🌻Capítulo 34.1🌻

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—Nuestra relación fue un castillo de naipes que yo mismo construí. Debería haber sabido que no tardaría mucho en venirse abajo.

¿De qué narices estaba hablando?

Inspiró hondo.

—Era miércoles. Hace casi ocho años. Yo estaba…

—¿Qué tiene que ver con todo esto algo que ocurrió hace ocho años?

—Estoy intentando explicártelo —contestó—. Yo había quedado con SeHun para comer en el campus. Me citó en la biblioteca. Mientras esperaba, vi a un joven corriendo por la escalera.
Tropezó y se cayó y luego miró a su alrededor para ver si alguien lo había visto. Yo quise acercarme a ayudarlo, pero tú te adelantaste.

—¿Yo?

—Sí, eras tú —afirmó—. Lo conocías y los dos se rieron mientras tú recogías sus libros. Había más gente cerca, pero tú fuiste el único que lo ayudó. —Volvió a coger la servilleta y empezó a retorcerla otra vez—. Yo me aseguré de que no me veías y te seguí hasta la biblioteca. Allí descubrí que estabas en un grupo de lectura de Hamlet.

Oh, Dios mío.

—Me quedé a observar —continuó—. Sentí unas ganas increíbles de ser tu Hamlet. ¿Te estoy incomodando?

Yo negué con la cabeza.

—Continúa.

—Llegué tarde a mi cita con SeHun —dijo—. Él estaba enfadado y le dije que me había encontrado con alguien. Una mentira.

—¿Por qué no te acercaste? ¿Por qué no te presentaste como habría hecho cualquier persona normal?

—Porque por aquel entonces yo ya era un Dominante, Soo, y pensé que serías un alumno demasiado joven e impresionable. En mi cabeza no encontré ninguna forma de conseguir que lo nuestro funcionara. No tenía ni idea de tus inclinaciones sumisas hasta que tu solicitud apareció en mi escritorio. Incluso aunque lo hubiera sabido, en aquel momento yo le acababa de entregar un collar a un sumiso, y cuando le pongo un collar a uno, siempre soy monógamo.

—¿Mis inclinaciones sumisas? —repetí.

Él se inclinó sobre la mesa.

—Tú eres sexualmente sumiso, Soo. Tienes que saberlo. ¿Por qué crees que pasaste tres años sin practicar sexo antes de estar conmigo?

—Porque no había conocido a nadie que…

Enmudecí cuando me di cuenta de adónde quería llegar.

—Que te dominara como necesitabas —concluyó él.

Yo me removí en el asiento. ¿Estaría en lo cierto?

—No te avergüences —dijo—. No hay ningún motivo para sentir vergüenza de eso.

—No estoy avergonzado. Lo que pasa es que nunca lo había pensado de esa forma.

—Claro que no. Por eso te enfadaste tanto cuando te sugerí otros dominantes.

—Te odié por decirme eso.

—Tenía mucho miedo de que aceptaras mi proposición. Busqué en mi mente e intenté encontrar a alguien que pudiera encajar contigo. Pero era incapaz de imaginarte con otro. —Parecía triste—. Y sin embargo lo habría hecho si me lo hubieras pedido. Lo habría hecho.

—¿Cuando me sugeriste a otros dominantes estabas pensando en mí y en lo que yo necesitaba?

—Ya sabía que tú habías preguntado específicamente por mí, pero después de convertirte en un sumiso de verdad, sabía que necesitarías volver a hacerlo. Pero ya vi cómo reaccionaste; te pido perdón también por eso.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora