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Me quieren volver loca

Detesto las mañanas y en especial esta, pues antes de poder abrir los ojos mi cuerpo se impactó con la dureza del piso, empezando el día de la mejor formar, es decir, cayéndome de la cama

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Detesto las mañanas y en especial esta, pues antes de poder abrir los ojos mi cuerpo se impactó con la dureza del piso, empezando el día de la mejor formar, es decir, cayéndome de la cama. Nótese el sarcasmo.

Suspiro, molesta, es demasiado temprano para sentirme así, pero es que ya me estaba doliendo todo y ni siquiera había desayunado.

Termine de vestirme sin verme en el espejo, no estaba de humor. Reúno todas las cosas que necesito hoy y las meto de mala gana a mi bolsa para bajar y prepararme algo de comer, tenía tiempo de sobra porque me había despertado antes de que sonara mi alarma y todo porque el diablo decidió darme un beso de buenos días.

Ayer llegue y simplemente me arroje a la cama enojada sin querer ver a nadie, me quería aventar de la ventana, pero era demasiado dramático para mi gusto. Me hacían falta unas buenas bofetadas para quitarme lo estúpida porque seguía sin poder creer lo que había pasado con Ares, otra vez.

Empiezo a creer que ese auto tiene algo.

Aja, el auto es él que tiene algo.

Ignoro a mi conciencia, entrando a la cocina y comienzo a sacar las cosas de las bolsas para ordenar todo porque ayer estaban ida, procesando lo que habia pasado, olvidando por completo que tenía que guardar mi despensa.

Siento tres pares de ojos siguiendo mis movimientos desde hace un rato y me volteo a verlas arrugando la frente sin entender que esta pasado.

Las chicas se encuentran comiendo en la isla que hay a la mitad de la cocina en silencio desde que llegue, pero no me han dejado de ver y no que es lo que pasa.

— ¿Qué sucede? —pregunto sin mirarlas terminado de guardas las cosas que faltaban.

Al no obtener una respuesta de su parte me volteo para verlas alzando ambas cejas esperando una respuesta.

Todas hemos vivido juntas desde el día uno aquí en el campus, contamos con la suerte de que nos dejaran estar solo nosotras cuatro sin tener que ser una fraternidad, solo debemos estar en algún taller para cumplir con los créditos que según el reglamento de la escuela exige.

Al comienzo me costó adaptarme a vivir con tres personas que no conocía, el ser hija única no me ayudó mucho con eso, pero con el tiempo logramos encajar bastante bien y a pesar de que a veces tengamos nuestras diferencias, aprendimos a convivir sin querer matarnos a cada rato.

Mantengo mi vista en ellas y recargo mis brazos sombre un extremo de la isla esperando que alguna diga algo.

—Nada —habla mi compañera magra de piel blanca y cabello castaño oscuro largo—. Solo queríamos saber cómo te había ido con Ares.

Miro confusa a Tori y lo primero que se me viene a la mente es: ¿cómo se han dado cuenta que estaba con él? aún peor ¿habrá visto el beso?

Aparto mis ojos y veo la lata que tengo en la mano como si fuese la cosa más fascinante.

No me digas adiós [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora