Capítulo 29: Por favor

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Curiosamente, Ren no vuelve a tocarla durante días.

Rey todavía está confundida por la forma neutra en la que la trató sobre la cama, la única vez que realmente se sintió agradecida. Pero él no habla de lo que ha pasado en su entorno como líder supremo, o ese acto específico que ella está empezando a pensar como un sueño viable. Después de todo, ya le ha hecho todo lo demás, así que, ¿Por qué no volver a hacérselo? Bien. Ella debería ir al médico y comprobar que no se está volviendo loca.

Pero también puede que nunca hubiese ocurrido. Se la folló en los aposentos, o en la celda, la golpeó y la maltrató. ¿Por qué parece haber cambiado tanto desde la última vez que tuvieron un contacto íntimo? Rey está desconcertada y un poco molesta porque, bueno, la ha manipulado a su antojo, ¿No es así? Y ahora parece que no hay ningún esfuerzo de su parte para seguir incluso conviviendo con ella.

No es hasta casi un mes después que reúne el coraje necesario para abordarlo con el tema. Y los hechos que la conducen a ese evento son algo inesperados, pero no insatisfactorios.

Es fin de ciclo galáctico y Ren está comiendo justo delante de ella. En lo que respecta a su actitud, ni siquiera ha iniciado una conversación o la ha mirado a los ojos. Parece eternamente concentrado en terminar con su asado de bantha y Rey comienza a creer que se evaporará como una nebulosa. Cuando ella aclara su garganta para llamar su atención, apenas puede ver un ligero movimiento de sus labios. No despega la vista de su filete, ignorándola deliberadamente como a un insecto que no quiere aplastar. Hoy no se ve como el glorioso líder supremo de la Gran Primera Orden, en cambio, hay bolsas debajo de sus ojos que amenezan con oscurecerse más que el infinito espacio exterior. Arquea una ceja antes de hablarle.

—¿Qué es lo que pasa?—Ella deja los cubiertos sobre la mesa.

Él no contesta, cortando todavía ese pedazo de carne que parece no querer cooperar. Puede ver un ligero ceño fruncido en sus espesas cejas oscuras y gruñido casi animal por no poder cortar el filete. Ren se ha quitado la pesada túnica, los guantes y el casco desde que entró a la habitación. No ha dormido con ella en ninguna ocasión desde la última vez que tuvieron intimidad y es la tercera noche que se digna a sentarse a cenar con ella. Algo está mal, algo cambió en él y Rey es naturalmente curiosa.

Quiere saberlo todo de él.

—¿Sobre qué?—Murmura.

Sobre ti. Habría esperado todo lo contrario después de esa noche tan placentera y por más que le cueste aceptarlo, o sea tan enfermo como para necesitarlo. Ella no puede decir que no lo extraña.

—No me miras a los ojos.

Kylo finalmente observa a Rey jugar con su comida, pero la reaparición del asistente de cocina le ahorra la molestia de hacer un comentario. El asistente sostiene, en manos enguantadas, una botella empañada por la condensación. Contiene un poco de líquido rosa, que vierte en una copa de vidrio delgada con borde dorado en el lugar de Rey.

—¿Qué debería decir?—El hombre sirve la copa de Ren, pero él ni siquiera toca la base de cristal. En su lugar, ha dejado de luchar contra el filete y los cubiertos hacen un ruido sordo al caer sobre la fina porcelana.—¿Hablar sobre mi entretenido día acabando con los malos de la resistencia?

Esto la sorprende en cambio, el intento de verdadero humor en el último momento posible. Humor negro, algunos podrían llamarlo. Demasiado oscuro y demasiado malo. Ella sólo lo mira y no se ríe, no sonríe y no hace nada. No puede evitar sentir como sus entrañas se revuelven de intenso nerviosismo. ¿Él está tan nervioso como ella? ¿Qué le está ocultando?

Se remueve incómoda y luego...

—Bien.—Dice.—Háblame sobre tu difícil día contra los malos.

𝐄𝐑𝐀𝐕𝐀𝐍𝐀 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora