🌻Capítulo 36.1🌻

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Comenzó de nuevo con mi boca y me besó hasta que ya no fui capaz de pensar con claridad. Luego deslizó las manos por mis brazos y se retiró.

—Ya hemos hablado de tu boca. —Me besó con suavidad—. Y de tu cuello. —Otro beso—. De los olvidados codos y el ombligo. —Me besó el codo y me acarició el ombligo con la otra mano—. Y tengo muy claro que a ellos los recuerdo muy bien. —Agachó la cabeza hasta mis pezones para darles un beso. O dos.
O seis.

—Ah, sí, ya me acuerdo. —Bajó por mi cuerpo—. Estábamos —rodeó mis caderas— justo —rozó ese punto donde estaba hinchado y dolorido— aquí.

Me cogió la rodilla.

¿La rodilla?

—La rodilla es una zona erógena para mucha gente —afirmó.

Yo tenía la sensación de que en cuanto a JongIn se refería, todas mis zonas eran erógenas.

Me empezó a besar la rodilla con suavidad y yo sentía las cosquillas que me provocaba con los labios mientras me la acariciaba por dentro. Luego me levantó la pierna y besó la delicada piel de detrás de la rodilla.
Nunca pensé que me excitaría tanto que alguien me besara ahí y mentiría si negara que se me escapó un gruñido cuando la dejó para brindarle a la otra rodilla la misma atención, lamiéndola y besándola un poco más.

—JongIn —gemí, levantando las caderas de la cama—. Más arriba.

Él me ignoró y siguió bajando para detenerse en mis tobillos y llenármelos de suaves y sencillos besos. Luego me levantó un pie detrás del otro para besarme las plantas.

—A ver —dijo, mirándome con una segura sonrisa en los labios—. Tengo la sensación de que me he olvidado algo. ¿Qué será?

—Eres un hombre muy inteligente. Estoy seguro de que enseguida te acordarás.

Flexioné las rodillas y las separé.

El rugido bajo que escapó de entre sus labios fue un sonido primitivo que me hizo estremecer. Avanzó a gatas por la cama, me quitó los bóxers y se pasó mis piernas por encima de los hombros. Su lengua rozó mi erección y yo volví a levantar las caderas.

—Este es un punto importante. Porque esto —me lamió de nuevo— es puro —lametón— Soo —lametón— sin adulterar.

—Dios.

—Y después de pasar horas besando tu boca podría pasarme horas besando, lamiendo y bebiendo de tu dulce —lametón— y húmeda —lametón— polla.

Posó la boca sobre mí erección y engulló todo.

Había pasado mucho tiempo y JongIn había pasado demasiado provocándome. El orgasmo me desgarró tras la primera succión.

Depositó pequeños besos sobre mi longitud y acarició mi entrada.
Después, muy lentamente, me bajó las piernas de sus hombros y las volvió a dejar sobre la cama.

Cogió un lubricante, y lo esparció por toda su extensión, mientras me veía fijamente.

Se acercó a mí a cuatro patas: parecía un león.

—Veamos —dijo con voz ronca—. Sigamos adelante.

Yo suspiré aliviado cuando se puso encima de mí. Era glorioso volver a sentir el peso de su cuerpo. Colocó su polla en mi abertura, luego me cogió las manos y entrelazó sus dedos con los míos.

—Soo —pronunció mi nombre y yo abrí los ojos para ver el amor y el deseo que brillaban en los suyos—. Soy yo, JongIn —se internó un poco en mí— y tú, Soo —un poco más—. Nada más.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora