Capítulo 23: Frágil

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—¿Qué te detiene?

—Él es un inocente.

—Dejó de serlo cuando se unió a la resistencia.

—No quiero matarlo.

—Si no lo matas, tú pagarás las consecuencias.

—Pero maestra...

El chico la miró con terror, seguro de que ella cumpliría con sus amenazas. Siempre lo había hecho. Su maestra tenía un gusto peculiar por la enseñanza despiadada, por los métodos poco ortodoxos. El chico sabía mejor que nadie hasta donde podía llegar el alcance de su superior. Sus ojos ámbar sólo reforzaban su creencia. La férrea posición de ella lo hizo pensar dos veces antes de negar con la cabeza nuevamente.

—No puedo, no puedo...

Se sintió todavía más pequeño, ridículo y débil. Dejó que su cuerpo se congelara tan asustado que apenas cerró los ojos cuando el sable de luz partió por la mitad al pobre hombre que yacía incado frente a él.

—Te sigues aferrando, Ushar. La piedad no dejará que desarrolles tus habilidades.

El chico asintió fervientemente, pero el dolor en su cabeza se hizo insoportable en el momento en que la mano de su líder se inclinó en su dirección. Él gritó, dolorido y rebasado por todas jodidas partes. Le rezó a la fuerza para que todo terminara rápido y su maestra tuviese piedad de él. Estaba tan conmocionado por la tortura mental, que vació sus entrañas en el suelo pulcramente pulido.

La mujer de ropas negras frunció el ceño, pero no le dio una segunda mirada.

—Y limpia tu mierda.

Rey Skywalker no era precisamente una persona agradable.

Nunca lo fue.

.

.

Rey está despierta.

Le duele cada fibra de su cuerpo, cada espacio y recoveco de él, pero el bálsamo líquido colorea sus partes magulladas y sangrantes como un manto tranquilizador.

Ella bien puede moverse y fingir que está en perfectas condiciones para no verse débil, pero cuando el ligero golpeteo de sus músculos se hace más intenso, decide dejar de luchar contra la dolorosa sensación. Ella está tan cansada de sentir dolor, de los abusos y las humillaciones. Ha pensado más de mil veces en dejar de existir, mucho más de lo que pensó en la muerte durante los seis años de hambruna en Bracca. ¿Es la fuerza la que la hace pagar por todo el dolor que causó en el pasado? Rey soñó, fue claro, casi penoso. Se hundió en la abrumadora moción de mariposas en su estómago, no pudiendo negarse a la melosidad de sus alas revoloteando. Pero, a pesar de haber despertado con el corazón acelerado, sabe que no sólo fue un horrible sueño... también fue un recuerdo.

Rey solloza bajo un ruido amortiguado, es un quejido lastimero y breve, pero lo suficiente para darse cuenta de que no está respirando por sí misma. Hay una especie de tubo transparente unido a la careta sobre su boca, que transporta el oxígeno hasta el inicio de sus pulmones. Todavía no se atreve a abrir por completo los ojos y al mismo tiempo existe una fuerza que le impide hacerlo. Pero se siente flotando y flotanto a la deriva que no se sumerge en ello.

¿Por qué se siente en un lugar conocido? ¿Ella está muriendo? Cuando por fin decide abrir sus ojos, la luz blanca se filtra en un panorama brevemente borroso. Está sumergida en el agua. No, ella está en uno de esos tanques de bacta en una bahía médica desconocida.

𝐄𝐑𝐀𝐕𝐀𝐍𝐀 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora