6 - Siempre tienes más opciones

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Alex

Los días se han pasado volando y jamás me había sentido tan bien estando en Londres como ahora que tengo a mi Pipes y al nuevo humano en su vientre para acompañarme cada día.
No hemos salido mucho, a decir verdad mi rubia prefiere dormir lo más posible y no le interesa mucho visitar la ciudad.
Ni siquiera hemos ido a recoger sus cosas del hotel, solamente nos encargamos de pagar la semana completa el alquiler de su habitación y las cosas siguen ahí, pero es verdad que no las ha necesitado ni un poco.
Casi todo el día se la pasa en pijama y a mí no me molesta en absoluto, ella es preciosa de cualquier forma, y no me importa si no se cepilla siquiera el cabello, nada apaga el brillo que ella enciende dentro de mí todo el tiempo.

A veces no sé cómo actuar, porque aunque parece que me está provocando, cuando comienzo a acariciarla o a querer pasar a otro nivel los besos, ella no hace más que acurrucarse y hacer que la envuelva en mis brazos para dormir, y no está mal, digo, la cercanía con Pipes es increíble y estoy satisfecha solo de poder verla dormir.
Sus náuseas cesaron unos cuantos días en los que por supuesto su líbido estaba por las nubes, y no puedo negar que con Piper yo siempre estoy de humor, pero ahora parece que han vuelto con regularidad los malestares aunque es normalmente solo por las mañanas, y ella dice que antes eran a todas horas, y ni siquiera podía comer bien por temor a devolver todo.
Ahora me he estado asegurando que coma de forma balanceada, y según uno de los libros que he comenzado a leer respecto a los síntomas del embarazo, el deseo sexual puede aumentar, aunque también disminuir en algunas mujeres, sobre todo en las que tienen muchos síntomas recurrentes como son las náuseas y vómitos.
Su color pálido ha vuelto, pero no las ojeras, porque ahora parece que duerme día y noche, así que al menos sé que ha estado descansando mejor.
Casi rompe el récord de 22 horas que duermen los koalas, sin exagerar.

Hoy es jueves, así que en un par de días más ha dicho que volvería a Nueva York, pero yo no estoy ni un poco lista para dejarla marchar, y me niego rotundamente a que se aleje de mí de nuevo, aunque sé que no puedo aplazarlo mucho así como lo he hecho con el equipaje de su hotel que no ha ido a recoger porque precisamente yo no he querido.
Quiero cuidarla y tenerla a mi lado, aunque es claro que yo también necesito volver a trabajar, pero si por mi fuera, me pasaría el resto de los trimestres de la creación de nuestro pequeño bulto pegada a mi Pipes para que no le haga falta nada.
Aparezco junto a ella que recargada en el retrete me mira con la mejilla presionada sobre el frío mármol y el cabello echo un desastre, sé que dijo que no quería que la viera así, pero me encoje el corazón pensar lo mal que se siente, y no tiene por qué enfrentarse a todo esto sola.

*Piper: -Sal de aquí, Alex...- Gruñe y baja la palanca del excusado limpiándose la boca con el dorso de su mano.

*Alex: -No haré eso, mi amor...- Le ofrezco mi mano para que se levante y en efecto lo hace aunque a regañadientes. -Vamos a tomar una ducha, ¿quieres?-

*Piper: -¿Me estás diciendo que huelo mal?- Hace una mueca mirándome ofendida.

*Alex: -Sí, tienes vómito en el cabello.- Beso su frente. -Y aunque eso no me importa, creo que necesitamos asearte para que no te deprimas como los gatos.-

*Piper: -¿Ahora me comparas con un gato?- Vaya hormonas locas con las que el pequeño bulto la ha dotado.

*Alex: -Castígame por eso si quieres.- Peino un poco su cabello hacia atrás. -Manos arriba, amor...- Ella lo hace con desgano y ayudo a sacar su camiseta para luego deslizar sus pantalones de pijama hasta los tobillos para que salga de ellos, y una vez en bragas avanza hasta el lavabo para cepillarse los dientes mientras yo la observo sonriendo.

APRENDE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora