Tus ojos dicen
Ares se encontraba atento a lo que pasaba frente a nosotros mientras que estoy a su lado distraída, tensa y desvelada porque no he conseguido pegar el ojo estos días y menos cuando sé que mañana iremos a la ciudad. Se me revolvía el estómago de tan solo pensarlo.
El señor Hooley se había movido este fin de semana con las pruebas que le mandamos, de igual forma le envié los papeles que debía llenar, no tenían muchos ánimos sin embargo era necesario porque apenas llegó el lunes nos dio fecha y hora para ir a declarar.
Sinceramente no pensé que fuera tan rápido y fácil, Ares dijo que su papá es uno de los mejores, probablemente el mejor abogado del país con demasiados casos en lista de espera y solo toma los que le requieren un desafío o cuando son favores como este. Le dije cuando hablamos por teléfono junto con Ares que podría pagarle, pero tanto él y su hijo se negaron a recibir algo de mi parte. Baron dijo que me lo debía después de cómo me trato en la cabaña a lo cual dije que eso era pasado, me estaba ayudando demasiado y la relación con su hijo mejoro asi que no hace falta recordar eso.
Me explicó todo con Ares junto de mi escuchando atento en caso de que se me olvidara o se me pasara algo, pero tenía claro que haría, diría y cómo funciona todo el proceso. No habría una audiencia como tal ya que pondría una denuncia donde declararía para la orden de restricción. Baron mencionó que con la evidencia que tenemos es más que suficiente para que sea seguro que proceda la demanda, también que se sabrá sobre la orden de restricción haciendo énfasis en que así es eso, no se puede poner una orden sin notificarle a la persona. De igual forma con la demanda lo sabría y después de eso sería otro proceso. Escuchar eso me inquieta, pensando en lo que podía desatar después de eso, pero me seguía recordando que era necesario y no me echaría para atrás en este punto, aunque sentía que se me caía el cabello del estrés.
Me volteo hacia Ares en cuanto siento la calidez de su mano sobre mi pierna dándole un leve apretón sacándome de mis pensamientos.
—¿Quieres irte? —susurra inclinándose un poco hacia mí.
Su aroma inunda mi nariz y el calor de si cuerpo me estremece al instante. Por más que pase el tiempo soy demasiado inmune a su toque, a su presencia en general, pero me gusta a pesar de todo lo que está pasando. Tenerlo a mi lado siempre me va a gustar.
—No —murmuro moviendo la cabeza levemente.
—¿Segura? —la seriedad de su rostro es una clara alarma de preocupación hacia mí.
Solo asiento, comprende y toma lentamente una de mis manos llevándola a su regazo para entrelazar nuestros dedos y eso de alguna manera hace que se me relajen los hombros. La tensión es algo tan familiar para mi cuerpo últimamente que me estaba acostumbrando a esa horrible sensación.
Olvidaba relajar mis hombros hasta que sentía un terrible dolor en la espalda, apretaba los dientes hasta que me dolía la mandíbula y mis manos estaban engarrotadas haciendo que me dolieran las articulaciones. Sentía que esto estaba acabando conmigo. Había dicho que cuando me enterara de quien fue estaría más tranquila y ha sido todo lo contrario, la incertidumbre me estaba matando.
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No me digas adiós [1]
RomanceCallie es una chica cuyos problemas los podía contar con los dedos de su mano, inteligente, divertida con complejo de comediante y siempre ha mantenido un perfil bajo en la universidad, hasta que él llega y la saca de su zona de confort. Jamás se vi...