Esté donde esté (Varchie)

Prólogo

—¿Quieres dejar de hacer esa maleta y mirarme por primera vez desde que llegué?— el pelirrojo dio pasos seguros hacia su novia, bueno ex novia.

Sin mostrar mucha rudeza, quitó la suave tela negra de las manos de Veronica y arrojó el vestido a cualquier lugar de la habitación.

—Archie– Veronica miró directamente hacia los ojos de su Archie y suspiró– ya no hay nada de que hablar, de verdad Archie, cuando te dije que ya no habían rencores entre nosotros ayer que me fui a despedir de ti, lo hice de verdad. Mañana me voy a Nueva York y quiero dejar bien Riverdale, ya acalare todo lo que tenía que acalar contigo, ya es hora de que cada quien siga con su vida.

—No, no hemos aclarado nada, ayer tú solo fuiste a despedirte y a regresarme todo lo que te había dado, simplemente decidiste ponerle fin a nuestra historia. Ni siquiera intentaste arreglar las cosas, prometimos que lo nuestro funcionaría a pesar de que me fuera al ejercito y tú a Nueva York.

Veronica una vez más suspiró, dejó de lado su maleta. Cerró los ojos e intentó no llorar, ya no se podía permitir derramar una lagrima más por el chico que estaba frente a ella. Llevaba días llorando, estaba hundida en una tormentosa tristeza y lo único que deseaba era irse de Riverdale y olvidar que alguna vez vivió ahí, olvidar que alguna vez se enamoró de verdad.

—No hay nada que arreglar, el daño lo hiciste hace tiempo– alzó la vista y limpiando una lágrima rebelde que escapó de sus ojos marrones enfrentó a Archie– tú fuiste quien arruinó esto, yo no fui la que se besó con tu mejor amigo.— Veronica se puso de pie comenzando a sentir la rabia invadir su cuerpo. No podía creer que Archie tuviera la osadía de reclamarle porque ella no quería arreglar las cosas después de que él fue quien le rompió el corazón.

—Ya lo sé– el pelirrojo comenzó a sentirse desesperado. No sabía cual era la manera de hacer entender a Veronica que lo que pasó entre Betty y él fue una confusión. Que él nunca quiso engañarla, mentirle y traicionarla, porque a la que amaba de verdad era a ella, solo a ella– ya te dije que entre Betty y yo no hay nada, que todo fue un error, un momento de debilidad, pero tanto ella como yo tenemos claras las cosas. Ella ama a Jughead y yo te amo a ti– dio un paso hacia Veronica pero esta al instante dio uno hacia atrás, alejandose de él– Betty y yo nos amamos como amigos, siempre hemos estado juntos, el uno para el otro, pero es todo.

—Archie, de verdad ya no quiero escuchar excusas, ya no quiero que me sigas diciendo lo que pasó, ya, ya estoy harta– y sin poder evitarlo, al borde del colapso dejó escapar todas las lagrimas reprimidas– te amo Archie y no sé si en algún momento vuelva a amar a alguien como te amo a ti– se sintió pequeña, débil y vulnerable. En otras ocasiones lo único que deseaba ante estos momentos de tristeza, era que su Archiekins la abrazara, le dijera que la ama y que no la soltara, pero ahora lo que más deseaba era que él se alejara, que la dejara tranquila– todo el tiempo que estuvimos juntos intenté día con día que lo nuestro funcionara, nunca te fallé, me dediqué en cuerpo y alma en hacerte feliz, en intentar ser mejor día con día porque yo siempre sentía que no te merecía, te veía como un ser maravilloso incapaz de lastimar a alguien, sentía que no era suficiente para ti, porque creía que te merecías el mundo entero y sufría cada vez que me sentía poca cosa porque me aterraba la idea de que tú un día simplemente me dejaras, porque te habías dado cuenta de que te merecías a la mejor chica del mundo...

—Veronica, para, no sigas– Archie se acercó todo lo que pudo a ella, no la dejó continuar, tomó entre sus manos el delicado rostro de Veronica y la acercó a él. Recargo su frente contra la de ella y con movimientos suaves limpió las lagrimas de la chica. Verla asustada por su presencia lo lastimaba, ver que no era capaz de hablar bien era como si le enterraran un cuchillo por la espalda, ver como ella evitaba su mirada lo rompía, verla llorar lo mataba y verla sufrir por él provocaba que se odiara a sí mismo. Él sólo debía dedicarse a amar, respetar y cuidar a Veronica y no lo cumplió, falló– no te quiero seguir escuchando decir eso, porque sabes que no es verdad– esta vez fue él quien no se sentía capaz de hablar, un gran nudo se comenzaba a formar en su garganta y las lágrimas comenzaban a quemar su piel– yo soy él que nunca te mereció, tú, t-tú eres perfecta, por Dios Ronnie, todo el mundo quiere estar contigo, no hay chico que no sueñe contigo.