🌻Capítulo 19🌻

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La mañana siguiente, tardé más de lo habitual en preparar el desayuno. Alargué cada paso de la preparación, temiendo lo que estaría esperándome en el salón. ¿Cuánto se habría distanciado JongIn esa mañana del febril amante de la noche anterior?

Serví un plato para mí y lo dejé en la encimera, después de preparar el de él. No estaba seguro de si yo comería algo aquella mañana. No estaba seguro de dónde quería comer. No.
Eso no era verdad. Sabía bien dónde quería comer: en la mesa de la cocina, con JongIn.

¿Qué me había dicho LuHan mientras comíamos juntos, antes del accidente?

«Tienes que tratar a JongIn con cuidado».

Bueno, yo podía ser muy cuidadoso. Lo manejaría con tanto tacto que él no vería venir el golpe. Lo trataría con muchísima delicadeza.
Y conseguiría derribar su muro, ladrillo a ladrillo.

Dejé las tostadas francesas delante de él. ¿Fue solo mi imaginación o vi cómo se le elevaban las comisuras de los labios?

«¿Crees que es diferente para mí? ¿Qué te hace pensar que es distinto para mí?»

Era como si JongIn hubiera vuelto a decirlo en voz alta. Las palabras resonaron en mi cabeza y supe que no importaba que estuviéramos en el comedor. La noche anterior había conseguido abrir una pequeña grieta en su coraza. Ahora solo tenía que hacerla más grande.

-Sírvete un plato y hazme compañía -dijo, cogiendo los cubiertos y cortando un trozo de tostada.

Me senté con él poco después.

-Lo que ocurrió anoche no cambia nada -me dijo en cuanto me senté-. Yo soy tu Dominante y tú eres mi sumiso.

«Tú sigue repitiéndote eso, JongIn. Es posible que al final consigas convencerte. Pero lo que ocurrió anoche lo ha cambiado todo».

-Me preocupo por ti -prosiguió-. No es tan extraño. En realidad es lo que se espera de mí.

Yo empecé a comer.

-Pero el sexo no es lo mismo que el amor. -Se metió un trozo de plátano en la boca, masticó y tragó-. Aunque supongo que hay gente que los confunde.

No me miraba mientras comía, casi como si, de esa forma, le resultara más sencillo hablar. Estaba seguro de que la noche anterior había visto verdaderos destellos de sus auténticos sentimientos. Pero su manera de actuar en la mesa daba a entender que se estaba preparando para una dura batalla. Me pregunté si esta sería consigo mismo o conmigo. Luego decidí que con él. Definitivamente, era consigo mismo.

«Te oigo, LuHan. Te oigo alto y claro».

Después de desayunar, me ordenó que lo esperara en su habitación.

Las cortinas estaban casi corridas y entre ellas solo se colaba un ligero resquicio de luz.
Miré a mi alrededor: no había almohadones sobre el colchón, ni correas, ni el potro. Solo la cama.

Entonces vi el almohadón en el suelo, que solo podía significar una cosa, y me arrodillé sobre él completamente vestido.

JongIn entró en la habitación. Seguía llevando los mismos pantalones de la noche anterior.

-Muy bien, KyungSoo -dijo, acercándose a mí-. Me complace que te anticipes a mis necesidades.

Se quitó los pantalones y vi que solo estaba medio erecto.

Me incliné hacia delante y me lo metí en la boca, rodeándole las caderas con los brazos.
Él hundió los dedos en mi pelo.
Yo hice girar la lengua por su polla y la deslicé por toda su longitud mientras él se movía muy despacio dentro y fuera de mi boca.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora