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Lo que siento por ti

Mi respiración se acelera y aprieto los dientes nerviosa, sin atreverme a voltear porque había escuchado que no me atrevía a decirle

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Mi respiración se acelera y aprieto los dientes nerviosa, sin atreverme a voltear porque había escuchado que no me atrevía a decirle. Soy un desastre, todo me tiembla, mi semblante se cae y los ojos se me llenan de lágrimas sintiéndome el ser más patético y miserable de este mundo.

—Callie —lo escucho decir a modo de advertencia.

Haciendo acopio de la fuerza y la poca valentía que me queda, lo enfrento. Una punzada en el pecho me perfora al ver que me observa desde la punta de las escaleras y no necesito estar demasiado cerca para ver la decepción en su rostro y el enojo.

—Responde —me dice bajando el último escalón viniendo hacia mi— ¿es cierto todo lo que has dicho?

Camina a paso lento y yo siento que he perdido la capacidad de hablar. Estoy en blanco y no puedo pensar con claridad porque se supone que esto no debía de ser así.

No tenía por qué enterarse. Maldición me odiaba por pensar eso aun, pero creo que en algún punto de la conversación con Kelsey alcé la voz y no me di cuenta.

—Yo... —me corto porque las palabras no eran capaces de salir de mi boca.

Solo moví la cabeza negando al momento en que las lágrimas comenzaban a salir. El rostro de Ares muda por completo y aquello me rompe.

Se ha enterado de lo que siento de la peor manera posible.

—Quería decírtelo.

Mentirosa.

Lo sé, sé que lo soy, pero se sentía correcto decirlo.

—¿Cuándo? —queda a una corta distancia y siento que no me funcionan las piernas bien.

Su presencia me descoloca y siento que en cualquier momento perderé el balance de una carga que he intentado sostener sola.

—No pensé en un buen momento... —muevo la cabeza intentando ordenar mis ideas— Siempre pasaba algo cuando quería decírtelo y luego lo aplacé porque... pensé que como tú te vas...

—¿Por eso no me habías dicho? —me interrumpe, su semblante intenta mantenerlo sin ninguna expresión mientras se cruza de brazos— ¿Por qué me voy?

Asentí, avergonzada.

Se pasa las manos por el cabello desesperado al ver que no digo nada. Siento que se está conteniendo y la vena que sobresale de su cuello me confirma lo molesto que está. Los golpes y rasguños en su rostro me hacen pensar en que solo le he hecho daño y no sé lo merece.

No quería hablar sobre esto, me sentía mal conmigo misma porque me había escuchado decir todo eso, haciendo que de manera inconsciente quedara expuesta ante él.

—¿Cuándo pasó?

—Hace mucho —murmuro— no tiene caso que ahora te diga esto si estás a nada de tomar un avión, no es como que eso cambie las cosas.

No me digas adiós [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora