No me digas adiós [1]

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Baile caliente

Rhett

Inhalo por última vez el humo del cigarro tirando la colilla en el cenicero a mi lado sin aparata la vista de la chica. Estaba ahí, dándole de beber a su amiga como si no hubiese un mañana. La había estado observado desde hace un rato y no sé cuál es su intención al ponerse en ese estado, aunque siempre ha sido así, a Rhylee le gusta divertirse en grande y por eso había puesto los ojos en ella. Con un cuerpo buenísimo, carácter fuerte, esa seguridad que en algún punto presencié y la sensualidad que emana con cada paso que da, llamó mi atención, así como la de muchos, pero tenía que arruinarlo y como todo en esta vida se acaba, ella acabo conmigo.

Verla era un constante recordatorio de lo imbécil que había sido y como me había visto la cara. Negué de tan solo pensarlo, pero fue imposible no traer eso asqueroso recuerdo a mi mente. Monto un puto teatro que ni ella se creía con tal de seguir conmigo y pensó que yo lo seguiría como un pendejo cuando la cago y se llevó la sorpresa de que conmigo no iba a hacer así.

Averigüe hace un par de semanas que ella estaba engañándome, no lo creí porque ella juraba que éramos exclusivos, incluso me exigió en más de una ocasión que no podía ver a nadie que no fuese ella. Le di la oportunidad de que me dijera la verdad y lo negó, múltiples veces y le di beneficio de la duda porque la pasábamos bien, me daba lo que quería y yo igual a ella, pero las fotos que tomaron de ella con otro tipo hablaban por sí solas. Me engaño y jodió todo.

Se arrastro rogando para que la perdonadora, pensando que lo haría, que dejaría pasarlo cuando no tenía tiempo para sus estúpidas excusas que ya no me tragaba y le dije que teníamos que terminar con lo que sea que estábamos teniendo y como espere, enloqueció aun cuando había evidencia se atrevió a decir que no era nada. Sabía perfectamente que ella quería su reputación intacta y yo igual por lo cual era mejor mantener las cosas así, con discreción. Suelto una amarga risa de tan solo recordarlo y le doy un trago a la bebida amarillenta esperando que despejara mi mente.

Desde ese entonces no habíamos hablado y no teníamos porque, así que no entiendo que hacía aquí y cuál era el objetivo de traer a todas sus amigas aquí y terminar ebria frente a mí. Lo estaba haciendo a propósito, pero no caería en su juego, no más. Sé que podíamos aparentar frente a todos que las cosas terminaron bien, se le da eso, pero no haría nada más. Estaba cruzando el límite.

Le di el estúpido recorrido a su amiga que no sé qué mierda intenta. En ese momento estaba demasiado relajado por la María que había fumado así que no lo pensé mucho y llevé a su amiga Calliope, la cual no me ha quitado los ojos de encima desde que me vio y todo hizo clic dándome cuenta de cuáles eran las intenciones de Rhylee cuando prácticamente la arrojó a mis brazos estando en mi casa. A veces me preguntaba qué tan ciego había sido para estar con semejante persona y es que ya no estamos juntos, pero sigue amargándome la existencia.