36 - Genes y accidentes

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•Alex•

Volver a la rutina del trabajo después de pasar días increíbles sin separarme de mis rubias es toda una tortura inevitable.
Habíamos acordado que nos levantaríamos cuando la otra deba ir a trabajar, pero parece que Pipes y Ali están tan a gusto en la cama, que mi esposa solo se mueve y la abraza gruñendo que tiene frío, así que no me atrevo a incomodarla.
Me siento como si no debiera moverme de aquí, las admiro mientras me termino de acomodar el cabello y mi corazón salta de alegría, ¿es que alguna vez voy a dejar de verlas y sentir ternura? No lo creo, y espero de verdad que no.

*Alex: -Ya me voy, gruñona...- Susurro en su oído y ella me jala de las solapas de mi chaqueta mientras me mira con los ojos azules llenos de algo que no sé describir.

*Piper: -¿Pollo o pescado para la cena?- Me mira a los labios y en realidad me hace pensar en otro tipo de cena.

*Alex: -Sorpréndeme, hermosa...- Le doy un beso en los labios y ella suspira. 

*Piper: -Te amo, esposa... ¿Te importaría pasar a comprar más pañales? Creo que a penas y sobreviviremos por hoy...-

*Alex: -Está bien, si necesitas algo más, envíame un mensaje...- Ella se muerde los labios de forma malvada y sonríe. -Eso que quieres te lo daré más tarde, no necesito recordatorios para eso.- Un pico más y me despido definitivamente.

Los días son magníficos siempre que las tengo a ellas, y no es que seamos una familia perfecta sin problemas o sin momentos en que quisiéramos arrancarnos el cabello solo de no saber que hacer, más bien es el hecho de que hemos encontrado tanto amor en la monotonía de nuestra vida familiar, que eso es lo que hace perfecto el hecho de tenernos.
Ahora que Ali camina, la casa siempre está hecha un desastre, y he estado pensando en colocar protecciones en las escaleras porque a la señorita se le antoja intentar explorar subiéndolas, así es que me viene bien la ida al super, porque puedo pasar al departamento de electrodomésticos y hogar, para ver las opciones disponibles, y no debe ser tan difícil colocarlos, ¿o sí?
Agrego un recordatorio rápido en mi celular mientras camino por las aceras al interior de la universidad, y creo que incluso aquí, no dejo de sentirme la esposa y mamá dedicada que soy.

Claro que jamás dejo de serlo, es solo que antes de Piper solía separar la profesora responsable de todo lo demás, de la mujer libre que ama el vino y los buenos libros y a la que el sexo le genera un interés especial no solo en el aspecto físico.
Antes de Piper ni siquiera dejaba salir mucho esa parte de mí, porque la profesora dedicada y perfecta absorbía todo de mí, y no me daba cuenta de que abandonaba el resto de lo que soy por querer cumplir con esa imagen abnegada que los demás se habían hecho de mí, sin importar que cada vez sepultaba más lo que soy en su totalidad.
Con mi esposa el amor se apoderó de mí, y sin darme cuenta mi esencia se fue liberando rápidamente, como si solo hubiera estado esperando para que alguien hiciera salir a la Alex que siempre he sido.

El sexo se convirtió en un acto glorioso y lleno de sentimientos que me llevó a descubrir más mi propio cuerpo y mi propio placer basado en el placer de alguien más; mis manos, mis labios, mis zonas erógenas, todo se potencializó ante la belleza de Piper que me hizo sucumbir con sus aires de chiquilla atrevida, dándole paso también a la mujer madura que es ahora.
Siempre estuvimos llenas de fallos y errores, algunos pequeños y otros de tamaño monumental, pero no puedo quejarme, gracias a ellos es que ahora estamos aquí, casadas y con una pequeña que críar y a la que educar con todo nuestro amor.
Mi vida pintaba para ser exitosa porque yo estuve esforzándome todo el tiempo para conseguir laboralmente lo que ahora tengo, pero aún así, el éxito completo me lo dio mi esposa, porque emocionalmente hablando, después de Sylvie siempre estuve vacía. Y no es exactamente que mi ex haya sido la mejor pareja, pero de alguna forma nuestras heridas se identificaron y los buenos momentos fueron pocos pero significativos, así que me ayudó también.

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