20 - Guerrera

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•Piper•

Alex está tan feliz que no puedo dejar de admirar como flota entre felicitaciones y conversaciones con las personas que la admiran y aprecian su trabajo, con esa sonrisa increíblemente brillante que iluminaría incluso un jodido estadio de béisbol.
Después de sus lecturas mis rodillas tiemblan, y no estoy segura de si es por cansancio o por lo hermoso que fue escuchar tan dulces palabras para mí y nuestra hija.
He estado tanto tiempo parada que mis pies me están matando y solo por eso acepto a la primera oportunidad ir con Diane a la mesa mientras Alex continua atendiendo a las personas que no dejan de ir tras ella y es maravilloso ver qué más personas están apreciando su talento.

Nicky se llena la boca de algunos entremeses, mientras que a mí no se me antoja probar nada a pesar de que todos me insisten en que debería comer un bocadillo. La sola idea me hace sentir náuseas y no estoy dispuesta a arruinar el resto de la noche solo por malestares que se supone, ya había superado, así que solamente bebo un poco de agua y converso con Lorna sobre cosas que no tengan absolutamente nada que ver con la comida.
Me deshago de mis tacones justo bajo la mesa sientiendo un alivio instantáneo que seguramente debe verse reflejado en mi rostro, y me importa un carajo si alguien lo notó o no. Y ya sé que Alex me dijo que no viniera en tacones, pero mi vanidad pudo más, y aquí estoy, con los pies doloridos, hinchados y demasiado cansados.

*Diane: -Necesito ir al tocador un momento.- Se disculpa poniéndose de pie y sé que debería ir con ella, y no me juzgues si dentro de mí estoy maldiciendo porque deba ser justo ahora.

*Piper: -Aguarde, suegra...- Digo titubeando porque no me he acostumbrado aún a llamarla así. -Yo la acompañaré...- Busco a tientas mis zapatos bajo la mesa hasta que por fin logro, con un poco de trabajo, hacerlos embonar en mis pies.

*Diane: -No era necesario, pero es lindo que quieras hacerlo.- Sonríe mientras nos dirigimos hasta el baño, al que definitivamente no quiero entrar.

*Piper: -¿Está bien si no entro? Voy a pedir una margarita para Alex, seguramente que con tantas felicitaciones, necesita algo para humedecerse la garganta...- Digo mirando en dirección a la barra que está a escasos dos metros de la entrada a los tocadores.

*Diane: -Bien, no tardaré.- Doy la vuelta y me acomodo en uno de los bancos de la barra con un suspiro de alivio por poder descansar de nuevo mis pies, y busco con la mirada a mi elegantemente distintiva y alta novia que se acomoda las gafas como por centésima vez en la noche. Eso es una clara señal de que está un poco desesperada.

******: -¿Puedo ofrecerle algo?- Pregunta una mujer con corte de tomboy que me hace distraer de inmediato por su sonrisa galante y el la manera en que me está mirando.

*Piper: -Hmmm... Sí, quiero una margarita, por favor.- Aguzo la vista hacia el nombre en su gafete escrito con algún marcador negro. Stella.
Yo conozco a una Stella, ¿no? Stella... ¿Dónde he oído ese nombre?

Ella comienza a preparar la bebida y aunque la veo reírse entre dientes, ni siquiera quiero preguntar qué es lo que sucede, a decir verdad, no tengo muchas ganas de conversar con nadie, solamente quiero descansar mis pies y estar con Alex.

*Stella: -Disculpe mi atrevimiento, ¿pero qué no se supone que en su condición no debe beber alcohol? A menos claro que sea algo recetado por el médico, pero no creo...- Dice mirando mi barriga que de inmediato acaricio y sonrío.

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