Capítulo 16

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Nos encontrábamos ya, en el viejo, pero muy bien cuidado teatro. En donde los The Cloud harían su presentación pospuesta.
Me hallaba con una gran campera marrón, para ocultarme del frío viento que se había levantado hace algunas horas. Y ya que era de noche, el clima se hacía más frío cada segundo. También llevaba unos leggins negros, junto con unas polainas grises. Y en mi cabeza, adornaba un hermoso gorro tejido de lana color beige.
California llevaba una campera rompevientos color lila, y nos jeans oscuros, junto con sus largas botas grises que calentaban sus pies.
Estabamos detras del Backstage. Calentandonos con unos enormes capuccinos en nuestras manos, y resguardandonos cerca de unos pequeños calentadores. Mientras que los chicos estaban en el escenario.
Holuk hablaba por telefono, mientras que Anastasia estaba recostada en uno de los largos sillones puliendo sus uñas.
California tomó asiento en uno de los taburetes que se encontraban al lado de una gran mesa de billar. Y yo la seguí, sentandome en otro de los taburetes.
Mientras disfrutabamos de loa humeantes y sabrosos capuccinos, se escuchaban los gritos y las voces de la banda.
-¿Sabes que estaba pensando? En que podríamos hacerle tragar esa lima, que se le estanque en el estómago y así, se sentirá demasiado mal cómo para andar gastando saliba con Terrens. Escuché a mi amiga susurrar a mí lado. Su voz había sonado ronca y graciosa debido a que comenzaba a volverse afonica.
-No, la mejor manera sería...
Comencé a hablar, cuándo voltee a mirarla y llevaba en sus labios un gran bigote de espuma de capuccino, y me fue imposible no largarme a reir.
-Es sólo espuma Thea. No te vuelvas a reír así, o la siguiente espuma no estará en tu cara, si no en tu trasero. Su largo y fino dedo me apunto, junto con su mirada que fingia enojo. Asenti, mordiendome el labio para aguantar la carcajada que se había atorado en mi garganta.
-Esta noche. Quiero aprovechar la oportunidad de enmendar las cosas, cantandoles una de las canciones, improvisadas que se hallan en mí mente. Últimamente, me siento demasiado inspirado para componer las melodías, que creo que son las más buenas que se hallan creado en mí jamás. Quiero que los verdaderos fans de ésta banda, se sientan orgullosos de saber que seran los primeros en escuchar está canción. La dedico, también a una persona especial, que estoy muy seguro que sin ella, éste imprevisto no sería posible... Y UN DOS TRES ¡YA!.
La voz de Terrens había recorrido cada pasillo del teatro. Y en cuánto Anastasia escuchó la dedicación, su sonrisa se hizo mas grande que su feo rostro. Siento admitir que un gran agujero se formo en mí interior, más todavía, al escuchar la hermosa letra de su canción. California hacia morisquetas con su boca mientras observaba a la rubia morder la lima con la que había estado moldeando sus largas uñas.
-Es nuestra oportunidad. Alargo mientras ladeaba su cabeza hacía mí, con su mejor cara de cachorro. Pero sólo opte por negar con la cabeza y volver mi vista hacía Holuk. Que se mantenía observando el escenario, y con ambos brazos cruzados en su pecho. Su cara solo demostraba concentracion y algo de preocupación. Sabía que el que lo llevaba en ese estado, era la misma persona que hacía mi mundo dar vueltas.
-¡Buenas noches Washington! Los queremos.
Y cómo costumbre, un sólo de guitarra dio por acabo el show. Vi, como los chicos bajaban sudorosos y con mucha adrenalina en sus ojos. Axiel al pasar por mi lado, dejó su mojada camiseta en mi cabeza, que la quité rápidamente arrojandola encima de la mesa de billar. Billy no hacía más que sonreír mientras se acercaba.
-Quería verte en primera fila, pero al ver tanta cantidad de gente, estaría más preocupado que difrutando de tu hermosa vista. Sus finos labios se hicieron una línea, para después sonreír tímidamente. Asenti, devolviendole una sonrisa forjada, que esperaba que no se notara tanto. Lo abrace, ocultando mi cara en su perfumado cuello, donde llevaba colgado un collar de oro fino, con una pequeña cuenta de un logo de uno de sus equipos favoritos de rugby.
-Estoy bien. Se escuchó gritar a Terrens. Al separarme de Billy, lo observé al lado de Holuk, escapando de sus manos que lo sujetaban por los hombros. Pero con su mirada fija en mí. Al minuto, que pasó por mi lado, lo único que hizo fue empujar a Billy, que bufo negando con la cabeza y frotando el puente de su nariz. Pero a mí, ya no me volvió a mirar.
Mis piernas temblaban sin ninguna razón, ya que no era por el frío que tenía ésta sensación. Sumandose el latir estrepitoso de mi corazon, y la incalculable idiotez en mí cara. Sabía que cuando Terrens estaba cerca de mí, todos esos sentimientos salían a flor de piel.
Al llegar nuevamente al hotel, ya todos exhaustos y con muchas ganas de dormir. Sólo quedamos despiertos Billy y yo. Asi que arreglamos para ver películas en su habitación junto con un delicioso chocolate caliente.
