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—¿Es la talla más pequeña que tiene? —preguntó Rachel por décima vez.

—Así es señorita, es la talla extra chica.

—¿Aún te queda grande? —preguntó mamá.

—No, me queda perfecto, pero el largo de la falda no me gusta demasiado mamá.

Mi ceño se frunció al escuchar eso y salí del probador ya con el uniforme puesto. Rachel estaba frente a mi mamá mientras se veía en el espejo, sin duda no muy convencida de la falda.

—Rachel la falta está como seis o cinco dedos arriba de tus rodilla, es un largo considerable para ser un uniforme escolar.

Bufó, mi falda me quedaba apenas cuatro dedos arriba de mis rodillas y la camisa al igual que el blazer negro me quedaban a la perfección. Estaba satisfecha a pesar de ser un uniforme.

—¿Por qué Madeline se ve perfecta en ese uniforme y yo no? —dijo frutada.

—Rachel no podemos quedarnos todo el día en la tienda solo porqué el largo de la falda no te gusta, compra ese conjunto y en casa arreglaremos ese problema y asunto arreglado.

Mamá era una muy buena costurera le había hecho un vestido a Rachel en el baile de primavera hace dos años, un diseño único.

—Esta bien...llevaré ese conjunto.

Entramos nuevamente al vestidor para quitarnos los uniformes y ponernos nuestra ropa, ya eran las 6 de la tarde, habíamos terminado de arreglar los muebles que habían llegado hoy en la mañana y mañana sería nuestro primer día en un colegio nuevo y totalmente diferente.

Rachel ya estaba afuera cuando yo salí, le entregué el conjunto a la señorita que nos atendía y los llevo hasta la caja donde cobrarían y luego nos entregaron los uniformes, saliendo de la tienda fuimos a comprar medias y sostenes. Algo que sin duda necesitaba.

—¿Cuál crees que es mejor Madeline? —se giró a mi dirección—. El rojo pasión con encajes sexy o el café con encajes negros que sirven para ser cubiertos por ropa.

—Rachel son solo sostenes no es como si alguien lo iba a ver...o bueno quizás si pero no creo que importe —rio bajito.

—¡Este es perfecto para ti! —dijo agitando un sostén morado con pequeños y sutiles encajes blancos—. Es bellísimo y va con tu tono de piel.

—Rachel tiene razón Mad, es uno muy bello.

Y tenían razón ese sostén tenía algo y me gritaba que lo comprará por lo que lo hice junto a unos pares más, luego salir de la tienda de lencería compramos unos cafés capuchinos y fuimos al estacionamiento para ir por el auto de mamá para irnos a casa, cuando me di cuenta de que las agujetas de mis tenis se habían desamarrados.

Me agaché poniéndome de cuclillas y se dieron cuenta de que ya no avanzaba con ella por lo qué se detuvieron ya bastante lejos de mi y estaban por regresar pero las detuve.

—Vayan por el auto en seguida las alcanzó.

Ambas asintieron y se fueron en dirección a el estacionamiento mientras que yo hacía el nudo de mis agujetas con tranquilidad, una vez había terminado me levanté lentamente del suelo tomando nuevamente mi café y antes de dar mi primer paso me pare en seco cuando ví un cuerpo bastante alto frente al mío.

Levanté mi vista un poco, retrocediendo un par de pasos para tener un espacio considerable con el extraño. Rubio, muy alto y unos ojos azul eléctrico, llevaba puesto una camisa blanca ajustada, tenis negros al igual que los pantalones y tenía el cabello ligeramente despeinado. Me sonrió un poco.

—Buenas tardes señorita.

Su voz era gruesa y muy masculina y tenía un toque de amabilidad en ella.

—Buenas tardes.

—¿No eres de por aquí verdad? —una de sus cejas se enarcó ligeramente.

—No, acaba de mudarme ayer, soy Madeline Mason por cierto —le extendí mi mano, él la vio por unos segundos y luego la estrecho.

—Mucho gusto señorita Madeline Mason, mi nombre es Jack Hemmings.

Oh, así que él es uno de esos famosos Hemmings de los que Rachel menviono anoche.

—Un placer Jack, si me disculpas tengo que irme me están esperando.

—Por supuesto —se hizo a un lado—, que tenga una hermosa velada señorita Madeline.

—Solo dime Madeline no acostumbro escuchar a otras personas llamarme señorita.

—Lo comprendo, ya no te quitaré más tiempo, fue un gusto conocerte y bienvenida a Redville.

Le sonreí amablemente y luego me alejé de él casi corriendo ya que él auto se mamá esperaba en la entrada, abrí la puerta de los asientos de atrás y me senté para cerrar la puerta y mamá pusieron el auto nuevamente en marcha de camino a casa para comenzar a preparar la cena.

Perfecto Mentiroso | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora