongIn se volvió hacia mí y arqueó una ceja. No le había mencionado la visita de LuHan y, aunque no tenía ni idea del motivo de mi omisión, tuve la sensación de que no le había gustado.

—Oh, relájate. —LuHan le golpeó el pecho—. Nos hemos tomado una taza de té juntos cuando he pasado por tu casa. Así que sí, JongIn, ya nos conocemos. —Luego se volvió hacia mí—. Kyung, este es mi marido, SeHun. SeHun, él es Kyung.

Nos dimos la mano y me pareció un hombre muy agradable. Al contrario que su pareja, sus ojos no reflejaron ninguna sorpresa al ver mi collar. Miré a mi alrededor preguntándome si ChanYeol y BaekHyun ya habrían llegado.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora