El camino hacía el lago Twingly fue silencioso. De mí boca no salía palabra alguna, no porque no quisiera, si no porque no podía. ¿Que iba a decirle? ¿Que debo decirle? Estas y más abundaban en mí mente.
Tenía tanto miedo a decir algo estúpido, cómo miedo a parecer demasiado inteligente. Miedo a qué se desilucionara de mi forma de ser. Ya que era la primera vez que podíamos desenvolvernos juntos. Sin nadie más alrededor. Sólo nosotros. Y la naturaleza.
El largo camino de tierra y sus estrechas colinas repletas de ramas escurridizas con ansias de tocar el suelo. Enormes arboles de ramas eléctricas.
Íbamos a la par. Entonados por la suave brisa de mediatarde. El sol apenas había aparecido, ya que el día se encontraba nublado, más no frío.
Era una hermosa tarde de verano.De reojo lo observé, pasar sus finos y largos dedos por su mentón repetidas veces, mientras alzaba su vista al cielo, y balbuceaba algo incoherente.
- ¿Los ramones ó The Beatles?- comenté, observando mis pies. Aún así sentí su mirada ahora sobre mí.
-Los ramones- suspiro, cansado. Valla a saber porqué.
Frunci mis labios;- Pensé que eras de los míos. Definitivamente The Beatles mi elección.
- Me encontré a mí mismo con los Guns. Fue una tarde en la que conocí a Axiel. Me hizo escuchar toda su escandalosa lista de música. Nunca me había sentido tan identificado con un género musical.
Lo observé, de perfil. Concentrado en el final del camino. Sus largas y hermosas pestañas esombrecian sus magníficos ojos verdes. Desde aquí pude observar el brillo en ellos, la emoción de poder rememorar buenos tiempos. Talvez en su vida no halla tenido demasiados. -¿ Qué dices? Es una estrella del rock. Logró su cometido. Sacó a su banda adelante. ¿Por qué entonces se sentiría frustrado con su vida?
- ¿Axiel?, nunca le he escuchado hablar. Pero, en cuánto llamo a California, dios me libre. Le ha soltado todo de bocanadas, tuve miedo de que se atragantara con sus sentimientos, mientras California moría de un empacho al higado- por fín lo escuché reir. Su risa única, tal cuál la tonada de una bella melodía. ¿Me hallaba sumida en placer sólo por su risa? Sí, extrañamente. Ojalá pudiera ponerla de tono cómo mensaje entrante. Te estás volviendo loca Micks... uf, ahora no tan Micks... ¿Thea Michel? ¿Michel, que clase de apellido era ése? -Olvidate de los temas familiares, rockerita. Estás con el adonis más irremplazable del mundo, en el lugar más alejado de toda la mierda junta. ¿Qué más quieres?
- ¿Tú con quién...- carraspeo su garganta, sacandome del mar profundo de pensamientos- ...te encontraste?
- Queen. California, una tarde de verano del 2006. Allí estabamos, acurrucadas bajo una gruesa manta, en el cuarto de su habitación. Habíamos sacado de la repisa de colecciones musicales de su primo, horas antes habíamos acudido a su casa- reí, recordando el momento.- Su primo de dieciocho años ni cuenta se dió de que habíamos tomado su CD original de Queen. Apachuchadas, entre las sabanas y el reproductor de CD's.
>> Ambas sumidas en la música que escapaba de los auriculares. Nos enamoramos de cada verso de cada canción, no nos importó que tan "anticuada" podría sonar esas canciones para unas pequeñas de seis años. Que va. Amamos al rock desde ése instante.- Estoy llorando- respondió serio. Me voltee casi rapidamente hacía él, encontrandolo con su mirada en mí. Frunci el entrecejo, y rodé los ojos. Él soltó una carcajada repentina, y tomó uno de mis hombros cubiertos por una fina chaqueta de hilo. Aún así, sentí un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo- Sigues siendo de las mías. Cómo viste, el CD de Queen aguarda en mi camaro.
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Two Pieces ©
Teen Fiction«Thea tratará de encontrarse ella misma. Y por más difícil que se lo imponga el destino, él, se encargara de que todo valga la pena, ¿pero... el amor será suficiente?»