40. Destinados

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(Para este cap, si me lo permiten les aconsejo leerlo mientras escuchan "The song that Everyone sings", "In the name of love" y "Closer")

Veronica

—Siento que te esté haciendo caminar...— Archie rompe el silencio después de un par de minutos. Llevamos caminando aproximadamente veinte, quizás veinticinco minutos desde que salimos de Thornhill, ya que él ahora no tiene auto y yo vine con Chad en su auto, y bueno mi esposo justo ahora está llevando en su auto a esa tal Minerva a nuestra casa.

—Ah– volteo a verlo unos segundos al sentir su mirada clavada en mí– está bien, no te preocupes, caminar es bueno, y es necesario, así que no te preocupes, no tengo problema alguno.

—Bueno, pero venimos desde Thornhill y aún falta un par de minutos más para que lleguemos a mi casa.— él suspira, veo de reojo como mete las manos en los bolsillos de su chamarra y patea una piedra que se puso en medio de su camino.

—Archie, tranquilo– vuelvo a verlo y le regalo una sonrisa para que deje de estarse lamentando por haberme hecho caminar– está bien, estoy bien, créeme que no me importa, deja de torturarte pensando en eso.— él igual me mira, medio asiente y suspira.

—Lo sé Ronnie, es solo que...– él guarda silencio unos segundos, así que sigo mirándolo de reojo– tu esposo no te haría ir a pie, él te llevaría en su lujoso auto, y yo...– frunzo el ceño al escucharlo decir eso y esta vez me giro por completo para mirarlo– sigo siendo el chico sin dinero, ni auto.— bufa y niega con la cabeza.

—¿Qué?– hablo confundida y algo molesta porque Archie está intentando insinuar que soy alguien que se fija más en el auto que lleva la persona, que en la propia persona– Archie deja de decir estupideces– detengo mi caminar, provocando que él haga lo mismo, se gira para verme y me cruzo de brazos– sabes que yo no soy así, yo no soy ese tipo de persona, no soy la clásica chica rica que le interesa más ver el auto, el dinero, la casa, los bienes materiales de la persona, que la misma persona– suspiro y niego con la cabeza– tú mejor que nadie lo sabes, en el pasado nunca te juzgué ni te hice sentir menos por tu condición económica, ¡porque nunca me importó!– bufo algo molesta y desvío un poco la mirada– y sigue sin importarme– vuelvo a mirarlo y niego con la cabeza– si acepté esta loca idea, si acepté estar contigo esta noche y no con Chad, es porque así lo quise y así lo quiero, no porque tengas o no tengas auto, así que deja de decir tanta estupidez porque te juro que si me termino yendo no será porque me hayas hecho caminar, sino porque me hayas hecho escuchar tus tonterías durante todo el camino.— hablo algo molesta, lo miro seria una última vez y retomo mi caminar.

—Está bien, Ronnie, tienes razón– veo como Archie empieza a caminar y acelera un poco su paso para alcanzarme– no debí decir nada de eso, lo siento, es sólo que...— no dice nada, sólo deja las palabras en el aire. Frunzo el ceño y volteo a verlo esperando a que continúe.

—¿Es sólo que qué?— alzo una ceja sin dejar de mirarlo, él voltea a verme, parece ser que examina todo mi rostro, pero se detiene un par de segundos en mis labios, provocando un leve sonrojo en mis mejillas.

—Es sólo que...– él observa un par de segundos más mis labios, así que sin poder evitarlo hago lo mismo y veo como se lame sus lindos labios– estoy nervioso– escucharlo decir eso me hace salir de mi trance, así que dejo de ver su boca, sacudo la cabeza y lo miro a los ojos sin entender a qué se refiere– estoy muy nervioso, Ronnie.— suspira y al igual que yo, me mira a los ojos.

—¿Nervioso de qué?, ¿o por qué?— alzo una ceja y lo miro confundida.

—Porque hace años no paso una noche contigo– siento como los nervios invaden mi cuerpo al escucharlo decir eso y de la nada siento como mis mejillas empiezan a arder, casi quemando mi rostro– sé que sonó mal, pero lo digo en el buen sentido, antes tú y yo dormíamos juntos casi diario y digo, no quiero decir que lo haremos hoy, si tú no quieres que pase nada, así será– veo como sus mejillas igual se tornan de un color rojo intenso y sin poder evitarlo suelto una pequeña risa al verlo así, luce tan tierno que me dan ganas de comerme sus mejillas y toda su cara– pero la idea de volver a estar contigo una noche aunque sea para platicar, me está volviendo loco, no puedo con los nervios porque no puedo dejar de sentirme el hombre más afortunado del mundo– sonrío de oreja a oreja al escucharlo decir eso, provocando que él igual me regale una de esas sonrisas que siempre me han vuelto loca– te juro que es una mezcla de nervios y emoción– esta vez es él quien suelta una risa y me mira– lo siento, Ronnie, suena muy patético todo esto.— y en un abrir y cerrar de ojos, el entusiasmo abandona su cuerpo, así que baja la mirada, deja de sonreír y suspira.

Esté donde esté (Varchie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora