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—¡Vamos Madeline! La vida es corta y hay que disfrutarla, estoy segura de que no quieres pasar toda tu vida en tu habitación —me lanzó una almohada— ¡Solo es una fiesta Mads todo el mundo irá!

—Rachel de verdad que no tengo ganas de ir a una fiesta...

—Vamos Mads, solo será un rato quiero ir a una fiesta contigo por primera vez.

Sabía que ella no se cansaría hasta que yo terminara aceptando, ambas teníamos diecisiete y nunca habíamos ido a fiestas juntas y la razón es porqué realmente no me gustan mucho. En Arizona no salía salir de casa a menos de que quedará con Nate.

¿Debería aceptar la propuesta de ella? En parte tenía razón la vida es corta y tampoco pienso pasármela en mi habitación llorando por 1D mientras escucho sus canciones o veo películas tristes. Suspiré y eche mi cabeza hacia atrás y luego me enderecé para verla y le sonreí un poco.

—Bien, iremos a esa fiesta.

—¡Te amo! —me besó todo el rostro—. Tienes una hora para arreglarte mamá me dio las llaves del auto.

—Vale.

—¡Te amo! —volvió a decir antes de salir de la habitación y lanzarme un beso.

Salió de mi habitación y cerro la puerta, me levanté de la cama, caminé hasta mi armario y de comencé a ver qué podría ponerme.

¿Qué se supone que te pones en una fiesta en otoño? ¿Vestido o pantalones? ¿Tacones o tenis? ¿Tops o sudaderas? Maldición...tengo que ir a más fiestas. Tomé unos jeans negros con una sudadera del mismo color y unos tenis blancos, supongo que está bien para una fiesta tampoco iría a la habitación de Rachel y le preguntaría qué se supone que debería de llevar.

Cepillé mi cabello y opté por dejarlo suelto pero por si quería hacerme alguna cola después llevaba una liga en mis pantalones. Terminé de hacer el nudo de mis agujetas cuando Rachel tocó mi puerta diciéndome que ya nos iríamos.

Apague las luces de mi habitación y en el pasillo estaba Rachel esperándome en las escaleras, llevaba uno short que parecía falda con una blusa blanca con algunas rosas, medias negras y unos tenis blancos y en su brazo llegaba una chaqueta y también tenía el cabello suelto y tenía maquillaje.

—¿Qué tal me veo? —me preguntó tomándome de la mano.

—Te ves linda, muy linda.

—Gracias, tu también te ves muy bien, me gustaría verme tan hermosa como tú sin maquillaje.

Su comentario hizo que me sonrojará un poco, le sonreí un poco y con nuestras manos entrelazadas bajamos las escaleras, Rachel si duda era una de las personas más afectuosas que he conocido le gusta hacer saber a las personas que tan importantes son para ella, conmigo siempre me abraza y me dice que le encanta tenerme como hermana y me hace cumplidos respecto a mi apariencia.

Llegamos hasta la sala de estar en dónde estaban mis padre viendo la televisión.

—Ya nos iremos —anunció Rachel acercándose a nuestros padres—. No llegaremos muy tarde y prometo no embriagarme.

—Bien —sonrió mi mamá—. Cuídense mucho mis niñas, vayan con mucho cuidado y cualquier cosa no duden llamarnos.

—Si mamá lo sabemos —les contesté—. Prometo cuidar de Rachel y de mí.

—Confiamos mucho en las dos, las queremos.

—También los queremos, nos vemos más tarde.

Amabas agitamos nuestras manos como referencia a una despedida y Rachel entrelazó nuestros brazos para salir de casa y luego entrar al el auto, Rachel conduciría de ida y yo de regreso.






[...]





Según lo que Rachel me había dicho faltaba tres cuadras para llegar a el lugar en dónde la fiesta sería y desde aquí se podía escuchar claramente la música electrónica que pasaba, al inicio de la segunda cuadra habían filas de autos aparcados en ambos lados de la calle, haciendo la calle un poco más estrecha.

Rachel encontró un lugar perfecto para aparcar el auto, estaba en una distancia considerada de la casa en dónde es la fiesta, era una enorme casa blanca que estaba siendo resaltada por las luces neones y la música y las personas que habían dentro y otras que estaban afuera.

Una vez que estábamos en camino a la entrada Rachel volvió a entrelazar nuestros brazos y me veía emocionada a lo que yo solo pude responder con una sonrisa de boca cerrada. Al pasar las enormes puertas de la casa la música era aún más fuerte y habían muchas personas bailando, bueno más bien restregándose entre ellas.

Llegamos hasta una pequeña isla y Rachel nos sirvió algo de soda con un poco de alcohol, las personas que se encontraban bailando cantaban la canción que pasaba y otras solamente la cantaban, al parecer Rachel no la había escuchado bien ya que en el momento en el que todos gritaron ella se dio cuenta que canción era.

—¡Oh por Dios, Madeline! ¡Es forever young tengo que ir a bailarla! ¿Podrías esperarme aquí? Bueno a menos de que quieras ir conmigo.

—Te esperaré aquí, bailar no es lo mío.

—¿Segura?

—Si, date prisa que la canción está por acabar.

Ella me sonrió y segundos después se había incorporado a las personas que bailaban la canción y la cantaban a todo pulmón. Tome mi bebida y le di un sorbo y visualice el lugar, sin duda era una casa enorme, pasillos amplios y muchas puertas las cuales supongo deben de estar cerradas y en ese momento cuando mi mirada se paró en una parte donde estaban varios sillones lo vi a él.

A ese par de ojos azules tan intensos, estaba sentado en el sofá con sus amigos quienes reían, tenía un vaso rojo en la mano, llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros su cabello despeinado y tenía una chaqueta de cuero que le daba un aspecto de chico malo.

Y antes de que pudiera apartar mi mirada, su mirada se encontró con la mía y lo que él hizo al verme fue sonreír un poco y luego guiñarme el ojo y luego seguir con lo suyo, y de forma involuntaria una sonrisa se formó en mis labios...

¿Qué es lo que tenías Luke? ¿Por qué me haces sentir de está forma tan extraña?

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora