Capítulo 7: Heroína

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Su cuerpo duele demasiado.

Se siente como una culebra que se resbala insidiosa de inicio a fin en su médula espinal, músculos resentidos y contracturados que se aquejan de los últimos acontecimientos vividos por la pequeña joven. Lo único que recuerda es el cielo estrellado del desierto, la aceptación de una muerte prematura y el olor a ceniza y sándalo instaurada en sus fosas nasales.

Su mirada rastrilla cada espacio a su alrededor, barriendo de aquí allá la habitación en la que se encuentra. Rey sabe en primera instancia que esto es un destructor estelar; lo sabe por el casi imperceptible zumbido que hace el motor del buque y la manera en que la gravedad se ajusta toscamente en el ambiente. Además, la habitación donde la tienen recostada sobre una fría plancha es la sala principal de interrrogatorios, una bien equipada con las herramientas posibles para la tortura. Esto sólo puede significar que está en manos de Kylo Ren; el poder y el dominio sólo pueden ser derrochados por un hombre en toda la vasta galaxia y ese es su hermano mayor. Ella lo sabe perfectamente y no le impresiona.

Pero no quiere decir que no tenga miedo.

Ren es un hombre peligroso, falto de escrúpulos y que no teme ensuciarse las manos para demostrar quien tiene los huevos más grandes en su gobierno. Eso le ha quedado muy claro a ella, incluso imagina que el sentido sádico de su gemelo puede llegar a niveles muy grandes. Maldice. Se revuelve en su sitio y jala de sus muñecas con mucha fuerza tratando de soltarse, conoce este tipo de esposas y sabe que si se aplica una presión adecuada puede liberarlas. Es cuestión de paciencia y de precisión, por eso busca serenarse por unos minutos antes de ponerse en marcha con las técnicas correctas para malear el sistema del artefacto.

—Toda una sobreviviente.—Escucha una voz familiar tras de sí.

Oh... estrellas.

No está sola.

Ren está sentado sobre una mesa del fondo de la habitación, casi mimetizado con la oscuridad de la esquina. Por supuesto, va de negro. Y ahora entiende porqué el hombre ha insistido en usar ese color, le queda de puta madre y combina con su aura.

—¿Dónde estoy?—No es una pregunta lógica, pero a pesar del movimiento negativo de la máscara de Kylo Ren, sabe que obtendrá una respuesta.

—No es importante.

¿Por qué sigue llevando esa máscara? Ella ya lo ha visto sin el casco y hasta le parece ridículo que siga queriendo ocultar su rostro. Él está acostumbrado a verla sin esa cosa en la cabeza ¿No es así? ¿Es acaso porque la va a matar y no desea que Rey vea su rostro cuando lo haga? Ella enfurece, un asesinato no es un juego a pesar de que para Ren parezca todo lo contrario, pero tiene su jodido punto y no quiere ser víctima de un cobarde, mucho menos de alguien que es su propia sangre. Descubre entonces que la aceptación es un camino para liberarse o para desprenderse de ese miedo que lleva dentro de su pecho desde el día que se  enteró de la existencia de Kylo Ren.
No teme a morir. Teme más a la verdad, a lo que era antes de perder la memoria y ser rescatada por los stormtroopers desertores. Teme a sí misma.

—Quítate esa máscara, te he visto antes y no la necesitas.—Se sorprende al escucharse a sí misma. Su voz no tiembla ni por un instante y eso la alienta a seguir hablando con tanta firmeza delante de un hijo de puta como él.—No quiero que esto sea tan impersonal.

Ren ríe desde la distancia que los separa. Una risa gutural y burlona, casi raspando la pacífica paciencia que Rey se esfuerza por mantener. Él es odioso. Es un imbécil y no tiene respeto por los sentimientos ajenos.

—¿Personal?—Ronronea.—¿Quieres hacerlo personal, niña pequeña?

Está burlándose, no la toma en serio. De hecho le divierte jugar con su presa tal y como lo haría un poderoso depredador.

𝐄𝐑𝐀𝐕𝐀𝐍𝐀 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora