Me desperté al notar la luz del sol en la piel y parpadeé varias veces, confuso.
¿Dónde estaba?
Miré a un lado y vi el enorme lecho cerniéndose sobre mí. Vale. Estaba en el suelo. Junto a la cama de JongIn.
Estiré las piernas y gemí. Me dolían partes del cuerpo que ni siquiera sabía que tenía y algunas que ya hacía mucho tiempo que había olvidado. Me puse en pie tambaleante y me aventuré a dar algunos pasos. Hubiera dejado que me cortaran el brazo derecho y parte del izquierdo por poder darme un buen baño, pero parecía que me las tendría que arreglar con la ducha.
Después de una larga e intensa ducha de agua caliente, cojeé hasta la cocina. JongIn estaba sentado a la mesa, mi mesa, con su teléfono móvil en la mano, supuse que escribiendo o enviando un correo electrónico. Parecía estar perfectamente.
Jodido activo afortunafo.
—¿Una noche dura? —preguntó, sin siquiera molestarse en mirarme.
Qué diablos. Estaba en mi mesa, podía hablarle con franqueza.
—Ni me lo recuerde.
—¿Una noche dura? —me volvió a preguntar, esbozando una leve sonrisa.
Me serví una taza de café y me lo quedé mirando fijamente.
Me estaba tomando el pelo. Por su culpa casi no podía andar, me dolía la espalda de dormir en el suelo ¿y me estaba tomando el pelo?
En realidad, me pareció dulce a su manera enferma y retorcida.Cogí una magdalena de arándanos de la encimera y me senté con cuidado. No conseguí disimular un gesto de dolor.
—Necesitas proteínas —observó.
—Estoy bien —respondí, dándole un mordisco a la magdalena.
—KyungSoo.
Me levanté, cojeé hasta la nevera y saqué un paquete de judías negras. Maldición. Encima me tocaba cocinar.
—He dejado dos falafels° para ti en el calentador. —Me siguió con los ojos, mientras yo volvía a guardar las judías y cogía los falafels—. El ibuprofeno está en el primer estante del segundo armario, junto al microondas.
Era patético.
Probablemente JongIn estuviera deseando no haberme puesto nunca su collar.—Lo siento. Es que… Es que hacía mucho tiempo.
—Qué cosa tan absurda por la que disculparse —dijo—. Estoy más molesto por tu actitud de esta mañana. No debería haberte dejado dormir tanto.
Me volví a sentar y agaché la cabeza.
—Mírame —me ordenó—. Me tengo que ir. Nos vemos luego en el vestíbulo. A las cuatro y media, tienes que estar vestido y preparado para la fiesta benéfica.
Asentí y él se levantó.
—Hay una bañera grande en la habitación de invitados; la encontrarás en la otra punta del pasillo donde está tu dormitorio. Utilízala.
Luego se marchó.
Me sentí más humano después de darme un baño bien largo y tomar un ibuprofeno. En cuanto me sequé, preparé una taza de té, me senté a la mesa de la cocina y llamé a BaekHyun.—Hey —exclamé cuando respondió.
—Soo —contestó—, no sabía que te daban permiso para llamar.
—No funciona así.
—Eso es lo que dices siempre —respondió con su voz de me-importa-un-rábano-lo-que-digas-porque-no-pienso-creerme-ni-una-sola-palabra—. Aunque, como ahora estás solo, no tienes nada mejor que hacer.
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SUMISIÓN (KaiSoo) +18
RandomDo KyungSoo lleva toda la vida enamorado de Kim JongIn. Cuando se entera de que el brillante y atractivo presidente de Industrias Kim está buscando un nuevo sumiso, decide ofrecerse a él para hacer realidad sus más secretos deseos. Después de pasar...