Así que antes de ir a su habitacion, caminé hacía la mía para colocarme algo más cómodo. Por ejemplo mi pijama. Que consistia en una gran camiseta que me llegaba hasta las rodillas, con grandes letras rojas que dejaban leer un 'Carpe Diem'. Y me anude el pelo en un medio rodete, para después quitar todo rastro de maquillaje que hoy, California me había obligado a usar.
-Si quisieras lucir más horrenda me hubieras avisado, podría conseguir algo de desechos de perro allí fuera y empolvorearte toda. Caso de que Billy no se atreva a tocarte ni un pelo.
-No es eso California. Bufe, girarnme hacía ella. Que se encontraba recostada en su enorme colchon, y sosteniendo su cabeza con la palma de su mano izquierda, obervandome.
-Lo sé. Pero joderte no está nunca de más. Chasqueo su lengua, y me apunto con su mano libre, haciendo una forma de pistola. Para luego, fingir que me diaparaba, y soplaba el cañon, que estaba conformado por su dedo indice. Rodee los ojos, con una pequeña risa, para despues girarme nuevamente hacía el espejo.
-¿De veras luzco muy mal?. Ya algo decepcionada de mí, por no saber que ponerme para encontrarme con un chico, frunci mia labios en una fina línea.
-Estás hermosa. Naturalmente, no naturalmente. No importa, eres Thea. La mujer más hermosa del universo, y es mi mejor amiga. Rayos, que buena suerte tengo. Negue con la cabeza, pensando que era otra de sus bromas, pero al ver que su cara era mortalmente seria, me indicaba que mi mejor amiga, por primera vez en mí vida, me había echo un cumplido maravillosamente hermoso.
-Gracias. Incluí, ya algo más animada, por las repentinas palabras que habían salido de la boca, de la chica de diecinueve años que me había acompañado toda mí vida. Y cualquier opinión suya, era para mí igual de importante cómo si se tratara del mismo presidente. Ó del vocalista de Metallica.
-No hay de que, flaquita. Reí ante su apodo, y corrí hacía ella, tirandome encima de su cuerpo. Gritó exageradamente, tratando de apartarme de ella, cómo si una morsa se hubiera decido a atacarla.
-Ay caramba, Tha. ¡Eres delgada pero pesas cómo un elefante! Quítate, demonios que me quedo sin ress...pi...rar. Hizo su último grito ahogado, y decidi que eso había sido suficiente castigo para ella por hoy.
-Me iré, estoy segura que Billy está esperandome. Mencioné, encontrandome nerviosa de repente.
-Si, ya vete. Pero si cambian de opinión y tienen Party all Night, dejalo a él encima de ti. Porque cuándo descubras que pesas cómo un bloque de cemento se arrepentira.
La miré con recelo a punto se lanzarme nuevamente encima de ella, cuándo una cabeza rubia se asomó por la puerta, sonriendo, y luego abriendo un poco más la gran puerta negra para dejar ver su completa anatomía. Billy se hallaba con un pantalón negro de piyama, y una remera blanca de nirvana holgada. Y en sus manos, llevaba dos paquetes de papas fritas y en la otra dos coca colas.
-¿Lista?. Preguntó, con ánimo.
-Lista. Repondi, ocultando toda ansiedad.
Justo antes de salir, California saltó de la cama, y corrió hacía la puerta, cerrandola justo en las narices de Billy.
-¿Que haces, éstas loca?. Murmure asombrada. Ella nego con la cabeza, tomando mi gran remera por los bordes que se encontraban junto a mia rodillas, tomando una tijera del pequeño tocador con un gran espejo, y recortando casi veinte centímetros de la larga remera blanca.
Me volví rapidamente hacía el espejo, obligándome a no gritar cuándo vi, lo corta que se hallaba de repente, la remera que cubría mia piernas. Ahora si llegaba a cubrir mi trasero era un milagro.
-¡California Carolina!. Exclame, tirando de un mechon de su azul cabello.
-Vuelve a decir mi segundo nombre, y te hare un top. Tú decides. Te ves muy sexy. Valla nena, que piernas.
imitó la gruesa voz de un hombre que se limita a conducir grandes camiones, y palmeo mi trasero para volver a abrir la puerta y sonreirle a Billy.
-Ahora sí, toda tuya, campeón. Chasqueo su lengua dos veces, para volver a caminar a la cama, y tomar el mando del televisor, y buscar algún programa entretenido. Suspire, rascando mi nuca con nervios, antes de volver mi vista hacía los ojos abiertos de asombro de Billy.
-Creo que alguna vez te lo dije Butterfly, pero, buenas piernas. Sonrió, enseñando toda su perfecta dentadura. Lo golpee, jugando en su hombro, para caminar por el pasillo junto a él.
-¿No serían chocolates calientes?. Pregunté, tomando el mando de la conversación.
-Mmm sí. Pero antes un aperitivo. No te eh visto comer en toda la tarde, no sería un caballero si no te alimentara bien primero. Sonreí escasamente viéndolo levantar los paquetes de papas, orgulloso.
-Oh. No necesito de caballeros, si no de bateristas de una famosa banda de rock, que me inviten a ver buenas películas. ¿Sabes que generó es mi preferido?.
El, pareció pensar un minuto antes de contestar- Por tus gustos tan peculiares, y diferentes, apostaría todo mi dinero a que son las de terror básicas, y también, las comedias romanticas. ¿Acerte?.
Frunci mi nariz, y negué con la cabeza.

Two Pieces ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora