Capítulo 25: Rojo

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Rey parpadea a la tenue luz que se filtra por la rendija de su puerta.

Está más incosciente que despierta, pero el leve ruido y su experiencia como carroñera que se cuida las espaldas la alerta, inevitablemente. Hay un traqueteo en el fondo del pasillo, un pequeño chirrido donde las lámparas del techo iluminan la estancia y tocan coloridamente la superficie. También hay un fino huracán de mariposas en su estómago, pero eso es normal desde que mira por donde Kylo Ren se marchó por última vez.

Ella tiene que observar el cronógrafo de la pared para saber que aún no ha amanecido en el horario galáctico de la nave. Y sabe que no debería de haber alguien aquí, incluso si ella piensa que puede que Ren haya vuelto.

Pero cuando afina su tímpano, se da cuenta que el sonido de los pasos es más ligero que el de su gemelo.

Y ella teme.

Quien sea que esté afuera no es bienvenido y como si algo en su corazón le advirtiera, se queda muy quieta bajo las tibias sábanas.

Rey respira, trata de serenar su repentina subida de presión arterial y cubre su cara hasta por encima de la nariz. Tiene miedo de ser asesinada o lastimada, y esto se refleja en las respiraciones que se profundizan como una máquina descompuesta y los electrocardiogramas vueltos locos como un cántico de las aves. Espera inquietamente desde su camilla, tratando de idear un plan si alguien no invitado llega a irrumpir en su tranquila habitación.

Una respiración, un paso más que se acerca, una respiración, Rey cierra los ojos ahogada de miedo. Cuando la castaña cree que va a gritar como una cobarde, una fina figura aparece en el umbral de la puerta y ella agradece a los dioses de la fuerza, dejando que la presión en su pecho se escape como agua entre sus manos.

La enfermera rubia que la ha atendido todo este tiempo está observándola desde el umbral en completo silencio. Rey finge estar dormida, pero puede ver a través de sus pestañas largas y ojos semi-cerrados como la mujer se adentra con ese andar característico de la feminidad. Espera pacientemente a que haga el primer movimiento y se queda tranquila cuando saca de su filipina una pequeña jeringa con medicamento.

Rey cierra los ojos, deja que la enfermera descubra el catéter de su pecho que descansa bajo la manta y el sonido de las telas causa un pequeño revuelo en la silenciosa sala. Ella casi puede escuchar el deslizamiento de la sangre en las venas de la pelirubia, sus sentidos están tan alerta que juraría escuchar caer hasta un alfiler en la habitación del otro lado del pasillo.

Está bien, sólo es medicina. Piensa cuando introduce la aguja en una de las vías del catéter y mantiene los ojos cerrados fingiendo que duerme.

Esto está bien, pequeña cobarde. Tú puedes hacer esto.

Pero la tranquilidad del momento se ve opacada cuando su cuerpo comienza a adormecerse y la mujer que creía una nueva amiga saca un pequeño cuchillo de su bolsillo.

Rey traga grueso, pero no puede moverse. Está impactada por el desenlace de sus aspiraciones y no puede evitar pensar en la traición como un semáforo en amarillo que parpadea antes del verde.

Ella está dolida por su sueño frustrado. Se siente terriblemente decepcionada por esperar tanto, pero sobretodo está triste por seguir guardando la esperanza de que alguien la quiera.

Por un momento se sintió segura con la enfermera Ganka y ahora está siendo víctima nuevamente de su ingenuidad. Si tan sólo fuese más lista, menos necesitada de amor o de una muestra de cariño. Si no hubiese esperado tanto de alguien a quien apenas conoce, pero ese siempre sería su defecto y su mártir. Siempre desearía tener mucho más.

𝐄𝐑𝐀𝐕𝐀𝐍𝐀 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora