-Linda casa muchachos. California había estado balbuceando ridiculeces todo el camino hasta la casa de los The Cloud.
Era una casa común, de dos pisos, un hermoso jardín.
Terrens caminaba tomando a California en sus brazos, pero sus ojos estaban puestos en mí. Tengo que admitir que, era la primera vez que un chico me prestaba atención teniendo a California junto a él.
Billy tomaba un par de guitarras del baúl del camaro y corría hacía la casa para abrir la puerta.
-¿Viven solos?. Me atreví a preguntar. Billy seguía con su vista en la cerradura de la casa.
-No, están Jake, Tomas y Stephan.
-Alejate de ellos si quieres seguir siendo virgen hasta los cuarenta. Reí ante el estúpido comentario de Terrens.
-Yo creo que quiero dejar de zer virgen. California tomó del cuello a Terrens y besó sonoramente su mejilla. Una especie de acidez me recorrio por dentro.
-No creo que sea buena idea peliazul. Habló él, y fijó su vista en mí sonriendo.
Alce ambas cejas en respuesta y vi a Billy abrir por fin las puertas de la casa.
-Sientanse como en su casa señoritas. Al entrar miré cada espacio. No era una casa de rockeros cómo me lo esperaba. Todo estaba ordenado y limpio. No había condones usados en el suelo cómo me imaginé, ni pantalones olorosos colgados por cualquier parte. Ni tampoco ropa interior de mujer adornando el sillón.
-Bastante... limpio. Agregué.
Billy rió y se dirigió a mí al hablar.
-¿Que esperabas de nosotros Mi Lady?. ¿Cajas y cajas de condones, mujeres corriendo desnudas por la casa y ropa sucia revuelta por doquier? ¿Tan mala impresión te dimos?.
Terrens hizo una mueca simulando una sonrisa. Y debía admitir que se veía irresistible desde este punto.
-Tal vez no somos buenos rockeros Billy, no estamos en su perspectiva.
Dejó a California en el suave y mullido sillón y caminó hacía el comedor. Abrió el refrigerador tomando tres cervezas negras.
-Yo también quiero una muchachis. California aún intentaba hablar bien. Pero estaba suficientemente borracha.- Ser virgen me pesa, quiero dejar de serlo.
Tome cara con ambas manos y suspire fuerte. Porqué las cosas mas ridículas y estúpidas me pasaban a mí.
-Trabajo duro de ser niñera de tu mejor amiga ¿verdad?. Sin darme cuenta tenía a Terrens frente a mi ofreciendome una cerveza. Acepte asintiendo con la cabeza, y tome un largo sorbo.- Lo é pasado con Billy. Noches enteras de vomitos, peleas callejeras y virginidades tomadas.
Escuché las risas de Billy desde el comedor.
-Que encantador. Hablé con ironia.
Terrens sonrió y levantó sus hombros.
-Ya hemos dejado esa vida atrás. No nos daba nada. Nada que valiera la pena. Tomó un largo sorbo de su cerveza y caminó hacía el sillón que se encontraba junto al de California.
-Él es el mas débil de los seis. Billy hablaba detrás de mí. - Se enamora fácilmente, de las mujeres equivocadas. Son todas unas perras. Si no eres el hombre malo, que las hace sufrir entonces te expulsan de su vida.
-No todaz zomoz azi Baily, a mi no me guztan loz chicoz maloz, mientras zean tiernos y ezponjozoz, y con un redondo y gran trasero. Mi amiga era la reina de las idiotas cuando estaba ebria. Me las cobraría cuándo esté sobria, háganmelo recordar.
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Two Pieces ©
Teen Fiction«Thea tratará de encontrarse ella misma. Y por más difícil que se lo imponga el destino, él, se encargara de que todo valga la pena, ¿pero... el amor será suficiente?»