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A la mañana siguiente el día comenzó tranquilo, sin añadir la tensión que aún se sentía después de que la policía confirmará lo que esa chica me había dicho en la noche, su nombre era Tyler tenía diecisiete años estudiaba en una escuela pública de Redville al norte de la cuidad había llegado hasta el centro por la fiesta de halloween y digamos que la vida no fue nada justa con él.

—Mi más sincero pésame a la madre del chico, pobrecito seguramente no merecía algo parecido.

—Seguramente la madre hará algo para conmemorar la memoria de su hijo.

Me senté en el sofá, estirando mis piernas para luego ponerme una manta sobre ellas, la mañana a estado nublada y las gotas de lluvia comenzaban a golpetear las ventanas de la casa, hacía frío por lo qué prepare una taza de café y disfrutaba de un buen libro.

—Calum ha llamado —dijo Rachel bajando las escaleras para luego lanzarse a otro de los sofás—. Ha dicho que vendrá por ti a las tres para ir a comer sushi en la cuidad.

—¿Por qué no me llamo a mí?

—Dice que lo hizo, pero no contestaste.

Oh, cierto mi celular estaba cargando ya que estaba muerto, así que lo había dejado en mi habitación cargando.

—¿A las tres? —asintió.

Ví el reloj que estaba en la pared y pude ver qué el reloj marcaba las dos con diez minutos, deje a un lado mi café y mis demás cosas y subí a mi habitación, iba a darme una ducha rápida y comenzaría a arreglarme para salir con Calum.



[...]



—¡Nos vemos en unas horas, saldré a comer con alguien! —anuncié antes de cerrar la puerta, llevaba un paraguas ya que el clima había empeorado un poco, el auto de Calum estaba estacionado justo enfrente de mi casa, entre a el auto antes de cerrar el paraguas.

—Hola Mads —murmuró, sonriendo.

—Hola —me acerque a él y deposite un beso en su mejilla.

Nunca antes lo había besado, por lo qué sentí un pequeño calor en mi rostro, como una niña enamorada en secundaria conociendo a el primer amor de su vida.

Puso el auto en marcha, y el estéreo comenzó a reproducir la radio con música pop, platicamos de algunas cosas en el camino y de vez en cuanto reíamos hasta quedarnos sin aliento.

Aún llovía, dejo el auto en el parking del restaurante de Sushi para pasar a deleitar de algo maravilloso sin duda, no soy mucho de venir a la cuidad, en realidad desconocía que había un restaurante de Sushi cerca o de lo contrario no saldría de este lugar.

—¿Traes paraguas?

—No, ¿podrías prestarme el tuyo y quizás podamos compartir?

—Claro —sonreí cediéndole la sombrilla, salió del auto y lo rodeó para ir a abrirme la puerta del copiloto.

El paraguas cubría gran parte por lo que nos cubriría a ambos perfectamente, tomo una de mis manos y la entrelazó con la de él y en la otra llevaba mi bolso, caminamos hasta la entrada del restaurante tomados de la mano, al entrar el dejo la sombrilla en recepción y luego ingresamos a el restaurante que tenía una hermosa presentación.

Nos escoltaron hasta unas mesas que dejaba una buena vista hacia los bosques y la pequeña ciudad de Redville, el lugar estaba casi lleno, una chica llegó a nuestra mesa con dos menús y nos los entregó y luego se retiró, le di una ligera ojeada a el menú, pero dejé de analizarlo después de ver qué tenía un nuevo mensaje.

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora