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—Ich möchte, dass Sie aufpassen und alles Wichtige zur Kenntnis nehmen, da es Ihnen zu viel dient.

La profesora Mayne se había levantado de su silla para comenzar a explicar unas cosas que aún no habían quedado del todo claro, la clase de Alemán había comenzado hace unos minutos y todos estaban concentrados en todo lo que ella estaba apunto de decir.

Cuando tres toques en la puerta principal y la profesora se acercó hasta ella para abrirla y dejar que todos vieran a el rubio quien estaba sudado y el cabello despeinado.

—Señor Hemmings —farfulló la profesora—. Si sabe que el inicio de mi clase fue hace minutos, para ser exactos diez.

—Ya lo sé profesora, tengo permiso del entrenador, tenía práctica con el equipo y se me hizo tarde —del bolsillo de su pantalón saco una hoja blanca y se la entrego a la profesora. Ella lo leyó con atención y luego le dió paso a el chico.

—Qué sea la última vez Hemmings.

—Also wird sie Lehrerin.

Ella asintió y Luke rápidamente tomo asiento muy lejos de mí y estaba agradecida por ello, la profesora volvió con su lección, estaba satisfecha y orgullosa de haber ido a clases de alemán cuando estaba en niña, estaba obsesionada por una banda alemana que aprendí hablar alemán por ellos.

La voz de la señorita Mayne, sus tacones chocando contra el suelo y el reloj era lo único que se escuchaba.







[...]








—Bueno jóvenes nos vemos en la próxima clase, no olviden estudiar para el exámen del viernes. Pueden retirarse.

Al momento en el que la señorita Mayne dijo eso todos se levantaron de sus sillas y comenzaron hablar entre ellos, era la penúltima clase y era una de las más tranquilidas que tenía, ya que en todo lo que era la hora nadie hablaba en excepción de la voz de la profesora.

Tome mis cosas y comencé a salir con el montón de alumnos que también salían y los pasillo estaban repletos, y me quedé parada en medio de todos.

—¿La clase resulta más interesante si me ves a cada rato?

Al escuchar su voz en mi oído hizo que me sobresaltara y suspirara, su voz había sido suave y demasiado ronca haciendo que mi cuerpo se estremeciera y su aliento caliente chocando con mi cuello tampoco ayudaba en nada.

—No sé de qué me estás hablando —musité.

Rio en mi oreja y mi sentí los nervios a flor de piel. Las mejillas estaban comenzando a arderme.

—¿Piensas que no me di cuenta de que me estabas viendo Madeline? —susurró aún más cerca de mi oído.

—No estaba viéndote, no lo hice en ningún momento.

—¿No?

—No —afirmé.

—¿Entonces por qué estás tan nerviosa?

Tragué duro, y contuve el aire por un segundos cuando sus labios rozarón la piel de mi cuello, estaba tensa no podía responderle y mucho menos alejarme de él.

—No estoy nerviosa.

—¿No lo estás? —sus labios volvieron a tocar mi piel—. Por qué a mí me parece que si.

—Aléjate de mi Luke.

—¿Por qué Madeline?, ¿Por qué debería hacerlo?

—No te quiero cerca de mí.

—La próxima vez que quieras verme mientras estamos en clase trata de ser disimulada —chistó.

Sentí el caliente de su aliento alejarse de mí y posteriormente sus pasos se escuchaban cada vez más lejos y solté el aire que tenía en mis pulmones, mis mejillas ardían y estaba más que segura que mi rostro parecía un tomate.

Su voz era lo único que resonaba en mi cabeza y el lugar en el que sus labios habían rozado mi piel, quemaban como si fuego hubiera sido lo que tenía ahí.

Su fuego me quemaba pero la sensación era única.

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora