🌻Capítulo 14🌻

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Aparté la bandeja.

—¿Hay algún espejo por aquí?

Nunca he sido una persona muy vanidosa, pero quería ver si mi aspecto era tan terrible por fuera como por dentro.

—No sé… No creo —tartamudeó JongIn y yo lo miré asombrado. Nunca antes había parecido dudar sobre nada. Con él siempre había sido todo blanco o negro. Sí y no. Haz esto y aquello. Era la primera vez que le oía decir que no sabía algo.

Me llevé una mano a la cara.

—¿Es muy espantoso? ¿Tan mal aspecto tengo?

JongIn encontró un espejo junto al lavamanos y me lo trajo. Yo lo levanté muy despacio.

«Despacio, Soo —me dije—. Ve descubriendo una zona después de otra».

Empecé por los ojos.

—Vaya, se me va a poner el ojo morado. Parecerá que me hayan pegado.

JongIn se quedó en absoluto silencio. Moví el espejo. Tenía un vendaje en la parte izquierda de la cabeza.

—¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado? —pregunté, tocando el vendaje—. ¡Ay!

—Tienes una herida en la cabeza —explicó él—. Había sangre por todas partes. La herida no dejaba de sangrar y ellos ni siquiera intentaban detenerla. Estaban demasiado preocupados por si te habías roto el cuello o tenías una hemorragia interna. —En sus ojos apareció una expresión distante—. Las heridas en la cabeza sangran mucho. Aún me acuerdo.

Y en ese segundo, JongIn dejó de ser un hombre de treinta y cuatro años para volver a ser un niño de diez atrapado en un coche.

—Pero dejó de sangrar —le dije con suavidad.

—¿Qué? —preguntó, volviendo al presente.

—Mi herida. Dejó de sangrar.

—Sí —respondió—. Cuando decidieron que no te habías roto el cuello, te vendaron la cabeza. —Se levantó y cogió la bandeja—. Voy a llevar esto fuera.

JongIn y BaekHyun volvieron a discutir sobre cuál de los dos se iba a quedar a pasar la noche conmigo.

—Yo ya me he traído una bolsa con mi ropa y el cepillo de dientes —argumentó BaekHyun.

—DaSom me va a traer una bata —replicó JongIn.

—No creo que sea apropiado que utilices el material del hospital —le dijo BaekHyun, señalándole el pecho con un dedo—. Quizá deba informar a la Dirección del centro.

Él dio un paso hacia él.

—DaSom forma parte de la Dirección.

Una enfermera entró en la habitación y los esquivó. Me lanzó una mirada como diciendo: «¿Quieres que los eche?».
Yo negué con la cabeza.

—Nos quedaremos los dos —zanjó JongIn.

La enfermera me quitó la vía intravenosa de la mano y me puso un vendaje en la herida.

—Lo siento, señor Kim. Sólo un acompañante por habitación. Son las normas.

Noté cómo el calor me subía a la cara al oír la palabra «normas». Seguro que me puse como un pimiento.
JongIn se irguió muy serio.

—De acuerdo. BaekHyun, quédate tú. —Se acercó a la cama—. Será mejor que me vaya antes de que llamen a seguridad. Te veré a primera hora de la mañana. —Se inclinó y me susurró al oído—: Duerme bien.

La habitación quedó en calma en cuanto se marchó. BaekHyun se tumbó en el sillón reclinable que había en una esquina y yo me dormí enseguida.

Dormir en un hospital es imposible. No paran de entrar en la habitación para ver cómo estás, tomarte la presión o hacerte cualquier cosa. Me fui despertando durante toda la noche y, aun así, pensé que probablemente estaba durmiendo mejor que BaekHyun, cuyo sillón reclinable no parecía muy cómodo.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, mi amigo no tenía muy buen aspecto, con ojeras y el pelo alborotado.

—Debería haber seguido el consejo de JongIn y haberme ido a casa —dijo.

—Seguro que habrías dormido mucho mejor —apunté, moviendo distintas partes del cuerpo y comprobando cómo me sentía.

—Me refiero a que ha dado igual que yo me quedara. —Se levantó y se estiró—. Él se ha pasado toda la noche en la sala de espera.

Me quedé de piedra.

—¿JongIn se ha quedado aquí?

—Toda la noche. —Se acercó a la cama—. Cada vez que entraba la enfermera, él se quedaba de pie en el pasillo. Me he equivocado con ese hombre. Me parece que se preocupa por ti de verdad.

Yo seguía dándole vueltas al asunto cuando el hombre en cuestión entró en el cuarto.
Miró a BaekHyun con recelo, pero él lo ignoró, mientras adecentaba la habitación. Detrás de él entró una trabajadora del hospital con una bandeja.

—Hora de desayunar —anunció JongIn, volviendo a acercarme la mesa para que pudiera comer—. Esta mañana hay tortilla de patatas y verduras.

—Me tengo que ir, Soo —me informó BaekHyun, acercándose para darme un beso en la frente—. Aún tengo que hacer la maleta. Tómatelo con calma. Te llamaré cuando pueda. —Se volvió hacia JongIn—. Si le haces daño, te cortaré la polla y te la daré para desayunar.

—¡Byun BaekHyun! —jadeé asombrado.

—Lo siento. Se me ha escapado. —A continuación, señaló a JongIn—. Pero lo he dicho en serio.

—No sé qué mosca le ha picado —le dije a él cuando se marchó.

Se sentó a los pies de la cama.

—Ayer estaba bastante enfadado. Solo se preocupa por ti.

—¿Me vas a contar de qué iba la discusión?

—No.

Tampoco esperaba que lo hiciera. Probé la tortilla. Como era de esperar, estaba muy buena.

—¿Los demás pacientes del hospital también están desayunando tortilla de patatas y verduras?

—No me preocupa lo que desayunen los demás pacientes del hospital.

SUMISIÓN  (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora