𝐄𝐑𝐀𝐕𝐀𝐍𝐀 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎

Capítulo 26: Calor

Rey despierta sintiendo su cuerpo pesado, pero envuelto en un calor convencional.

Se estira un poco, empujando los dedos de sus pies, sintiendo la textura de las telas contra su piel y enterrándose en la tranquilidad consumidora de la cama. Puede oír el ligero vibreo de la nave bajo de ella, el imperceptible pitido de los droides de la habitación y el olor a ropa nueva en su nariz. No es muy consciente de algunas partes de su cuerpo, sin embargo, el peso contra su brazo la hace quejarse y removerse un poco para liberarse de él.

Ella no es de sueño profundo, eso quedó atrás cuando se convirtió en una chatarrera que se cuida las espaldas, pero ha dormido tan bien en este lugar, incluso después de sus heridas, que se ve obligada a no prestar atención a la masa de músculos que reposa a un lado de ella.

Hasta que esa pila de músculos ronronea suavemente cuando se mueve.

La castaña abre sus ojos en dos casquillos sorprendidos, girando la cabeza en noventa grados y parpadeando al enfoque que está borroso ante su vista. Ren está ahí, durmiendo pasivamente sin una camisa, boca abajo, con el rostro en su dirección y los labios gruesos ligeramente abiertos mientras respira. Parece llevar toda la noche acurrucado junto a ella y a Rey le toma un momento darse cuenta de que ha cometido un error con los arreglos para dormir. Simplemente, es demasiado grande para una chica de su tamaño. Es demasiado alto y demasiado ancho y, sobre todo, demasiado pesado. 

Rey no se ha movido de su posición, pero él se ha dado la vuelta en algún punto de la noche y su brazo está sobre su cintura, arrastrándose hasta la mitad de su espalda donde él está tratando de usarla como una almohada extra, y ella está sosteniendo la mayor parte de él —su significante gran peso— mientras ronca suavemente.

Estaría más tranquila si fuese alguien más, pero es Kylo Ren y él está justo aquí, tan cerca que tiene una vista detallada de la piel con marcas en su pecho, las que muy probablemente son heridas de guerra.

Puede ver el pulso palpitando en su cuello, escuchar el bloqueo en su respiración que está provocando los ronquidos, y puede olerlo, todo caliente y cálido y acurrucado a su alrededor. Quiere tocar su cara, porque no lo ha tocado ni una vez y es demasiado tentador para resistirse, y demasiado peligroso como para hacerlo.

Él te hizo tanto daño y fue tan violento contigo. Malo, mala persona, incorrecto.

Retrocede horrorizada con esa voz dentro de su mente, arropándose con lo primero que ve y colocándolo sobre su pecho para protegerse. Pasan dos minutos en los que está a la expectativa, fijándose con nerviosismo en la cara tan pasiva del líder supremo y temiendo que despierte para tratarla como siempre lo ha hecho.

No obstante, Ren no ha sentido nada que lo amenace, porque continúa dormido, con sus pestañas onix removiéndose pasivamente y una arruga ligera sobre su nariz. Ella regula sus respiraciones y se da su tiempo para admirarlo, lo observa con lujo de detalle, porque... ¿Cuántas personas tienen el privilegio de conocer al líder supremo con la guardia baja? Y está maravillada por lo tranquilo que él se ve, como si la gran tempestad de toda la galaxia se viera apaciguada por unas cuantas horas. Ella está tan intranquila, los últimos acontecimientos reverberan en su consciencia y se siente repentinamente sombría. 

¿Cómo influiría la muerte del líder supremo de la gran primera orden?

El corazón de Rey comienza a palpitar con devoción, sabiendo que ella bien podría matarlo con su propio sable de luz y hacer algo malditamente bueno por el universo. Nadie volvería a sufrir de la opresión de la primera orden; no más esclavos, planetas destruidos y no más monarquía de su líder tiránico. Ella duda por un momento ante la magnitud de su idea. Matarlo sería un grave error para su supervivencia, más aún cuando es la única persona que ha obtenido el permiso de entrar a los aposentos de Ren.