No me digas adiós [1]

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Cuestión de tiempo

Se veía demasiado lejos, pero por fin los exámenes han terminado. Esta mañana he recibido mi última calificación las cuales me tiene muy satisfecha, después de todo pongo bastante esfuerzo y empeño en mi carrera como para no obtenerlas.

Mis planes para este fin de semana son dormir y no hacer nada porque mi cuerpo lo pedía a gritos. Ayer apenas y dormí, tal vez estaba exagerando, pero seguía asimilando que Ares se ira.

Tenía demasiado mi cabeza y cuando me di cuenta el sol estaba saliendo. Ares se va. Han pasado casi 24 horas desde que me lo dijo y sé que es por mucho tiempo, son seis meses y regresará, pero la noticia me tomo por sorpresa, estaba desarmada cuando me lo contó. Por eso tengo unas ojeras que me fueron difícil cubrir, no estoy del mejor humor y como debía actuar que aquello no me afectaba, vine a una de sus prácticas con Kelsey.

No quería poner distancia nosotros de nuevo, además de que no sé porque siento que tenemos los días contados por dramático que suene, así lo sentía.

Esta es la única hora del día que teníamos para vernos porque Kel se ira con Scott, que decidieron empezar su fin de semana desde hoy. Después de esto tengo mi cita con la psicóloga. Aun lo mantengo en secreto, no porque me sintiera avergonzada sino porque quería hacerlo por mí y no quería que nada influyera en como eso me hacía sentir.

—¿Así que se ira? —la rubia retoma lo que le había comentado apenas y nos sentamos en las gradas.

—Un semestre —asiento soltando un leve suspiro algo seria.

Pasan unos segundos y no responde nada, la miro y puedo ver la perversión en su rostro, sabiendo que la he cagado con aquel suspiro.

—¿Le dijiste? —me mira alzando las cejas y tenso la mandíbula.

—Iba a hacerlo, pensaba que sería un bueno momento, pero cuando soltó la bomba no lo veía conveniente.

—Joder Callie —se queja lanzándome una de sus miradas diciendo no puede ser.

Muerdo mi labio inferior suspirando.

—No puedo decírselo —niego varias veces con la preocupación apoderándose de mi cuerpo al igual que los miles de pensamientos intrusivos.

—¿Entonces cuando lo harás? —me mira arqueando una ceja un tanto molesta—¿Cuándo se vaya?

—No sé, tal vez ni siquiera le guste, eso pudo haber sido una señal para no hacerlo, todo pasa por algo ¿no es así? —digo sabiendo que estoy hablando tonterías.

Mis ojos se van hacia el campo cruzando miradas con el individuo que me tiene así. La vida no podía ser más hija de puta.

Sonrío sin mostrar los dientes cuando me saluda y volteo a ver a la rubia que me mira entrecerrando los ojos.