Punto de vista de Terrens Mickels.
Me hallaba semi acostado en el sillon de la gran suite del famoso hotel de Sidney donde nos encontrabamos.
Ya habían pasado algunas tres semanas desde que Thea decidió dejar de acompañarnos.
Y las cosas no iban para nada bien con nadie desde la discusión con Billy.
Todo el mundo parecía haberse puesto en mí contra.
Menos la peliazul.
California Phishing. Un gran misterio de la vida, era la mejor amiga de la rubia de ojos cafés que me sacaba el sueño.
En las últimas semanas me había encontrado entablando converaaciones con ella muy a menudo.
Después de cada show nos reniamos en la terraza a ver mini series de las antiguas películas de terror, que más que lograr asustarnos, hacían morirnos de la risa.
Me había contado algo sobre el desorden psicológico que Thea sufría. Y entendí por fin lo que encontraba en ella extraño.
Sus cambios de humor, de interés.Ahora me hallaba en el vacío y frío living. Todos dormían, y las luces se hallaban apagadas. Lo único que me servía de iluminación era la televisión.
Suspire frustradamente. Pensando nuevamente en Té de limón.
¿Que estaría haciendo? ¿Se encontraba bien? ¿Debería llamarla?Cerré los ojos tragando saliva. Me ponía se cabeza. Tan sólo la idea de llamarla me ponía nervioso.
Lámi mia labios incontables veces mientras buscaba mi telefono en el bolsillo trasero de mi pantalón.
--¡La vas a llamar!.
La peliazul, casi susurro-grito detrás de mí en el sillón. A la mierda, si dijera que no me encontraba asustado mentiría.
-Jodida. Eres jodida.
Pellizque el puente de mi nariz, contando lo suficiente para tranquilizarme. Ella río bajito, sentandose en el sillón color verde a mi derecha. Se inclinó un poco para volver a hablar-susurrando.
-- Ibas a llamarla...
--Eso no te incumbe. Respire enojado, volviendo a meter el aparato dentro de mi bolsillo. Me hallaba torpe y jodidamente enojado. Sobre todo por que ella tenía razón. Me moría por llamarla.
--Sí me incumbe porqué es mí amiga. murmuró levantando una ceja.
--Eres terca peliazul. No me dejas respirar tranquilo.
--¿Más tranquilo de lo que todos te están dejando? Estás muy solo últimamente.
--No es tu problema. Sisee con rabia por su inmedida intervención.
--Oye. No tienes que reaccionar así conmigo, yo estoy de tu lado. Hay que aceptar que sonó algo herida. Y si no estaba fingiendo se merecía mi disculpa.
--Lo siento. Murmure perdido con la mirada en mis manos. La escuché reir nuevamente.
--Perdonado.
Su pelo azul en la oscuridad parecia negro. Y sus ojos grises eran lo que más resaltaba en la penumbra. Llevana un camison con textura militar que conformaba en una camiseta y pantalón largo.
--Ahora... Ahora me dices sí estaba haciendo bien en llamarla. Titubee algo nervioso nuevamente. Ella era la mejor amiga y debía saber si Thea se encontraría a gusto de que yo la llamara.
--Pensando en que la última vez que estuvieron juntoa fuiste digno de un empacho por tanta dulzura, yo creo que una llamada determinaria un ataque al hígado espectacular. Inquirió contenta. Frunci el ceño ante su extraña suposición ¿Ataque al hígado? Eso que significaría... ¿Estaba mal la idea?.
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Two Pieces ©
Teen Fiction«Thea tratará de encontrarse ella misma. Y por más difícil que se lo imponga el destino, él, se encargara de que todo valga la pena, ¿pero... el amor será suficiente?»