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El esplendoroso presente

El esplendoroso presente

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—¿Ya le dijiste?

La miro queriendo no responder a eso porque sabía perfectamente que era un rotundo no. Termino moviendo la cabeza sin ser capaz de decir nada más porque me ofrece una de esas miradas en donde sé que está haciendo un gran esfuerzo para no ser demasiado expresiva porque sé que por su mente están pasando bastantes locas ideas que prefiero que se mantengan dentro de su cabeza.

Esta mañana me he reunido con Kelsey en su casa a tomar café, solo que no es tan de mañana, es medio día y esto es más un almuerzo, pero es la hora en la que mi amiga se despierta así que no puedo pedir mucho siendo un sábado por la tarde, además el punto era vernos porque teníamos tiempo sin cruzar palabra. Nuestra amistad es rara porque nos vemos una vez por semana, incluso menos, pero lo hacíamos funcionar. Teníamos bastantes cosas sobre qué hablar, como el trato que tengo con Ares, lo que hemos hecho y lo que no, intentando no dar muchos detalles y por último, lo que sucedió con Max. De tan solo pensarlo se me cae la cara de vergüenza.

—Callie.

—Se lo diré —aseguro dandole una mordida al muffin de moras que está riquísimo intentando concertarme más en el sabor que en la conversación.

En la hermandad de Kel siempre hay comida de cualquier tipo y recién hecha porque a comparación de nosotras, tienen un chef y dos ayudantes a su disposición 24/7, pero es que claro alimentar a más de una docena de personas no debe ser fácil ni menos organizarse, siempre tienen diversión en esta casa.

—¿Cuándo? —me mira— Sabes que, entre más tardes en decírselo, peor será.

—No sé, no puedo poner una fecha para esas cosas, además no es para tanto.

—Se va a cabrear cuando se entere —advierte.

Pongo los ojos en blanco.

—No es mi padre Kel, puedo salir y ver a quien yo quiera, no necesito de su permiso —digo.

De alguna forma haciendo caso omiso a lo que sentí después de lo ocurrido con Max. Termine molesta conmigo misma y con él por haber echo eso que me llevo a la conclusión de que no había nada que aclarar. Sé que Ares puede que le moleste la simple idea de que haya estado en casa de Max sola y ahora lo del beso, peor. Habíamos dicho exclusivos, lo recalque y ahora resulta que he sido yo quien ha roto lo de ser exclusivos poniéndome en una maldita situación en donde ahora le debía una explicación. Maldita sea.

—Lo sé, pero ¿qué hubiese pasado si las cosas fueran al revés? —me hace reflexionar.

Pasó las manos por la cara cansada, imaginando lo que ha dicho la rubia. Me estremezco de tan solo pensarlo, imaginarlo y ahora verlo como algo que pueda pasar se me revuelve el estómago.

De repente se me quito el hambre.

—¿Te hubiese gustado que lo ocultara? —cuestiona.

—No.

No me digas adiós [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora