40 - Cambios

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•Alex•

Mi esposa ayuda con dificultad a Ali que se pone los zapatos lista para ir al preescolar, y aunque se supone que deberíamos estar en el trabajo, no hemos querido perdernos este día tan importante de nuestra pequeña hija, que para mí, jamás va a dejar de ser una bebé.
Piper jadea e intenta recuperar un poco el aliento, aunque con esa barriga enorme es difícil para ella hacer varias cosas, sobre todo lo que implica agacharse.

*Alex: -¡Dios! Eres tan preciosa, Pipes...- Me muerdo el labio sin dejar de admirar lo hermosa que es.

*Piper: -Al...- Niega con la cabeza pidiendo que la deje en paz.

*Alex: -Te amo tanto...- Sonrío y ella se me acerca para besar mis labios, aunque seguramente es solo para que guarde silencio.

*Piper: -Mala idea...- Jadea de nuevo. -Me quitaste más el aliento.-

*Alex: -A penas volvamos a casa, voy a arrastrarte a la cama.-

*Piper: -Al, ni siquiera pude dormir bien anoche... Últimamente no me dejas descansar.- Acaricia mi mejilla y es que tiene razón, hay algo que me excita mucho cuando veo su barriga y me siento su dueña definitiva.
No es que la vea como un objeto, es solo que hay algo tan sublime en el hecho de que sea yo quien haya puesto un bebé dentro de ella, con ayuda de un doctor, claro, que me hace incluso estremecer solo de imaginar cómo será cuando nazca.

*Alex: -Pero te corriste muy bien, ¿no es así?- Beso la comisura de sus labios ante sus mejillas sonrojadas y Ali irrumpe en la sala como un torbellino de nervios.

¿Ves la manera en que acomoda su cabello casi de forma escandalosa aunque está perfectamente peinado? Bueno, eso es algo que heredó de mi esposa y no puedo negar lo mucho que me enternece ver que es idéntica a ella.
Con su carácter difícil, su cabello rubio, sus ojitos hermosos y esa voz mandona que solamente viniendo de ellas me hace sucumbir ante sus exigencias en un dos por tres.
Es tan bella que incluso me causa escalofríos ver cómo está creciendo tan rápido, tan solo de imaginar que en poco tiempo más va a comenzar a fijarse en los niños o en las niñas, en lo que sea que ella quiera y esté dispuesto a robarme a mi princesita, y el estómago se me revuelve, porque nadie se la merece.

*Ali: -Necesitamos irnos ya. No quiero que mi maestra vaya a pensar que soy una de esas niñas que llegan tarde a todos lados.-

*Piper: -Sí bebé, ¿estás segura de que quieres ir hoy? Digo, puedes tomarte unos días más para pensarlo...-

*Ali: -Estaré bien, mami, pero no me llames bebé, ya soy una niña grande.-

*Alex: -Andando entonces, preciosa... Vas a aprender mucho en el colegio y por fin harás amigos...- Digo con nostalgia y ella sonríe emocionada.

Si hay algo que nuestra hija anhela con todas sus fuerzas es conocer a otros niños que puedan ser sus amigos y con quienes jugar, porque hasta ahora no ha convivido con uno solo.
Es decir, nos hemos topado con algunos en el parque o en el supermercado, pero no han sido mas que unos minutos de interacción, y debo decir que no es muy buena en eso.
A veces me culpo por lo sabionda que es, pero ante su hambre de aprendizajes no puedo contenerme, y menos ante su gusto por la lectura como yo, y aunque aún no sabe hacerlo, me tiene a mí para leerle todo lo que encuentra a su paso.
A su corta edad sabe bien de dónde vienen los bebés, y está enterada de cómo es que logramos concebir a su hermanito, (sí, es niño) porque no me parece nada malo el que sepa de biología y anatomía, aunque a otros niños y a sus papás les parece bastante escandaloso y no sé por qué.

APRENDE CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora