🌻Capítulo 28🌻

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JongIn se encargó de preparar la cena. Normalmente, cuando él cocinaba yo me quedaba en el salón de la biblioteca, pero aquella noche decidí hacerle compañía en la cocina. Así que, mientras él trabajaba, yo esperaba sentado a la mesa, bebiéndome una copa de vino tinto.

Disfrutando de las vistas, por así decirlo.

Creo que estaba preparando salsa marinera. Me parece que ese fue el motivo de que sacara la lata grande sin etiquetar. Cogió el abrelatas y yo me levanté para echar un vistazo por encima de su hombro.

—Solo quiero asegurarme —le aclaré.

Él sonrió y canturreó mientras abría la lata. Luego levantó la tapa con un dedo vacilante y los dos contuvimos el aliento.

—Tomates —dijimos al unísono.

—¡Vaya! —exclamé—, yo esperaba que fuera lengua de vaca encurtida o alguna parte del cuerpo incriminatoria.

—Eso sería bastante anticlímax, ¿no crees? —preguntó, levantando un tomate que pinchó con el tenedor.

—No. Es mejor saberlo.

—Tienes razón. Y con esto vamos a preparar una cena deliciosa.

Puso los tomates en una sartén en la que ya había dorado cebollas y ajo.

—Huele bien —comenté, poniéndome de puntillas para mirar por encima de su hombro.

Inspiré hondo. Pero no lo hice para oler la cena, sino para oler a JongIn. Almizcle suave con un toque de cedro. Delicioso.

—Ve a sentarte —me indicó—. Me gustaría poder disfrutar de una comida caliente en algún momento del día.

—El desayuno lo hemos comido caliente —protesté—. Y la comida también. Por lo menos la parte previa a la comida.

—KyungSoo…

—Ya me siento. Ya me siento —dije, acercándome a la mesa.

Me senté y bebí un sorbo de vino.

—¿Eres consciente de que hoy has conseguido un avance?

JongIn me miró por encima del hombro.

—¿A qué te refieres?

—Has abierto una de tus latas sin etiquetar. Creo que eso hay que celebrarlo.

Se relajó.

—¿Y qué tienes en mente?

—¿Hacemos un picnic desnudos en la biblioteca?

—¿Esa es tu idea de una celebración? —me preguntó, colocando una olla de agua a hervir.

—Debería haber preparado pan para la cena —me excusé.

—Tú ya has hecho bastante por hoy.

Yo arqueé una ceja y traté de no reírme.

—Sí, esa es mi idea de una celebración.

—Está bien. —Suspiró como si estuviera accediendo a algo que le resultara horrible—. Picnic desnudos en la biblioteca. Treinta minutos.

—Iré a prepararlo todo —me ofrecí, levantándome de la mesa.

—Hay más mantas en el armario donde está la ropa de cama —me indicó, mientras yo salía de la cocina.

Veinte minutos más tarde, había tendido varias mantas en el suelo y encendido un fuego en la chimenea de la biblioteca. Completé mi improvisado picnic con cuatro almohadones muy mullidos.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora