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Caballero sin espada

Caballero sin espada

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Ares

Parecía maldición que tenía que verlo en todos lados. La semana pasada no quería topármelo porque sabía que no me contendría ni me tocaría el corazón para darle una paliza que bien merecida tenía, pero no podía meterme en problemas y menos ahora. Así que mantuve mi distancia en los entrenamientos, me apartaba cuando estábamos el campo y siempre me aseguraba de que estuviéramos en el equipo contrario porque sabía que con el más mínimo roce terminaríamos peleando.

Esas semanas me la pase ocupado yendo a verla, estado ahí para ella cada noche hasta que literalmente me hecho de su casa diciendo que estaba bien, cuando ambos sabíamos que eso era mentira. Le di su espacio porque quería que estuviese mejor, que se sintiera mejor y esperar que quisiera hablar conmigo, pero no lo hizo. Sus respuestas eran con monosílabos y cuando tocaba el tema lo evadía.

En el tiempo que llevo conociéndola, jamás la había visto así y no mentiré, me dolía verla de esa manera. No era ella, solo una triste y apagada versión de Callie, no feliz ni energética diciendo incoherencias como normalmente lo hacía, ahora solo parecía ser un adorno más de su habitación.

El día que la sorprendí y la asusté, por un momento sentí que le estaba haciendo daño, cuando dijo que la dejara, entendí que es estaba pasando. Tuvo un ataque de pánico, conocía los pasos y métodos para ayudar a alguien a salir de ese estado, pero mi desesperación era tan grande en ese momento que lo olvide, solo recordé controlar la respiración que es esencial para que no se sienta que se está ahogando.

Después de eso las ganas de golpearlo regresaron con mayor intensidad porque por su maldita culpa ella estaba en ese estado. Quería quitarle esa estúpida sonrisa del rostro a Rhett Davis porque mentiría si no hubiese fantaseado con hacerlo. La sangre me hervía de tan solo pensarlo, cada vez que recordaba lo que le había hecho a West. Tampoco podía evitar sentirme culpable por no haber sido capaz de ir a esa estúpida fiesta y evitar que eso sucediera porque no me gustaba verla sufrir y como se culpaba constantemente por algo que claramente no había hecho.

Todo a causa de ese maldito infeliz que se pasea sintiéndose el mejor, cuando todos dentro del equipo sabemos la mierda de persona que es, pero que nadie se mete en eso porque ninguno de nosotros es mejor que el otro.

Siempre hemos tenido nuestras discusiones y lo toleraba hasta cierto punto porque no podía arriesgarme, ya la había cagado lo suficiente los primeros meses aquí. No podía cambiar de universidad otra vez, ya mi historial estaba manchado al haber tenido un malentendido que termino en una expulsión como para agregarle más. Además, ambos estamos en el mismo equipo y no en contra, pero no sé cuánto tiempo más lo soportare.

Camino entrando a los vestidores y me detengo hasta llegar a mi casillero, dejo mis cosas y me cambio rápidamente mientras saludo a los chicos que van llegando. Termino de ponerme todo el equipamiento para salir al campo. Calentamos media hora y hago mi mayor esfuerzo por mantenerme alejado de él, justo hoy no estoy de humor.

No me digas adiós [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora